En su VII edición, el EXIB Música en Portugal nos recuerda que existe una región musical por explorar: Iberoamérica.
¿Qué sucede cuando el idioma compartido puede convertirse en un puente?
El EXIB Música —Exposición y mercado para la internacionalización de las músicas iberoamericanas— nació hace siete años para unir. A la América hispanohablante y de habla portuguesa, con España y Portugal. A los promotores con los músicos. Y así entre ese movimiento, busca desde entonces que empiecen nuevas relaciones, que se difundan los proyectos musicales y que pasen las fronteras que pensábamos que eran el límite.
“Desde la música, la idea de Iberoamérica se entiende mucho mejor que si la vemos desde otros lados. Podemos comprender ese camino de ida y vuelta, de las influencias que corren ahí. Hay una ruta musical que bebe de distintas aguas, muy mestiza, y es esa la que recorremos”, dijo Adriana Pedret, la directora de la feria, en una entrevista que funcionó como conversación y pausa, a pocas horas de terminar el tercer día de movimiento.
Este año el EXIB Música sucedió a finales de octubre, el 21, 22 y 23, en Setúbal, una lindísima y pequeñita ciudad frente a Lisboa, en Portugal. Músicos, productoras, programadoras, managers, bookers, gestores, comunicadores, directores de proyectos, confirmaron por qué es tan, tan, tan poderoso el encuentro físico, luego de casi dos años de separación forzada por la pandemia.
Mientras en una gran parte de Europa comienzan a desempolvar las ropas de invierno y a montar mercaditos de navidad, en Setúbal, el sol y la brisita del río Sado nos obligaron a tomar sesiones de conversa al aire libre y vino bien frío. El GIF bajo ese sol: una plaza con piso de azulejo, un escenario de 10 metros de altura, unas guitarras afinando en prueba de sonido, una nube de gente, una cháchara trilingüe.
“Lo queríamos ya. Dos años de no tocar han hecho su efecto y estábamos con muchas ganas de estos encuentros, así como de ver música en vivo”, contaba Gal Tamir músico de Al’Fado (Israel/Portugal).
La selección de los proyectos que se presentaron en los escenarios se armó de una diversidad donde se mezclaron agrupaciones de música tradicional del país anfitrión, como Monda, artistas de Sudamérica con diferentes trayectorias como la flamante Sofía Rei de Argentina o la brasileña Thais Morell y colaboraciones musicales hechas in situ, para el festi, como aquella de Martín Sued (argentino) con Bernardo Couto (portugués).
Con los paneles fue igual de mestiza la cosa. En tres idiomas alternados —español, portugués e inglés— los asistentes coincidieron, sobre todo, en que trabajar en colectivo es la base. Solas, solos no podemos.
Uno de los colores que pinta a esta feria es la dinámica del encuentro, muy de hacer relaciones desde la conversa sincera, de quedarse conversando sobre música, compartir vino portugués o sardinas y hablar del país de cada unx. Así, tranqui, saboreando los momentos. Eso es justo de lo que hablamos con Adriana, en una buena parte de nuestra conversación:
Ga Robles: ¿Es otra forma de hacer relaciones?
Adriana Pedret : Este networking es para mí el más efectivo. No me siento cómoda con las ruedas de negocios, y puedo decir que he ido a muchas como visitante, como receptora. He regresado con una maleta de tarjetas, pero me genera angustia no recordar todas las personas que conocí. En este formato puedes conocer muy bien el proyecto del otro, pero también tienes la posibilidad de compartir lo tuyo, de coincidir y a partir de ahí cocrear. Y eso sucede. Surgen colaboraciones duraderas y que funcionan.
G.R: Y a nosotras las personas iberoamericanas que somos muy de mirarnos, abrazarnos.
A.P: Claro, para nosotros las relaciones humanas tienen mucha importancia. Esa capacidad de relacionarnos emocionalmente también da para crear desde otros lugares, sin reproducir fórmulas, sino crear encuentros cálidos a nuestra medida, con nuestros lenguajes y desde nuestra emocionalidad.
G.R: ¿Cuál es la comunidad que EXIB quiere?
Con frecuencia hemos recibido personas que buscan un espacio grande de interacción y les es más difícil esto de las distancias cortas, viste, pero con los días, la dinámica EXIB termina “doblegando” a muchos de ellos. Si tuviéramos que definir nuestra comunidad sería esa de personas que estén en la capacidad de compartir en las distancias cortas. Que tengan la disposición de convivir, hacer relaciones sólidas y vivir la música así.
Una ruta para la música de raíz
Muchas de las personas que estaban ahí, tenían como próxima parada Womex, el gigante evento dedicado a mover las músicas del mundo —o world music— que este año se celebró en Oporto, apenas una semana después del EXIB.
En un mundo en el que la música es parte de las industrias culturales y creativas (ICC), los dos tipos de acercamientos tienen su importancia para sostener proyectos, garantizar giras, conocer y darse a conocer. Sin embargo, es en los espacios pequeños donde hay más cabida a profundizar las relaciones. Los puentes son necesarios, tanto como cruzar por el puente.
Esta nota sale al aire gracias a la Red de Periodistas Musicales de Iberoamérica (REDPEM) con las antenitas siempre abiertas a la difusión de la música que explora las raíces sonoras de los países de la región.