«Uno se debe al cine y luego a un lugar u otra cosa»

por JJ Alomía

banner-Detectives-Fantasmas (1)Sebastián Cordero - Radio COCOA

 Entrevista por: JJ Alomía

Foto portada: Sebastián Benalcázar

¿Puedes comparar este momento, el estreno de Europa Report con el estreno de Ratas Ratones y Rateros?

Ha pasado mucho tiempo. Me acuerdo que con el estreno de Ratas sucedieron muchas cosas donde se fue generando expectativa. La película, primero, se estrenó en festivales y empezó sonando afuera y tuvo mucha repercusión en ese lado, y cuando estrenamos aquí fue el 25 de Diciembre del 99 fue una cosa muy especial. Hubo una energía súper fuerte y entusiasmo grande de la gente, aunque no sabíamos lo que se iba a convertir a nivel de público, y lo que fue Ratas en ese momento, en Ecuador.

Ahorita antes del estreno de Europa Report hubo un sentimiento extraño, pero muy parecido. Las  funciones que hemos hecho previas a la premiere han tenido muy buena energía y buena respuesta de la gente. A pesar  de ser una película distinta siento que hay algo que está enganchando. Siempre, antes de que la película se lance, hay incertidumbre.

¿Qué pensaba el Sebastián Cordero que empieza a escribir Ratas, y el Sebastián que ahora estrena Europa Report y empieza un nuevo proyecto?

Es otro momento completamente. Cuando empecé con Ratas era un poco probar la posibilidad de hacer cine en serio, probar un camino que había querido recorrer toda la vida. En este momento, siento que tengo varios caminos al frente, bastantes definidos. Siento que todavía hay bastante por recorrer, que falta mucho para hacer las pelis que uno se imagina o tiene dentro. Soy consciente que tengo muchísimas más herramientas y un camino más claro frente a mí.

Sí, es un sentimiento bien distinto.

Europa Report

Europa Report

Como director, ¿cómo encuentras tu visión en cada película? ¿Hay  diferencia entre escribir y dirigir un guión o trabajar con el guión de alguien más?

Cuando empecé a entusiasmarme por el cine no sentía que dominaba «cómo funciona un guión». Para mí el guión era un gran misterio, sentía que si alguien más lo podría hacer por mí, yo sería muy feliz. Como estudiante de cine sentía que eso era lo más jodido, y que era una necesidad.

El otro día en Cuenca en el Laboratorio de Guión, uno de los talleristas dijo algo así como “yo soy cineasta, pero cuando escribo un guión siento que escribo una sinfonía”. Es algo totalmente complejo, solitario. Yo sentí siempre que tenía la necesidad de escribir mis propios guiones porque sino nadie lo iba a hacer por mí. De repente cuando ha salido la oportunidad de un colaborador o de usar otro guión de alguien más, no tengo un rollo, ni personal, ni de ego. Yo creo mucho en el proceso colaborativo del cine. No me pasa que siento que una película es más mía porque el guión fue mío desde el principio. También siento que mis películas han sacado cosas de otros lados, se han inspirado de vivencias o anécdotas que vives o alguien te cuenta, hay muchas cosas por ahí.

La autoría está en muchos lugares. Creo que las decisiones de por qué se filma la película de una manera y no de otra, decisiones de por qué armar el set de esta forma, cómo trabajar la puesta de escena… son una serie de elementos que le hacen única a la película. Igual hay un proceso donde tú tienes que trabajar con los productores, con el equipo creativo para llegar a consensos. A veces, uno no puede tener la toma que quiere porque no se logró conseguir los recursos. Hay cosas que hay que dejarlas ir. Pero al mismo tiempo, buscas que no se pierda la esencia de lo que buscas; es muy parecido cuando estás trabajando y se plantean distintas opciones, si dejas una línea de diálogo, si pones un ritmo más lento o más embalado. Muchas cosas.

¿Qué te ha dado cada una de tus películas?  ¿Qué aprendizaje hay en cada una de ellas?

En Ratas aprendí a confiar en mi instinto, en mí mismo, en lo que quería contar y cómo contarlo. También hizo darme cuenta que nadie iba a tener el estándar de calidad que yo quería tener. Si uno mismo no está encima de eso, nadie va cuidar la película como uno. Fue descubrir que sí había un camino. Antes de estrenar Ratas yo pensaba que posiblemente me iba a tocar buscar otra actividad después, o que hacer cine iba a ser mucho más esporádico.

Crónicas fue un ejercicio de mayor rigor, de pensar más en grande, abrir otros horizontes. Fue una película donde me di cuenta que el proceso del cine posiblemente me iba a absorber mucho más en mi vida personal de lo que pensé antes. Fue como ir cerrando un compromiso: darme cuenta qué tan atado está el tema de guión-personajes con la actuación, con todos los procesos, cómo es una sola cosa, aunque tienes miles de herramientas. Fue un trabajo de mucha exigencia.

Sebastián Cordero- Radio COCOA

Promocional de «Ratas, Ratones y Rateros»

Rabia vino después de la frustración de Manhunt. Fue el restablecer mi vínculo con el cine desde mis propios términos aunque la película haya sido hecha en el Ecuador. Fue una película que dictó sus propias reglas. Siento que con Rabia sí aprendí muchísimo en cuanto a la meticulosidad de la película. Es una película que está muy planificada, muy pensada y que funciona como una maquinaria de reloj muy pesada: si mueves una pieza, un solo elemento, todo se puede desarmar muy fácilmente. Como director, como artista, como contador de historias fue llevar al límite a tantos elementos de forma como de contenido.

Pescador me enseñó a ser más libre, a que la película dicte sus reglas, a dejar que los personajes se vayan definiendo por el camino, a jugar con mucho rigor pero planteando una libertad que era muy interesante. También es una película donde siento que me conecté mucho con el personaje. El guión tiene dos formas de desarrollo. Por un lado tienes el desarrollo de personaje y por el otro, la trama en sí. Y siempre hay una trama que va mejor con un personaje y viceversa. En Pescador empecé desde una trama y de ahí me fui a un personaje, y el personaje fue quien dictó como debía ser la película.

En Europa Report me di cuenta que es la película la que manda, no uno mismo. No va de yo tratando de poner mi marca de director, sino ver qué pide la película. Y, finalmente, si eso funciona, eso es lo que me va dar la marca como director. Fue aprender a ponerme en segundo plano.

¿Podemos hablar de Manhut, la película que no se dio?

Es raro con ese proyecto lo que me pasó. Que con algo que no se dio, con algo que no existe, adquirí más notoriedad, o hasta más fama. De repente, de la noche a la mañana, estaba en la primera página de un montón de medios por algo que todavía era un proyecto y no llegó a existir. En Estados Unidos sí había más respeto por mi trabajo. De repente, sólo el hecho de que esté a bordo de ese proyecto ya me daba mucho más respeto para cualquier reunión con cualquier productor. A mí no me gusta hablar de las cosas antes de que sucedan, y esto se regó. Fue una gran lección de que todo se puede caer de la noche a la mañana, en cualquier proyecto. Yo siento que esos ocho meses fueron un posgrado de cine en cuanto al manejo ya con la industria, en cómo funciona el cine en Estados Unidos, en Hollywood, en Los Ángeles. Evidentemente se dio mucha frustración, pero de todo se aprende.

Sebastián Cordero - Radio COCOA

Fotograma de «Pescador»

En cuanto a eso, proyectas un nombre y te conviertes en un referente para otros cineastas, otras generaciones ¿Es algo en lo que piensas? ¿Es algo importante?

La plena me gustaría poder verme desde afuera, es una de las cosas que uno no puede hacer. Lo mismo me pasa con mis películas: me encantaría borrármelas de mi cabeza y verlas de manera objetiva porque es lo único que no puedo hacer. Yo cuando veo mis películas nunca las disfruto. No puedo sentarme a ver la peli y sentir lo que sería por primera vez, y lo mismo me pasa con mi percepción de mí mismo.

Claro que es importante pero no es algo que lo puedo pensar todo el tiempo. Si yo empiezo a tomar cada decisión pensando en qué proyecta eso, me paralizo. De hecho en todas las etapas siento que estoy más concentrado en la película. Hay momentos en los que uno dice: «qué interesante sería si tomo una decisión». Por ejemplo, si ahorita en Estados Unidos me proponen algo más grande sería súper atractivo. Sí hay un lado de mí que diría: “¿qué significa eso dentro de mi carrera?”. Lo que está atado es qué proyecta eso, pero finalmente va a ser el proyecto en sí, el que me haga tomar la decisión, lo que me entusiasme a nivel personal, de corazón, de estómago. Es difícil estar pendiente de qué significa cada acto.

¿Cómo entras a tu próxima película?

Entro con todas las dudas con las que se entra a cualquier proyecto. Con una idea potencial de lo que podría ser la película. Cuando vas al cine pasa algo como espectador: hasta que la peli te diga lo contrario, uno entra con la posibilidad de que la peli sea lo mejor que has visto en tu vida y, tal vez, si las cosas empiezan a decepcionarte, dices: “esto ya no me gusto”. Cuando haces una película es también lo mismo: empiezas con la posibilidad de la película sea realmente grande, pero en el camino la película se va convirtiendo en algo. A veces crece, otras veces se queda un poco en la ambición, a veces no funciona igual o se transforma en otra cosa. Es súper interesante ir viviendo ese proceso, viendo a dónde te lleva. Siento que en esta película tengo que rodearme de grandes colaboradores, y básicamente concentrarme en la historia que hay que contar. No estoy confiado, pero tengo imágenes en la cabeza, que si se las logran van a ser muy potentes.

Sebastián Cordero - Radio COCOA

«Rabia» – Afiche promocional

¿Hay algún sentido en concebirse como cineasta ecuatoriano?

No lo sé. Uno es cineasta en general y de ahí hay un montón de elementos que a uno le dan identidad, puede que ser ecuatoriano sea uno de ellos, pero no es lo único. Es raro. Cuando empecé con Ratas nunca sentí la necesidad de vender la película como una película ecuatoriana; sin embargo, el rato que empezamos a diseñar el afiche nos dimos cuenta que esa identidad sí le beneficiaría, sobre todo aquí. El afiche que diseñamos es una trampa de ratón pintada como bandera ecuatoriana, entonces le dimos ese ceño gigante porque sentimos que le iba a ayudar a la película. Yo creo que uno pertenece a muchos grupos, a muchos lugares, a muchos países, uno tiene muchas influencias, entonces creo que primero uno se debe al cine y luego a un lugar u otra cosa.

¿Como ves el trabajo de otros cineastas de acá?

Hay cosas que me gustan mucho. No veo todavía suficiente consistencia. No siento que las cosas todavía encajan en un lugar donde dices: “ ya, con tal cineasta nunca me decepciono, siempre va haber algo bueno”. Siento que hay trabajo desigual. Hay trabajo que me encanta. Lo admiro profundamente. De las recientes, Con Mi Corazón en el Yambo, Roldós, Resonancia… muchas en el documental. Me gusta mucho Mejor No Hablar de Ciertas Cosas, me gusta mucho Esas No Son Penas; son películas coherentes con propuestas, son películas muy sólidas.

Le tengo mucha fe a Mateo, pero no siento que todavía ha hecho su gran película, todavía tiene camino por recorrer. Hay mucha gente a quien le tengo bastante fe, pero siento que falta más rigor, empujarse más lejos, en muchas cosas, en el guión, en la ejecución.

Para mí hay algo muy básico y es el concepto de la edición, en todo sentido. Si tú hablas de edición a nivel literario, la persona que revisa los textos y quita, cambia, mueve cosas, es una pieza clave en la literatura; creo que esa responsabilidad en el cine se divide entre algunas personas, y siento que muchos de los cineastas locales les cuesta sacar, eliminar. Siento que la gente está muy atada al esfuerzo que fue hacer una película y no lo ven con la frialdad de decir: “no, esto no funcionó mejor la elimino». Creo que es preferible pecar de menos claridad, a que digan «a eso no funciona”. Hay que tener lo necesario y que funcione. Pero siento que sí se podría ir más lejos con esa exigencia.

Tal vez me equivoco, tal vez no va por ahí la cosa. En Cuenca hablaba con gente de otros países que estaban expuestos por primera vez a cine ecuatoriano y el consenso general era que el cine ecuatoriano es un cine muy joven, con todo lo positivo y lo negativo que eso puede implicar. Me pareció muy acertado decir que es un cine que todavía está buscándose, y en ese proceso se puede llegar a algo muy potente. Creo mucho en la posibilidad de sorprender: que llegue una película de la nada, me interesaría que no llegue desde un sitio obvio, si hay la posibilidad de buscar un lenguaje propio a cada película y explotarlo con el rigor que se merece.

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