Carlos Echeverria Kossak presenta su exposición “Narrativas Habitables” en el Espacio Arte Actual. El artista de 31 años, regresó al país hace un año y medio, tras once años de estudio más un doctorado por la Academia de Bellas Artes de Cracovia, Polonia.
A grandes rasgos, la obra de Echeverría podría ser vista como una crítica directa hacia la política y el poder. Pero sus obras trascienden este mensaje. El activismo de denuncia e inconformidad frente al sistema no es algo que desee plasmar en el lienzo.
Según Carlos, “más que política, se representa una dinámica de poder. Se maneja una cuestión de poder, jerarquizaron, evolución y segregación. Es un comentario acerca de una naturaleza humana, de aquella cuestión precaria del poder que viene desde hace siglos, desde los principios de la civilización”.
¿Qué otro tipo de dinámicas fluyen en las obras?
Aquellas de ponerse en un plano de saturar o resaltar alguna parte de la realidad. Lo que no quisiera es crear un mundo fantástico, una simple utopía de lo que yo quisiera que sea; sino a base de lo que es este mundo, ir armando una narrativa. Me gusta ese pensamiento de Nietzsche que habla acerca de un mecanismo de motivación, de un contagio y de estar encantado con el mundo para buscar la poética de la realidad… más que criticarle o negarle.
En tus obras hay un claro manejo del espacio ¿Cómo funciona en tus cuadros?
Está manejando diferentes temas. Incluso, el poder de la naturaleza, el poder que tiene una gran ola encima de una ciudad, el poder del tiempo por encima de una construcción o ícono humano. Hay algunos cuadros que expresan el reposicionamiento de la naturaleza en el espacio. También, el ser humano en su espacio y su relación frente a él. Hay trabajos figurativos bastante teatrales y otros muy vacíos que de por sí te introducen en un estado de ánimo. Todos los mecanismos del cuadro te llevan a alguna parte… tienen una relación.
¿La técnica mixta, en la que se maneja el collage junto con la pintura, es una forma de buscar esta poética de la realidad?
De a poco se va armando el lenguaje. El collage y las pinceladas representan ciertos estado de ánimo. Es interesante, porque hay cómo trabajar con el espectador. Estas maneras de expresión, que chocan entre si, permiten que existan contrastes que de alguna forma, estimulan. Por ejemplo, me gustan estas formas arquitectónicas totalmente planas que vibran mucho en el cuadro junto a las pinceladas o con un manchón de pintura. Hay una estimulación gracias a estos contrastes, de una pintura lanzada contra un plano totalmente pulcro y limpio. Son formas de manejar el lenguaje visual. No hay que embaucarse en un solo estilo, sino en una mezcla de diferentes posibilidades que te da la pintura, que son infinitas.
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Carlos Echeverría se aleja de aquel debate actual sobre si el arte tradicional está o no, en una época de declive por las nuevas tecnologías. Parecería que las artes plásticas tendrían las de perder frente a otra serie de estímulos, expuestos a través de un arte multimedial.
“Hace un par de años pensábamos lo mismo con el grupo Strupek de Cracovia. Por eso nació la idea de llevar algunas exposiciones hacia aquellos grupos de gente que nunca las podrían ver. La muestra era sobre ciertas galerías a una escala 1-10. La dinámica era buena porque habían videos y todo lo demás…”, dice Carlos. “La (muestra) la llevamos al pueblo Amazonas, a una hora de Lago Agrio. Logramos reunir como 300 personas, que en esa región significaba traer a pueblos enteros en buses. Uno juraría que se iban a concentrar principalmente en los videos, pero no. Había una cierta tendencia a apreciar el fetiche. El hecho de que el arte sea reproducible un millón de veces, es estimulante (refiriéndose a la difusión del arte). Por otro lado, esa sensación de tocar aquella pieza, esa reliquia como una en un millón, bajo esa visión precaria del arte, le da un cierto valor no muy racional, pero que existe y funciona”.
¿Crees que en la actualidad hay una competencia de estos dos tipos de arte?
En ningún momento siento que compiten. Me parece válido jugar con esas herramientas. Un nuevo mecanismo de expresión no mata al viejo, la mala pintura mata a la pintura, no el video.
Ahora hay una saturación de arte, como por ejemplo en el museo de Louvre, donde la cantidad de tiempo que el espectador va a invertir en apreciar una obra de arte, es de tres segundos… Creo que tal vez está muriendo la idea de la aglomeración del arte estático en un solo espacio, más que la pintura de por si.
Al utilizar las nuevas tecnologías para difundir el arte, ¿estaríamos restando el valor de reliquia a una pieza de arte?
Hay críticas del cambio que ha vivido el espectador. Toda obra maestra con sus sutilezas (técnica) y todo lo que llevó a crearlas, están reducidas a una producción digital que reduce estas cosas. Esto le quita sensibilidad al espectador; se atrofia en ese sentido.
Pero en el mundo, con sus absurdos, hay estos choques de conceptos por los flujos de información. Hay muchos fenómenos en cuestión de cultura que son unos grandes signos de interrogación y este es uno de ellos.
Si tomamos este fenómeno en cuenta, ¿cuál debería ser la posición actual del artista?
Difícil. Difícil ponerse en la posición de juzgar algún comportamiento dentro del arte. Sólo mucha sinceridad con uno mismo, con el mundo donde uno vive y un constante uso de la libertad. No creo que el arte debería repetir estereotipos, sino entrar en una posición de observador y plasmar lo que estás viendo.
Hay que aprovechar esta libertad de estar solo y que nadie te va a decir cómo tienen que ser las cosas. No te van a censurar. En el arte no hay que respetar reglas determinadas, se puede hacer lo que quiera, es el zenit de esta posibilidad de estar solo.
¿Enfocarías tu arte en alguna tendencia específica?
No. Tiene que haber un espacio de experimentación, improvisación y de búsqueda. Lo que me gusta de la pintura es armar un mundo propio, como ventanas que dan a otros espacios.
Cuando pinto un cuadro, los borradores son muy pequeños. No diseño una obra que después la paso exactamente a un cuadro. El borrador es tu formato, tu idea, pero puede cambiar. En cierto momento puedes dejar esas puertas abiertas que te pueden llevar a otras posibilidades. En una exposición en Cellar Gallery de Cracovia, un cuadro me gustaba tanto verlo empacado en plástico, que no lo desempaque para la exposición. Otro cuadro mostraba un personaje que cuando se cortaba la mano, salía un chorito amarillo. De pronto, saque un pincel y seguí la línea por la pared hasta el piso.
Hay que dejarse llevar por la obra y experimentar, no decir: “pertenezco a una predeterminada gaveta. Pienso que hay que investigar, estar abierto a dejarse sorprender. Si no, el proceso se puede volver un poco aburrido.
*La muestra permanecerá abierta hasta el 1 de Febrero