En Esencia: Volviendo a la tierra con Inmortal Kultura

por Katicnina Tituaña
Para entender mejor de dónde nace y de qué se alimenta la sonoridad y el discurso que caracteriza a Inmortal Kultura, visitamos a uno de sus integrantes y líder, Yuyak, en su casa en la comunidad de Perafán, ubicada en el cantón Cotacachi. Este es un resumen de esa visita y de su carrera hasta el momento.

Descubrí a Inmortal Kultura en noviembre de 2021 a través de un reel de Instagram. En la tarima aparecía una niña kichwa, Sayuri, vestida de anako y sombrero, con un micrófono en mano, rapeando con tremenda energía y seguridad. En otras tomas del video aparecen dos muchachos de trenza larga, vestidos de blanco y con pañuelos rojos alrededor del cuello, también dejándolo todo en el escenario: Yuyak, hermano de Sayuri, y Alexander.

De ese descubrimiento, unas semanas más tarde nos conocimos durante el rodaje de uno de sus temas musicales, Llaktaman, para la serie de sesiones #RC_rap producida por Radio COCOA, y para la cual amablemente habían aceptado nuestra invitación (échenle un ojo aquí).

Desde entonces, he seguido el proyecto a través de redes sociales, curiosa y atenta a la música y videoclips que liberan y que van confirmando la hondura de su propuesta. Para entender mejor de dónde nace y de qué se alimenta la sonoridad y el discurso que caracteriza a Inmortal Kultura, visité a uno de sus integrantes y líder, Yuyak, en su casa en la comunidad de Perafán, ubicada en el cantón Cotacachi.

Este es un resumen de esa visita y de una conversación en la que, además de hablar sobre Del Campo a la Ciudad, el primer trabajo discográfico del dúo, lanzado en octubre del 2022, abordamos temas alrededor de la identidad, la ancestralidad, la importancia de la autocrítica y los sueños premonitorios. Continúa leyendo.

«Seremos los ancestros de alguien»

De mi casa a la de Yuyak el trayecto dura unos 12 minutos en taxi. Yuyak me recibió acompañado de sus mascotas en el estadio de Perafán. Cruzamos una cancha hasta llegar a su casa y allí saludamos a su madre que calurosamente me dio la bienvenida. A continuación, Yuyak me invitó a pasar a una casilla circular ubicada en el patio, desde donde se podía contemplar el paisaje.

Nos acomodamos en unos asientos de madera y desde la primera pregunta (preséntate, por favor), puedo confirmar que la historia de Yuyak es la de una persona fuera de lo común. El nombre que escogieron sus papás y que consta en el registro civil es Milton Jefferson, pero el nombre que escogió él para sí mismo y que consta en su espíritu desde hace cinco años aproximadamente es Yuyak, lo que en idioma kichwa quiere decir: pensador ancestral.

“En el 2016-2017 tuve este acercamiento más a la cultura, porque antes vivía en Quito. En este cambio de entorno, al mismo tiempo, de conciencia y de volver a la tierra, fui buscando y pensando mucho quién era yo. Entonces fui reconstruyéndome y por eso ahora soy Yuyak”.

Eligió ese nombre porque, como él lo plantea: “Vamos a ser los ancestros de alguien, entonces darle un buen significado es poner una semillita para cambiar este mundo”. Cuando en 20, 50 o 100 años las nuevas generaciones regresen a ver hacia el pasado, Yuyak quiere ser ese ancestro que dejó sembrando cosas buenas en medio de una vorágine de consumo y llevar ese nombre de alguna forma lo mantiene comprometido. Pero dar con la palabra precisa requirió de un largo proceso de autoconocimiento y paciencia, que solo pudo enfrentar cuando dejó la ciudad por el campo.

Asimilación cultural

Yuyak vivió en Quito por cuestiones económicas de su familia desde los ocho años, pero: “Nunca me gustó vivir en la ciudad, o sea, fue otra realidad, un cambio bastante duro para mí”, cuenta. Le cortaron el cabello, un aspecto distintivo de los hombres de algunos pueblos Kichwas, para asimilarse dentro del mestizaje capitalino, así que por ese lado no lo excluían, pero recuerda con claridad el acoso escolar que experimentó por su acento al hablar y por su color de piel.

“Cuando fui a Quito lo que más me marcó es, por ejemplo, que nosotros tenemos nuestros acentos que son del kichwa pero que los mezclamos con el español. Cuando fui a la escuela empezaron a burlarse de mí: ¿por qué vos hablas así, por qué no hablas bien?”.

“¿Por qué no hablas bien?”, esa pregunta se le clavó en la mente y lo forzó a regular su forma de hablar para acomodarse al entorno y evitar el acoso. Así, entre la asimilación y la coalición con otros niños que también eran de comunidad pero que habían crecido toda su vida en Quito y que ya sabían cómo defenderse, Yuyak sobrevivió a la escuela. Para él, como para muchos indígenas, sobrevivir en la capital significó perder su identidad. 

Tuvieron que pasar varios años antes de que Yuyak superara “esa confusión de querer ser diferente”, menciona, aludiendo a la asimilación cultural que vivió de niño. Se sentía desconectado de su lugar de origen y se resistía a creer lo que alguna vez unos amigos le dijeron: “Algún día la tierra te va a llamar”. Al final, no obstante, fue exactamente lo que terminó pasando. “Me siento bien, me siento mucho más cómodo de lo que vivía antes”, asegura hoy con 25 años.

Regresó al campo hace algo más de cinco años. Desde que volvió a Perafán ha vuelto a hablar el kichwa mucho más, especialmente con su madre. Cambiar el ruido, el smog del tráfico y el caos por las montañas y la vida comunitaria es lo que Yuyak llama literalmente “volver a la tierra”, un mensaje que ahora es constante en los temas de Inmortal Kultura. Se dejó crecer el cabello y volvió a conectar con su identidad y los valores andinos para estar en armonía con su entorno; fue entonces cuando empezó la búsqueda de un nombre que lo representara y cuando empezó a soltar rimas en su lengua materna.

Hago rap kichwa porque esa es mi realidad

vía Facebook

Fue en la adolescencia cuando Yuyak descubrió el hip hop influenciado un poco por sus hermanos. Al principio lo escuchaba por la radio sin ser muy consciente del género. Luego, alrededor de esa misma época: “Tuve un golpe fuerte por algunas cosas que pasaron en mi familia y dejé el colegio. Entré a trabajar en construcción y luego volví a entrar al colegio en la nocturna y en la nocturna sí ya fue esa onda más callejera de conocer en realidad panas que conocían de la cultura hip hop”.

Menciona a Estrategia y Tzantza Matantza entre sus referentes musicales. Sobre todo Tzantza Matantza le causó un impacto más profundo, porque abordaba el tema de buscar una raíz identitaria.

“Uno de los pioneros que me marcó bastante para poder hacer rap kichwa se llama Tzantza Matantza y esta banda, a pesar de que no son kichwas, no son considerados indígenas, hablan netamente de la raíz shuar. Ellos fueron un gran referente como para hacer música ancestral o rap kichwa, pero con un toque más hardcore”.

Antes de que alcance a preguntarle, Yuyak menciona también a Los Nin, la primera agrupación de rap kichwa en Ecuador que se dio a conocer alrededor del 2008. Los vio por primera vez en la televisión y ahora incluso han hecho colaboraciones, pero en aquel momento no conectó tanto con la propuesta liderada por Sumay Cachimuel.

“Estaba ahí el Sumay con su onda, haciendo rap kichwa, pero era un poco más folclórico y alejado a lo que yo estaba viviendo. Ellos nacen de Yarina, entonces es netamente tradicional; tienen esa fusión que ha sido buenísima para mí como referente para apegarme a la cuestión cultural, pero yo estaba viviendo otra onda que era un poco más fuerte, más calle, por ende tengo ese apego más fuerte al rap pesado que nosotros hacemos ahorita, y por eso mi referencia es Tzantza Matantza”.

vía Facebook

El dúo que ahora conocemos se formalizó en el 2019 con la impronta de rap bilingüe (kichwa-español), fusionando sonoridades andinas con beats del hip hop. La entrega de las rimas es más bien tosca y sus letras son mensajes de protesta social y resistencia.

Ahora hago rap kichwa porque esa es mi realidad. Lo que me enseñaron mis panas y el tiempo es que en el hip hop existe esto de “ser real” y ser real no significa que se tenga que hacer hip hop o rap de una sola manera, sino, hacerlo desde el entorno de uno mismo. Al venir acá tuve este encuentro con mi identidad y me di cuenta que estaba viviendo una realidad muy alejada a lo que yo era. Entonces, por esta pérdida de identidad que yo mismo tuve, que me tocó pasar, y este reencuentro y este despertar, es por eso que empecé con más fuerza a hacer rap kichwa, porque es lo que yo estoy viviendo”.

Del Campo A La Ciudad

Nueve canciones integran Del Campo a la Ciudad, el primer trabajo discográfico del dúo, publicado en octubre de 2022. Entre los nueve temas se encuentran canciones que fueron liberando desde el 2019 como “Más runas que nunca” (2019)  y “Shinami” (2021). Además, incluye otros temas colaborativos con Sumay Nin, La  Mafiandina, el rapero peruano Liberato Kani y el grupo cultural Colectivo Yama.

Con “Kaypimikanchik” (Aquí estamos) empieza a desplegarse el manifiesto en el que se convierte el álbum al prestarle oídos de principio a fin. Kaypimikanchik es una proclama, un grito colectivo “que solo al escucharlo nos causa estremecimiento a todos los que nos sentimos identificados con la lucha social”, explica Yuyak. 

Esta frase suele estar presente en marchas, protestas o incluso celebraciones de los pueblos originarios a fin de reivindicar nuestros sentires, formas de vida, y de pensamiento; abrir el disco así, entonces, es una invitación, una convocatoria a unirse, a alzar la voz, a no tener miedo y a no callar. 

“Shinami”, la siguiente canción, en cambio permite ver una de las formas de vida que se mantienen en el campo con la siembra y la comunidad como núcleo de esa vivencia. Al mismo tiempo, sin embargo, Inmortal Kultura habla del contacto que las generaciones kichwas más jóvenes del campo mantienen con la ciudad y cómo esto ha creado una suerte de dualidad que, lejos de ser una flaqueza, fortalece la identidad. 

Después de la convocatoria y la reflexión, llega el festejo con “Inti Raymi Rap” featuring Ajeno Mc, Amahury y Sumay Nin. El tema habla del Hatun Puncha (o el gran día) que se celebra durante el solsticio en agradecimiento al sol y la tierra por las cosechas y que se ha mantenido vigente con fuerza generación tras generación. 

El videoclip de este tema en particular muestra cómo lo viven las comunidades indígenas de Cotacachi, descrito en una estrofa así: Estoy en vísperas esperando lo que voy a llevar / un Aya Huma, unas botas y detrás de mí un acial / la chicha nunca faltará / me purifico en el agua de vertientes y cascadas que hay en mi comunidad

El álbum continúa con temas que hablan de experiencias más personales como “Pichay”, una canción sobre sanar el espíritu para curar el cuerpo físico a través de prácticas ancestrales como el soplo y el uso de plantas medicinales. «En la canción hablo de que hay que soplarse, hay que limpiarse y con eso se destroza la enfermedad o la maldad«, explica Yuyak. A continuación, siguen «Hanayman» una colaboración con Liberato Kani, «Yuyak», «Más runas que nunca», «Shayari» featuring La Mafiandina y por último, «Curanderas» en colaboración con Colectivo Yama.

***

Aunque en varios momentos de nuestra conversación Yuyak me menciona que nunca le gustó la dinámica citadina de la capital, reconoce que quizá hoy no sería la persona que es sin haberla vivido.

Muy probablemente, Inmortal Kultura sería una cosa muy distinta o no existiría, eso solo lo podemos especular. Lo que sí sabemos y lo interesante de esta propuesta musical es que funciona como un puente entre dos realidades desconectadas: el campo y la ciudad.

Con cada canción Inmortal Kultura invita a cruzar ese puente, no importa en qué extremo estés ni la meta es que llegues al otro lado, solo que empieces a caminarlo, pues el trayecto en sí mismo puede cambiarte. 

Al término de la entrevista, Yuyak me invitó a conocer su chakra, donde su madre y él han sembrado alimentos para consumo propio y cosechamos una funda llena de mandarinas que me regaló para llevar a casa y compartirla con mi familia. En la siguiente visita debo recordar llegar con algo también en las manos. Al final, Yuyak me acompaña y mientras esperamos el bus que me llevará de regreso a la ciudad, conversamos sobre sueños premonitorios.

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