Los Amigos Invisibles quieren llevarnos de paseo a «El Paradise», un night-club ficticio que cobra vida en sus 11 temas nuevos. ¿Se apuntan a la rumba? Lean El Review.
Ahora son cuatro: Chulius, El Catire, Mamel y el Maurimixx, y quieren, tras más de 20 años de historia como banda, mantener vivo el fuego de la gozadera que la banda inventó cuando apareció en el 91. Escuchamos su último disco, El Paradise y lo desmenuzamos con paciencia para ver si lo lograron.
De entrada hay que entender que El Paradise es un disco conceptual, una apuesta que los Amigos han explorado por encima en su discografía. Con este, se fueron de cabeza para conectar los temas entre sí y de esa manera crear una experiencia. Este álbum es de esos que no tienen sentido si no se escucha cada tema en el orden planteado por el artista, uno por uno. El efecto está redondeado principalmente por los interludios que lo pueblan.
Entre atmósferas eléctricas creadas por sintetizadores brillantes y la voz aguardientosa de un maestro de ceremonias, vamos sumergiéndonos poco a poco en una atmósfera poblada de humo, olor a ron y luces de neón de una discoteca old-school. No es una de esas donde los pelados de ahora farreamos con el último hit de Jack Ü o Daddy Yankee. Es de esas a las que irían nuestros viejos, nuestros tíos o nuestros primos grandes para descargar como lo hacían en sus tiempos mozos. La experiencia del Paradise es bastante sabrosa.
Su onda discotequera retro es un plus contundente que ayuda a sostener el disco en su onda vacilona y le da una dimensión adicional a los temas. No todas las canciones son increíbles, y el disco sí se carga un par de puntos bajos que matan un poco el mood de la fiesta. Luego de escuchar la música de Los Amigos desde hace un buen tiempo, siento que esto se debe a que quizás estos temas se alejan demasiado de la onda de la banda. Quizás fueron un intento un tanto forzado de reinvención.
Es más, el tema que menos me llega es el que se hizo para pegar antes del lanzamiento: «Dame el Mambo». Si bien tiene una base rítmica poderosa, la letra dice muy poco y la melodía no fluye con la misma vaselina que tienen las otras canciones. Otro momento que me saca de onda es «Aquí Nadie Está Sano», que incluye un featuring con Los Auténticos Decadentes. La letra podrá ser más interesante y divertida, pero el ritmo es lo que falla esta vez, principalmente por el sintetizador que explota en el tema durante sus momentos más movidos. Parecería que el funk y la cumbia villera no mezclan muy bien.
Una vez pasados esos malos tragos, lo que queda de la rumba es funk caliente y explosivo, con la dosis perfecta de veneno tropical. Esta mezcla es el fuerte de los amigos, y en la mayoría de lo que suena en el Paradise brota sólo como los amigos saben hacerla brotar. Por ahí se siente el merengue, por acá la samba, por el otro lado el disco, ahí ataca el bolero.
En todo este trip se sienten algunos cambios en la sonoridad de la banda, que quizás son inevitables con el cambio de su formación. La guitarra ya no suena tan percudida como antes, y ahora se inserta más melodiosamente en la base de las canciones. Los sintes no han perdido su personalidad, pero ahora parecen haberse acoplado a un coro secundario que aparece como detalle novedoso en varios temas. La batería también parece haber perdido un poco de protagonismo entre la base merengosa de la mayoría de canciones. Aunque sí se sienten, éstos no son cambios que estorben, y por el contrario parecen acoplarse bien a la sonoridad de la banda, dándole matices nuevos que le sientan bien.
Puntos altos en esta experiencia de escucharlos son «Viajero Frecuente del Amor», «Eres mis Ganas» y «Contigo». Rescato también «Sabrina», que es otra de las exploraciones alocadas del disco, pero que funciona mejor y se condimenta bien con la voz del legendario salsero Oscar D’ León, y con una base de percusión que remite a la samba.
Entre estos temas, lo más bacán es lo romántico de la letra. El Paradise es un disco para enamorarse bailando. Se puede disfrutar como un elemento dedicable o como un elemento de conquista, sin ser cursi ni pastoso, sino atrevido.
A pesar de que ya no están todos los de siempre, Los Amigos siguen sonando como sonaban, siguen siendo nuestros panas en la pista. Con El Paradise, volvieron a cantarnos las verdades de la fiesta en español, después de un coqueteo con el inglés que les pareció «natural» en su disco pasado. De alguna forma, están explorando posibilidades nuevas, al mismo tiempo que se plantean volver a sus orígenes, literalmente.
Recordemos que hasta hace poco tiempo Los Amigos Invisibles eran una hermandad inquebrantable de músicos venezolanos con swing en las venas. Más de 20 años de carrera tocando con la misma formación, más de una decena de álbumes de estudio y una fanaticada que no discrimina generación, género o idioma son algunos de los méritos que coleccionan en su haber.
El disco completo está disponible en todas las plataformas digitales, incluida Youtube. Después de tanto tiempo y de tanto calor con su gente, pueden seguir poniéndonos a bailar con ellos, disfrutando de su Paradise.