El inicio del Caminito

por Radio COCOA

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Por: Sol Freire Figueroa*

 

Día 1

Los Swing Original Monks abrieron a Calle 13 en Barcelona ¡fue un concierto trascendental! Aparte de ser el debut de los Monks como teloneros de una de las bandas latinoamericanas más posicionadas del mundo, también fue el punto de partida de “Caminito”, su segunda gira europea en la que, durante ocho semanas, recorrerán 7 países y 14 ciudades.

Las entradas para el concierto se habían agotado hace meses. Caía la noche y aún había personas esperanzadas que buscaban a los revendedores entre una fila que había comenzado a formase 10 horas atrás. Al pasar junto a un grupo de fans de la banda principal, les pregunté si sabían quiénes eran los Swing Original Monks: la gente lo pensaba por un momento pero no sabía qué responder.

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Fotos: Sol Freire Figueroa

El concierto fue en una pequeña plaza dentro de “Pueblo Español”, un museo arquitectónico construido en 1929. A pesar del cansancio, los Monks no paraban, pues hace dos días aterrizaron en Madrid y ayer llegaron a Barcelona tras manejar cerca de 6 horas. Los preparativos seguían: Gabriel (voz) y Zongo (synths, loops) trabajaban en los audiovisuales que presentaron esa noche. Nadie había podido almorzar y el cambio de horario los tenía alborotados.

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Dentro de los camerinos se sentía los nervios. Álvaro (guitarra) iba por su segundo café para recargar las energías mientras Juana (voz) se pintaba las uñas. “Si queremos vivir de la música e internacionalizar el proyecto, Europa es un lugar que no se puede dejar de trabajar”, cuenta Juana. “Siento que las bandas de Ecuador, de Colombia, de Latinoamérica no podemos pensar en quedarnos tocando en nuestro país porque obviamente después de cierto tiempo ya te quemas. Si tienes una banda alternativa tienes que pensar en salir y recorrer el mundo. Por eso volvimos y por eso seguiremos volviendo hasta que nos cansemos. Sé que es cansado, pero estamos comenzando, así que ese cansancio todavía no aparece”. La hora del show se acercaba y cada uno comenzaba a prepararse dentro de una majestuosa sala que les habían asignado, la cual compartían con los integrantes de Calle 13. Eduardo Cabra (Visitante Calle 13), se paseaba por el lugar intermitentemente, incentivándolos y dándoles fuerza.


En septiembre del 2014,  “La Santa Fanesca”, el primer disco de los Monks, comenzó un proceso de reedición en Puerto Rico. “Cogimos la Santa Fanesca y estamos re grabando muchas cosas. Todo se está re conceptualizando y organizando, poniéndole un cariño especial a cada tema. Este nuevo álbum estará compuesto por 10 temas, a los que se le están sumando siete”, cuenta Visitante.

El nuevo sonido de los Monks es más pulido y potente que antes. “Eduardo me dijo ‘quiero ser un Monk más’ y se unió al proyecto en las mismas condiciones que nosotros. Puso su parte musical y su experiencia. Nos apadrinó y vamos en un proceso lento pero seguro (…) él todo lo hace en equipo, escucha tus ideas, te pregunta, te da consejos, es increíble, es como un papá. Nos fuimos a grabar el disco a Puerto Rico endeudados, todo lo hacemos endeudados, pero es porque creemos en el proyecto y yo creo que él se unió porque también cree. No está esperando plata, está esperando que salga un producto, algo que estamos aprendiendo los dos. Son full gastos con la gira, con el disco, con el lanzamiento, pero hay que seguir, no hay como mirar para atrás”, dice Juana.

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Eran cerca de las 21h30 y los Monks ya estaban listos, a punto de subir al escenario, pero se sentaron por un momento mientras José (manager) buscaba a Gabriel. Pasaron algunos minutos hasta que apareció. Desesperado, se cambió y bajó al piso de la tarima junto al resto, dentro un pequeño ascensor. El color de todos los Monks unidos se fusionó en un círculo en el que ultimaron detalles. Se abrazaron y uno a uno comenzaron a entrar al ritmo de la batería. Ya no hay nervios y esa nueva fuerza de la banda invadía el escenario y contagiaba. ¡Los espectadores comenzaban a conocer a los Monks!

El público no sabía las canciones pero saltaba emocionado, como si se las conociera de memoria. El repertorio empezó con “Viento”, después sonó “Fiesta Popular” y “Grita Pregonero”. La energía parecía interminable. Animaron a un público que no esperaba bailar tanto con la banda telonera. Barcelona estaba sorprendida, poseída de saltos, bailes y gritos. No faltó el grito clamando por la siguiente banda, pero la ola de baile diluía las quejas entre los aplausos y la bulla.

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Terminaron el show felices, sin antes tomarse una foto con el gran público que los había recibido ese día. Se despidieron cansados pero satisfechos y subieron a tomarse una cerveza y esperar a que Calle 13 saliera. La espera fue larga: Residente estaba atascado en el tráfico y la gente se comenzaba a desesperar. Con un sánduche en la mano, Gabriel bromeaba “Vamos a tocarles otrita, vamos, vamos, un ratito”, mientras el resto de los Monks morían de risa. El concierto tardó un hora después de lo previsto y los Monks fueron a ver el show desde abajo, mezclados entre la gente. Muchos giraban la cabeza y murmuraban “mira es ella”, señalando a Juana.

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Faltando un par de canciones para que termine el show de Calle 13, los Monks regresaron a los camerinos para sacar una gran maleta de mercadería. ¡Llegó la hora de vender discos! “Esta es la peor parte, pero de algo se tiene que comer”, dice Juana armándose de valor y acercándose a la gente. Nuevos fans se acercaban a pedir fotos, los felicitaban. “¡Nos encantó!”, “¡Venga que son muy majos ustedes!”, “Seguro vamos mañana a verlos también”. Incluso hubo algunos que aseguraron que les gustó más su show que el de la banda principal.

Día 2

“Estamos mejor que ayer”, dice Steph (bajo) mientras busca una pizza vegetariana en una hueca cerca del hotel. Toda la banda está hambrienta, pues no han comido nada porque habían dormido hasta tarde tras el gran show de anoche.

“Al fin encontramos un sistema loco”, dice José, “Es que con este corto presupuesto es difícil encontrar algo de comer. Hasta que todos se pongan de acuerdo, mejor le doy la plata a cada uno y ahí ven”. La financiación para este viaje está basada en deudas adquiridas por los integrantes del grupo, además trajeron mercadería para vender en cada concierto y poder recuperar un poco de la inversión. “El peor escenario sería regresar a Quito súper endeudados, pero hemos hecho cuentas y pagamos un poco. Nos ha servido ya haber venido, aprendes del pasado. El peor escenario sería decir que nos fue súper mal, pero no todo está fríamente calculado. Sacamos un crowdfunding y vamos a dar la gira hablando de eso. Todo lo que recaudemos se va con el disco, porque queremos sacarle súper bien. Se está hablando con disqueras y todo, pero si eso no aparece, queremos igual sacarlo”, cuenta Juana.

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Eran las nueve de la noche, el show comenzaba en una hora y los Monks se dirigían a los camerinos de la pequeña Sala Barts (renombrado bar musical de Barcelona), no sin antes ser interceptados por un par de fans ecuatorianos. “Sé que no saben quién soy, pero sólo déjenme darles un abrazo”, dijo uno.

Los nervios y el cansancio parecían haberse ido durante la noche, se arreglaban en su camerino muy tranquilos y confiados. Esta vez, el concierto era en una sala muy moderna, un bar con un pequeño escenario para ellos, con un sutil juego de luces y un techo lleno de sombrillas de colores. La gente llegó lentamente y la sala se llenó mayoritariamente de ecuatorianos. Muchos venían acompañados de amigos locales, quienes compartían la misma emoción después de haber escuchado a la banda un par de veces antes del concierto.

“En esta gira los Monks tienen muchos shows y eso es súper bueno. El asunto de Europa es que hay que estar trabajándola todo el tiempo para que vaya creciendo. Cruzar el atlántico siempre es complicado y están haciendo shows grandes y pequeños, así es como se debe trabajar en Europa. Ir a toda, tocar, vivírsela, hacer muchos sacrificios. La manera que ellos la están trabajando creo que es la correcta. Yo estoy seguro que en esta gira les va a ir súper bien y el año que viene les va a ir mejor”, dice Visitante.

Una de las metas de los Monks es hacer conocer al mundo lo que se hace en Ecuador, Juana cuenta que en algún momento quisieran ser una guía para los siguientes proyectos musicales del país. “Ayudar, asesorar, volverse ese referente para poder mostrar a los otros países cosas importantes del Ecuador. Que las bandas se animen a dar toda la vuelta, a mejorar los proyectos para que sean más atractivos para salir. No pensar sólo en Ecuador…”.

Las conversaciones terminaron con el llamado para salir. Tomaron sus cosas y salieron confiados. Esta vez pisaron el escenario más tranquilos. Ese día, los Monks tocaron en casa.

 

*Sol Freire Figueroa
Periodista. Corresponsal de Radio COCOA en Barcelona. @SolFreireF

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