El Efecto Delfín: el fin de mundo como escenografía

por Hugo Burgos

Deambulando por los tubos de información digital en búsqueda de sabiduría –acá en la radio lo llamamos investigar- encontré una pieza única del conocimiento humano en Wikipedia. En la sección de Archivo figura una imagen a manera de cápsula del tiempo de la realidad ecuatoriana en el siglo XXI.

Ciudadanos del futuro, un legado de nuestros tiempos felices en el siglo XXI.

La verdad es que en una sesión anterior de “investigación” vi circular la foto en cuestión, en el ghetto de amistades compartidas que ahora llamamos Facebook. Por supuesto, la imagen provoca horror y desesperación…¡Qué insensibilidad!, ¡Qué poco profesional! Concuerdo: la foto está mal tomada, cómo es posible que las tres personas se vean bien si hay un incendio en el fondo. Demonios, el Juancho (llamémosle así) está cargando ese bulto, “cómo quieren que salga bien… la Melu ni le dejaron quitarse la tarjeta del canal… la Pili no tuvo ni tiempo de dejar el micrófono en el piso o de soltarse el pelo».
Fíjense bien.

“Digan incendiooooooooo”

Yo, como ustedes, también me desvelé pensando en cómo la sociedad ecuatoriana contemporánea había caído tan bajo. Después de escuchar una sesión de grindcore del Rincón del Blastbeat para meditar y chatear (más bien stalkear) con mi artista postpunk favorita, empecé a encontrar que esto corresponde a la Señal del Fin del Mundo llamada «El Efecto Delfín».
El Efecto Delfín se caracteriza por usar las imágenes de tragedias mundiales y nacionales como escenografía. El creador y gurú de esta estética postmoderna/postfindelmundo es el inigualable artista de tecno-folklore Delfín Quishpe. El objetivo final es crear una ambientación que evoque lo sublime, aquella belleza aterrorizante incapaz de ser verbalizada.

El Maestro Delfín en acción: fuego, el planeta y una canción.

Mi problema con ello es que se convirtió en un cliché, una fórmula simple, un atentado a la creatividad. Hoy tristemente vemos cómo el cliché honra a su nombre y se ha propagado como epidemia. Indudablemente la inspiración siempre ha sido Hollywood. Pero por qué cuestionarlo si una escena catastrófica permite comunicar perfectamente:

¡Determinación!

¡Unión!

¡Unión!

¡Emoción!

¡Sexy!

Despúes de ver el uso estratégico de imágenes devastadoras como escenografía me pregunto si sabremos diferenciar el fin del mundo (espero que sea lleno de bolas de fuego y explosiones como en las películas de Michael Bay) de una escena fotográfica cotidiana, de un video musical o una película.
Probablemente no, y lo peor de todo es que cuando se acabe el mundo, el Juancho, la Pili, y la Melu, ahora sí, estarán perfectamente arreglados para tan magna escenografía y con la pose lista para la foto que subirán al Facebook. Nuestros herederos entenderán perfectamente lo que pasó.

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1 comentario

daniel 20 mayo, 2012 - 9:06 PM

muy buen texto

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