Ha habido días en los que en la ciudad de Guayaquil se canta alto, pero creería que ninguno llegó tan alto al cielo como en el pasado sábado 3 de febrero. Fue de esas cosas que compruebo que solo pasan en esta ciudad.
A casi un mes del caos, del día en el que el país se paralizó y Guayaquil nunca había estado tan peligrosa, familia, amigos y Camille Gamarra, artista plástica y esposa de Diego Gallardo, conocido como Aire del Golfo, decidieron hacer un homenaje a su vida y carrera artística después de que esta fuera violentamente arrebatada el 9 de enero.
El Palacio de Cristal abrió sus puertas a las 4 PM. Guayaquil no es conocida por su puntualidad, sin embargo, a las 5pm —hora en la que llegué— ya se veía al Palacio vestido de blanco, haciendo caso al código de vestimenta del evento. Gente con la camiseta de Aire del Golfo, sus pañuelos y flores.
Este evento tuvo un costo cuyos fondos recaudados fueron donados a tres familias quienes perdieron a un padre el mismo día y por la misma razón.
Aparte del escenario donde se presentarían los artistas, en las instalaciones se podía visitar un museo dedicado a Diego, en el cual se hacía un paseo por su vida, sus logros y sus trajes usados en sus previos conciertos y el que usaría en el siguiente.
A las 5:30 PM, empezó el show en el que participaron, en este orden: Diego Chiang virtualmente, José Cordero, Nicolas Gallardo (hermano), Eduardo Zevallos, la banda de Aire del Golfo, Juan Pablo Molina, Luz Pinos, Daniel Gallardo (hermano), El Cholo, Viviana Gómez, Pablo Gómez, Luis Illescas, Juan Carlos Coronel, Luca (hijo de Diego), Alex Eugenio, Guillermo Molina, Camila Pérez, SophyMell, Luis Sáenz, Shalom Mendieta, Anna Belén y Francisco Álvarez.
La banda de Aire del Golfo está conformada por: Gabriel García (director de la banda), Pablo Sánchez (percusión) y José Ayala (percusión), Nicolás Gallardo (cajón peruano), Guitarras: Andrés Cuartas (guitarra eléctrica y tres), Mario Gallardo (guitarra eléctrica), Pechiche Mena (guitarra eléctrica), Harry Game (saxofón), David Melo (trompeta), Luis Illescas (bajo), Alan Alfonso (bajo).
Recalco: el poder que tiene esta ciudad y gente de reinvindicarse, de cambiar la narrativa y hacerlo mientras se atraviesa un duelo, es único e inigualable.
Cada detalle, cada nota, cada persona dentro y fuera del escenario, lo entregaron todo. No solo quienes estaban dando el show, sino también quienes fueron parte de la producción del evento: Camille Gamarra, María José Chancay, José Ayala, Paula del Salto, Melissa Flores, Valeria Ayala, Andrea López.
El evento tuvo apoyo de marcas privadas, proveedores de Monowave y trabajadores del antiguo trabajo de Diego Gallardo fueron a dar una mano.
Con lágrimas, miradas al cielo y abrazos de consuelo entre canciones, le dieron al público un show que marcó cada uno de los corazones que estaban ahí.
Se lloró, se gozó, se rió con las anécdotas que compartían en el micrófono para hacer tiempo y —aunque costó al principió— se bailó y se cantó como si Aire del Golfo estuviera en el escenario.
Para el cierre, la familia subió al escenario. Gabriel García, director de la banda, comentó que Diego quería que esta canción tuviera un arreglo de cuerdas, que sea para el domingo y pues se hizo. “De Pie” sonó con violines y la voz del público. Cantada en el micrófono por Daniel Gallardo y Luis Sáenz.
Este fue el momento más emotivo de la noche. Este momento, en el que como público, residente de esta ciudad y ecuatoriana, admiré aún más la valentía y la fortaleza de cada persona en el escenario dándolo todo aún con lágrimas en la cara y con una sonrisa. El transformar el dolor en amor para la ciudad a quien tanto cariño le falta. Ni una gota de lluvia cayó en el centro de Guayaquil, solo calor, calor del golfo.
El evento se acabó a las 7:50 PM. Con lágrimas, un peso en el pecho y mucha admiración hacia lo que se tuvo el honor de vivir por casi 3 horas.
El/la guayaco(a) hace eso, de una situación horrible como es el contexto actual del país un evento para compartir y repartir amor y música; que como lo dicen sus allegados, es algo que Diego trataba de hacer con su proyecto. Como mencionaba Carlos Scavonne, gran amigo de Diego, mientras presentaba el evento, Aire del Golfo era una oda a la ciudad de Guayaquil. Ciudad que, como muchos de sus amigos cuentan, era un gran amor para el artista.
Cómo nació el evento
Como menciona José Ayala, amigo, percusionista y productor de Aire del Golfo, la idea nació de Camille, esposa de Diego. Con la necesidad de terminar el proyecto de su esposo y hacerlo conocer al país, como a él le hubiera gustado.
Manos no faltaron para terminar “De Guayaquil”, según José. Así como para ejecutar el evento. En palabras de él “fue un proceso de sanación”, parte del luto, desde el amor y del respeto.
Lo que se viene
Diego dejó grabadas las voces de “Dejar Zumar 2”, segunda parte de su disco junto con otros temas parte de su incursión por otros géneros musicales. Camille Gamarra junto a la banda de Aire del Golfo están trabajando en terminar el álbum que a Diego le hubiera gustado compartir.
José Ayala cuenta que ha sido un proceso de volver al estudio, revisar maquetas, re-escuchar audios de whatsapp de Diego, releer conversaciones que tenía con la banda, productores y amigos.
A lo largo del año van a ir saliendo tema por tema como salió “De Guayaquil” previo al evento. La siguiente es “Noche negra”, que sigue en producción. Asimismo, el videoclip de “De Pie”.
Es irónico pensar que una ciudad que nos ha quitado tanto culturalmente, nos pueda quitar aún más. Pero es lo lindo de Guayaquil —creería yo—, el hacer del dolor y una tragedia algo tan potente y repleto de amor para la ciudad. Por más que a la escena musical y cultural de esta ciudad se la ha violentado a lo largo de los años, el sábado 3 de Febrero se evidenció la unión y el respeto de la misma.
Este evento fue una inspiración, una motivación y un shotcito de esperanza de que todo se puede aunque este país sea tan duro con sus ciudadanos y con quienes se dedican al arte y la cultura. Me atrevo a decir, que aunque Diego dijo en “Segundos y Horas” que seguirá cantando hasta que llegue la Aurora, su voz, su arte y su energía se sigue sintiendo aún cuando esta ya llegó.
Eterna admiración y respeto a Camille, a la familia de Diego y a sus amigxs quienes lograron ejecutar un evento en el que se sintió cada gota de amor que se le puso.