En 1993, el valle El Descanso ubicado entre Cuenca y Azogues, estaba totalmente cubierto de agua. El «deslave de la Josefina» que resultó del taponamiento de dos ríos, formó un lago de 40 metros de profundidad sobre el lugar. La inundación del valle fue tan severa y se prolongó por tanto tiempo, que los propietarios de la zona debían sumergirse en buzo para inspeccionar sus viviendas. Fue una tragedia.
Ahora, un patio enorme y verdísimo de una de esas casas recuperadas, a 15 minutos del centro de Cuenca, es la locación de la primera edición del festival El Descanso. «El próximo festival va a ser bajo agua», dice Ernesto Aguilar, uno de los organizadores.
El equipo de producción está integrado por cinco cuencanos de la nueva generación de músicos y gestores musicales de la ciudad, vinculados a Pastizales, Molicie y Da Culkin Clan. Su primera experiencia en la gestión de fiestas públicas fue el after no oficial de la Fiesta de la Música Cuenca en junio, pero el plan siempre fue El Descanso: un escenario con proyección internacional para la música independiente.
La idea, como todo proyecto de autogestión en el país, nació de las ganas de «ver a las bandas que nos gustan en vivo», lo que implicaba la creación de un espacio y dinámica propia para hacerlo. Por suerte Pablo Rodas, publicista y fanático de la música, tenía un patio disponible en el valle.
Cuenca siempre ha sido una ciudad benevolente con la expresión cultural y el ocio, -creo que todos estamos de acuerdo-. La comunidad es pequeña y «si hay una fiesta, vamos todos». Por eso, El Descanso fue concebido como un festival para la tarde que en la noche, tras la presentación de la última banda, se transforma en una fiesta bailable con DJs y playlists curadas por el público (esto no quiere decir que Lolabúm y La Máquina Camaleön, dos de las bandas invitadas, no sean fiestas bailables también).
El pedido para la imagen del festival, diseñada por Meado de Perro, fue la siguiente ecuación: sol + biela + panas. La temporada promete sol en el valle El Descanso -en esto confiamos todos-. La zona está repleta de terrenos baldíos cubiertos de árboles en los que el equipo planea realizar las siguientes ediciones del festival, porque sin duda habrá una segunda ocasión.
En un inicio, la expectativa de asistencia para este evento bordeaba las 200 personas, pero el cartel y los auspiciantes crecieron y ahora se ha duplicado. Confirmaron tres bandas quiteñas -la tercera es Alkaloides-; André Farra de Guayaquil y Pastizales de Cuenca. De repente, la intención de armar una fiesta en casa evolucionó en la primera edición de un festival con alcance nacional, una invitación para viajar y sobre todo, un ejemplo de autogestión desde el sur del país.
El festival será este sábado 25 de julio. Parece que el futuro del fin de semana está allá, en el sur. Por oposición a conciertos espontáneos, El Descanso inaugura el verano con un día entero de césped, puperas y bebidas frías, lejos de la gran ciudad. Es el clichè más alternativo. El pasaje a Cuenca cuesta once dólares, quiteños. Guayacos, a ustedes les sale en ocho.
+ Puedes consultar el line-up oficial de El Descanso en Meet2Go.
2 commentarios
esta bueno ! bien Luciana 🙂
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