Dos años de Eukarya: “un grupo de amigos trabajando en gran formato”

por Juan Sebastián Jaramillo
Un sentimiento de amistad y compañerismo es lo que une a los miembros de Eukarya. Conoce su historia.

“‘Oye Luis, ¿quieres reunirte un día en la casa de Flora?’ (me dijeron). Entonces yo caí y me dijeron que querían formar un colectivo.”  Así, casi que de la nada, fue como se formó, hace exactamente dos años. un «colectivo-no-colectivo de arte», o un “cuerpo artístico”, como ellxs lo llaman. Se trata de cuatro personas que trabajan a mil por hora y que cada vez empujan más sus límites hacia lo que un grupo de artistas con gran creatividad y ambición puede hacer. “Un grupo de amigos trabajando cosas en gran formato”, lo define Luis.

Tal vez te resulte familiar su nombre, tal vez no. Si eres de los que están pendientes de las exposiciones de arte en Quito, de seguro habrás oído hablar de Eukarya, o al menos de Flora de Neufville, Luis López, Ana Segovia o Ana Viteri, sus integrantes. Y es que en estos dos años este cuerpo artístico ha estado presente en varias exposiciones (en Quito), ya sea presentando obra propia o a cargo de la curaduría. Además, han trabajado en distintas residencias artísticas desde el lado curatorial y, ahora, desde la producción de obra.

No siempre trabajan lxs cuatro; a veces pueden estar sólo dos, y otras, se suma más gente a su trabajo. De ahí que se autoproclamen como cuerpo artístico, y de ahí, también, su nombre. Eukarya viene del término que da la biología a las células que tienen un núcleo “definido”, como lo son lxs cuatro en su labor. Pero la apropiación de esta nomenclatura va más allá de eso: las células eucariotas se reproducen por mitosis, “dan la vida, son una cosa pequeña pero que se expanden a algo más grande”, explica Luis, comparando este proceso biológico con el trabajo que hacen. 

Por lo general, los colectivos artísticos suelen estar ligados a un formato en específico, una escuela artística, una ideología o una línea de pensamiento. Eukarya, no. Es un grupo cohesionado por el sentimiento de amistad y compañerismo que se generó en las aulas de clase. Frente a esto, Luis explica que “hay mucho compromiso en el colectivo, no con una línea de pensamiento en particular, sino un compromiso de amistad. No le fallas a tus amigos”, y añade, “si tienes que escribir un texto, lo escribes. Si tienes que tomar una foto, la tomas. Pero no porque te estén pagando”.

Eucarya, Radio CocoA

Emdiquin 2018 – Brandon León. Huellas que marcan el recorrido a la memoria. La obra utiliza el recuerdo como guía para trazar el camino que solían andar los trabajadores de la planta antes de su cierre, en enero del 2018. Producto de la residencia Ósmosis /Fotos: cortesía de Eukarya

Desde un inicio se nota que el trabajo en equipo ha funcionado muy bien para este grupo. Por ejemplo, Ana Segovia y Flora suelen encargarse de los textos curatoriales y Luis los edita porque se le dan bien las letras. En cuanto Ana Viteri, ella es a quien se le da mejor el registro fotográfico. Lógicamente estas no son todas las responsabilidades que han tenido y tienen cada unx en sus proyectos, pero funcionan como distintivos. 

Frente a esto, les digo que dan la impresión de ser un grupo con un ritmo de trabajo súper rápido, y están de acuerdo conmigo. Esto lo han logrado gracias a una organización y un esquema de trabajo muy bien establecidos. Cada quince días se reúnen vía Skype y una persona encargada escribe la bitácora de la reunión. Allí se definen responsabilidades y roles y queda marcada la ruta a seguir para todo el grupo. Es un grupo horizontal, sin jerarquías.

Imágenes de lo que fue Ósmosis, una exposición producto de una residencia artística en La Planta, una antigua fábrica de químicos diluyentes que cerró en 2018. Eukarya hizo el acompañamiento curatorial de este lugar con estudiantes de la USFQ. Mayo 2019

Producción de obra

Comenzaron cuando seguían estudiando en la U. Flora vio la necesidad de empezar a trabajar por fuera de las horas de clase, para que una vez graduada tuviera ya un buen portafolio. Fue entonces que llamó a sus dos amigas, “las Anas”. Entre ellas pensaban que necesitaban un integrante más y fue ahí que pensaron en Luis, a quien cachaban de algunas clases y veían que tenía potencial. 

“En cuanto a producción, Eukarya ha hecho dos obras: el Swap 1 y el Swap 2”, me cuenta Luis antes de soltar una carcajada. El Swap 1 fue una obra de estética relacional, establecida en el Domo de Tumbaco, que consistía en un intercambio de prendas usadas. Algo así como un mercado de pulgas que funcionaba sin dinero, retornando al trueque, a la vez que las prendas formaban una estética espacial: suspendidas en el aire, las prendas estaban disponibles para que las tomaran lxs participantes de este proyecto social y obra artística. 

Poco después, cuando cumplieron un año, lanzaron el “Swap II”. Pero esta vez el trabajo tuvo mayor impacto puesto que fue parte de la exposición de Arte Mujeres Ecuador (AME), “Destejer la historia, los hilos de la memoria” en el CAC.

Eso como colectivo. Cabe destacar que además de estas producciones, cada miembro del grupo ha tenido exposiciones propias o participado en exposiciones colectivas por fuera del grupo, pero la lista se extendería mucho como para incluirla en este texto.

Curaduría

Luego de darse a conocer como grupo con el Swap, Eukarya tornó sus esfuerzos hacia la curaduría, que es en realidad donde más trabajos han hecho en conjunto. Pero, ¿qué es un curador? Un curador o una curadora es la persona que se encarga de acompañar el proceso creativo, seleccionar y montar las obras artísticas en los espacios de exhibición.

“Nuestra carpeta ya pesaba desde que hicimos el Swap”, me responde Flora ante una inquietud mía: ¿cómo ser curador/a cuando recién salen al mundo del arte? ¿No hay que tener peso, historial, trayectoria? Entonces, todo tiene sentido. Ese fue la principal motivación para fundar Eukarya. Comenzó siendo un proyecto extracurricular entre amigos para empezar a “hacer carpeta” y ahora es el sostén de un grupo para crear cosas en mayor escala porque “es más fácil crear en grupo”: los costos y el esfuerzo se distribuyen entre los integrantes. Ahora, a no mucho de haberse graduado, su nombre tiene mucho más peso.

Dos años después y en el mismo lugar donde fue el Swap 1, Eukarya se hizo cargo de la curaduría de una exhibición de pintura contemporánea. Se trató de la exposición de tesis de Rubén Yaselga, quien era de la misma universidad pero una generación menor. Este es el último trabajo curatorial que han expuesto.

Exhibición «Habitual» de los estudiantes de la USFQ en septiembre, en el NO Lugar. Curaduría a cargo de Eukarya

A veces resulta difícil hablar de pintura contemporánea. No faltará gente que diga “eso no es arte” o “hasta yo puedo hacer eso y con los ojos cerrados”. En fin, el trabajo de Rubén podría causar eso en muchas personas, pero de eso se trataba. El trabajo en sí era un cuestionamiento al arte y específicamente a la pintura.

Rubén pinta con el tiempo y el espacio. Deja telas colgadas o extendidas en la intemperie y son el viento, la lluvia, el polvo, un objeto colocado encima o unos trazos de pintura aleatorios los encargados de dar color al textil. Es una deconstrucción del significado único que hemos dado, y que los sistemas de arte tradicionales han dado, a la pintura. 

En esta exposición el trabajo de Eukarya fue muy meticuloso. La exposición no fue en una sala única. Había un pasillo que bordeaba la sala central del domo, por el cual se entraba a la expo. Ahí, al inicio, las hojas de sala, que suelen tener la información básica y clave de la exposición, tenían forma de facturas, y el texto curatorial impreso en ellas era casi ilegible. Esto era adrede, pues desde ese objeto se estaba haciendo una crítica a los sistemas tradicionales de arte. Además, el Domo no es precisamente una galería ni un museo. Este gusto por buscar lugares alternativos e itinerantes es parte de la identidad del cuerpo artístico.

Exhibición «Habitual» de los estudiantes de la USFQ en septiembre, en el NO Lugar. Curaduría a cargo de Eukarya

Además de esta expo, como grupo, Eukarya ha realizado la curaduría de las exposiciones, «Habitual», en No Lugar; «Ósmosis», resultado de una residencia en una planta industrial abandonada en Calderón; y «Superstición», que nace a partir de la residencia artística «Simbionte», en Macas, la cual contó con artistas internacionales. “Esta fue nuestra carta de presentación en Guayaquil”, dice la Flora, en relación a la siguiente exposición del grupo.

Y es que ahora, para cerrar con broche de oro su segundo año como “no-colectivo”, el grupo decidió encerrarse en una residencia a producir obra y darse talleres entre sí. La residencia es en Salinas y la curaduría la hará Luis a distancia, mientras las chicas producen. 

La Gurú

Al conversar con Flora y Luis un nombre muy recurrente fue el de Anamaría Garzón, curadora, dueña de la galería Khôra, periodista cultural y profesora. Bajo su tutela fue que nació Eukarya, en las aulas, y bajo su tutela continúan trabajando, aún cuando ya no existe el vínculo formal de profesora-alumnxs. “Anamaría es un pilar no sólo para Eukarya sino para toda la carrera”, dice el Luis.  Y es que a ella recurren como consejera y guía para sus trabajos

Ahora, como colega, también es un soporte. Por mencionar algunos ejemplos, Flora trabajó con ella en “Reprogramar la(s) materia(s)”, una exhibición de sitio en la Escuela Politécnica Nacional, que combinó arte y ciencia para celebrar sus 150 años de fundación. Incluso les ha prestado su galería, Khôra, para que realicen ahí su trabajo curatorial.

Marcela Barreiro – El agua como el oro, el oro en el agua. Si el río Upano hablara (?). Vidrio, red de pescar; agua, arena, madera y desechos humanos tomados del río Upano, fibra de vidrio irregular pintada en pan de oro. Parte de la exposición «Superstición», fruto de la residencia «Simbionte». Agosto 2019.

“También ella recurre a nosotros como aliados, amigos y colegas”, explica el Luis. Frente a esto Anamaría dice que con ellxs “fue desde el inicio super fácil generar una dinámica de trabajo en equipo. En ellos siempre se notaba una curiosidad muy grande de hacer trabajos por fuera del aula de clase”, confirmando lo que me mencionaron previamente.

Y es que las redes y los sistemas de arte en general suelen ser muy complejas, sobre todo para un novato. Por eso —dice Anamaría— sin una red de amigos es muy difícil salir adelante en el medio. “Como profe siempre fue fácil trabajar con ellos porque volaban. Notabas voluntad y mucho talento, capacidad de escucha, reflexión y producción”, recuerda.

Un nicho de mercado

Lo genial de Eukarya es la cohesión que se percibe en el grupo. Aparte del talento individual que cada integrante aporta, esa amistad como pegamento del trabajo parece funcionarles muy bien. También hay que darles mérito por haber sacado adelante un proyecto desde sus años universitarios y no esperaron a graduarse para empezar a hacer cosas importantes.

Pero lo más llamativo de su trabajo curatorial es que han encontrado un nicho con el cual trabajar: los estudiantes. Su acompañamiento curatorial se ha concentrado mayoritariamente en estudiantes que, como ellxs en algún momento, necesitan de alguien que los acompañe y asesore en sus primeras exhibiciones, más allá del trabajo de lxs maestrxs.

Isabel Gaspar. Título: 02º 04’ 07.99” S, 78º 12’ 56.68” W. Ecosistema cerrado generado con elementos naturales de la zona amazónica ecuatoriana. Lectura a través de sensores y programación dentro del ecosistema. Producto de la residencia Simbionte, agosto 2019.

“Están ocupando un lugar que nadie más ocupa. Nadie se ocupa de curaduría ni gestión de gente más joven”, explica Anamaría. En ese sentido cabe cuestionarse el porqué de todo esto. ¿Acaso no son los jóvenes y los novatos quienes más ayuda necesitan para empezar a producir, sobre todo en un medio tan complejo y a la vez pequeño como es el mundo del arte?   

Parece que los miembros de Eukarya se dieron cuenta de este problema y decidieron tomar cartas sobre el asunto. Y hasta ahora les ha dado buen resultado. Es una mezcla muy buena porque así generan carpeta para ellxs mismxs y ayudan a hacerlo a quienes están recién empezando. Es, en todo sentido, un nicho de mercado. Al menos Flora parece tenerlo muy claro: “siempre ha pensado que en un futuro Eukarya sea trabajo, que con lo que hagamos ganemos dinero”, la delata Luis.

Por ahora, parece que queda Eukarya para rato. Este grupo, que es solo uno de varios que existen hoy en día, bien puede ser la representación de una nueva generación de artistas y curadorxs que está dispuesta a tomarle la posta a los viejos representantes. Mientras tanto, su próxima exposición, fruto de la residencia en Salinas, se llama “Fondeadero” y la podrás ver  en la galería Violenta, en Guayaquil, desde el 8 al 22 de noviembre.

Artistas residentes, equipo Eukarya y organización de la residencia Simbionte, en Macas.

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