10h20: “Una bestia de banda”, grita un hipster cuando los Da Pawn dejan sus instrumentos y caminan hacia el fondo del escenario para meterse al camerino. Capaz, este es fue uno de los más raros e interesantes conciertos del grupo.
19h45: Las calles desniveladas del barrio La Floresta, entre La Madrid y Valladolid están deshabitadas. Aquel ambiente callejero de conversa pre concierto, de gente bien abrigada con chaquetas de cuero o sacos de lana viejos, ausenta. La única presencia por ahora, es el frío y una leve neblina. El único edificio abierto es un esquinero de luz blanca.
Adentro, en el tercer piso hay silencio y una puerta polarizada. Esta es la entrada oficial a un oscuro y pequeño primer cuarto del teatro, decorado con un gran espejo y una pequeña barra. Al frente está el escenario y tres personas en la prueba de sonido. Se acerca uno de los organizadores dice: “Aún no comenzamos, sal por favor”.
20h10: Ya debió iniciar el concierto…Por las gradas sube el segundo grupo de gente desorientada: “Hola, este es el concierto de Da Pawn”, pregunta una chica.
20h36: La fila es larga y el silencio del edifico se consume. Pablo Molina (guitarrista de Munn) sale de la puerta polarizada y hace el aviso: “Hola a todos. El Mauro (vocalista de Da Pawn) acaba de llamar y dice que está demorado. Que se ha de demorar unos 20 minutos. Así que cuando venga, jalaránle las orejas. Eso”. Tras su media vuelta, la gente aguarda unos tres segundos y lanza una carcajada.
20h50: ¡Ya va a comenzar! Abren la puerta y para ganar puesto hay que atravesar el pequeño cuarto, virar a la derecha y caminar por un estrecho pasillo forrado de espejos. Adentro, la gente se abalanza a las 51 butacas , pero al final algunos pares de asientos quedan rechazados. El teatro parece ser una oficina bien adaptada de no más de 10 metros de ancho por 30 de largo
21h06: Entran dos personas apresuradas con una guitarra y un amplificador. Atrás, Mauro entra fugaz y silenciosamente por en medio del pasillo y entre los espectadores. Pasa por el escenario y entra directamente al camerino. “Vele, ya llegó el atrasado. Ya era hora”, alguien comenta.
21h15: Oscuridad total. Al fondo aparece un destello amarillo y sale Da Pawn. El público no aplaude y la banda no saluda. Los músicos toman asiento, se miran, ríen y Mauro comienza el rasgado de su guitarra: ♫ Shack, shack, shack, shack…púm, pam, púm, púm, pan ♫….inician con “Cambio de Tonalidad”, una de las canciones más sólidas y originales que ha trascendido dentro de su Indie Folk. Algunos de los Da Pawn comienzan nerviosos, pero no tardan en agarrar confianza para sonar a tiempo.
Tras el tema, Mauro dice: “Este concierto está pensado para que sea medio informal (…) entre acústico y eléctrico, medio raro”. Regresa la mirada, discute algo con el grupo y comienza: El cálido y repetitivo teclado de Felipe Andino, más la potente batería de Pedro Ortiz inicia la melodía de “Taza de Café”, una canción fuerte, enérgica y espontánea que se asemeja a esa propuesta rock británica noventera marcada por Oasis.
Ahora viene “Mares de Argumentos”, un tema con sonidos muy latinos apegados al bossa. ¿El siguiente? “Los Muertos”, una canción que no ha sido grabada y que hoy, algunos han podido escucharla por primera vez.
21h35: La tanda acústica sigue y tras un corto silencio Mauro comenta: “Esta sí creo que se la saben, fue una de las que primero escribí”. Mira su guitarra, pone sus dedos en posición y comienza: “Intenté seguir la tonada, con mi garganta raspada…”. “Esta Era” es una canción reflexiva, no pretenciosa pero profunda y lírica, de aquellas que la interiorizas y que ahora, incita a corear a la mayoría del teatro.
La canción termina y Mauro pregunta: “¿Y ahora cuál tocamos?”. Se ríen en el escenario y por ahí se escucha: “¿Cuál será? ¿El Colchón?”…
¡Sí, El Colchón! Una canción fuerte y poética que define mucho el estilo general de estos seis músicos. Mauro mira al público y con voz entre cortada dice: “Este formato de concierto es raro, nunca hemos tocado así, tan íntimamente, es raro para nosotros”.
22h00: El concierto está próximo a finalizar. Aunque “Holograma”, “Luz Roja”, “Sueño Lúcido” y la mística “Reloj de Arena” ya sonaron, el público quiere más:
– “Nos quedan dos temas más, entonces…”
– “¡Camaleón!”, grita alguien del público.
– “¿Quieren Camaleón?”, pregunta Mauro.
– “Si, daleeee”, le responden.
22h10: Ahora se preparan para cerrar este show. Finalmente suena esa canción que inicia con una guitarra blusera. “Dibujo por hoy” es un tema con mucha identidad, es sorpresivo, dinámico y eso se refleja en los Da Pawn. Están sueltos, les divierte su música y en las butacas la están gozando. La mezcla de dos guitarras, una distorsionada y otra más lírica, suenan y se funden..así tratan de despedir la noche.
La banda se levanta, se dispone a meterse al camerino pero el público aplaude.
– “Ya no tenemos más canciones con la banda”, dice el vocalista.
– “No importa, otra”, responde la gente.
– “Bueno, entonces yo voy a tocar una más”.
– «¡Casi siempre!”, le dicen por ahí.
– “¿Pero si saben que esa canción no es de nosotros no?
La banda acepta y regresa decidida. Aunque es una canción suave, la reinterpretan, la transforman y la explotan en mil pedazos. Se entregan totalmente ¡cómo suenan! “…casi siempre, escapo del peligro por muy poco/ casi nunca, he ganado algo de este modo…”. Retumba la batería, chillan la guitarras, conduce el bajo, pum pum….el teclado, la percusión…hay fuerza, hay ganas, hay magia…¡aquí hay música!
10h25: “Una bestia de banda”, grita un hipster cuando los Da Pawn dejan sus instrumentos y caminan hacia el fondo del escenario para meterse al camerino.
* Las fotos fueron tomadas en el concierto de Da Pawn en Cuenca.