D.R.I.

por Juan Sebastián Barriga

Mientras estaba en el piso del pogo, en medio de la lluvia, buscando mi zapato pensaba: “¡qué del putas es el carnaval de Guaranda!”. Esta fiesta celebrada en una de las ciudades más frías y empinadas del país; caracterizada por las coplas, el licor Pájaro Azul y los baldazos de agua.

En esta ciudad, el sábado 18 de febrero se celebró un concierto de música extrema que reunió a rockeros de varias provincias. Seis bandas nacionales tocaron en el estadio de Guaranda, copado de gente hasta la altura de la media cancha. Algunos llevaron carpas, otros usaban chompas de cuero, unos cuantos tenían crestas… Algunos fueron en bus, otros jalando dedo, pero todos estaban ahí por lo mismo: ver a D.R.I (Dirty Rotten Imbeciles). Una de las mejores bandas que parió la escena underground de los años 80.

La fiesta empezó desde las cuatro de la tarde, pero llegué casi al final, justo para ver la segunda gran sorpresa de este festival. Cinco chicas guapas que hacen covers de Iron Maiden, conocidas como The Iron Maidens. Una banda que sorprendió a todo el mundo porque tocaban las canciones de la misma forma que lo hace la mítica banda inglesa. Incluso reproducían los gestos de los originales Maidens y hasta aparecieron varios Eddies (la mascota de Iron Maiden). Las integrantes eran muy atractivas: una de ellas, la guitarrista Courtney Cox, coqueteaba con el público y tomaba cerveza mientras tocaba con la banda.

Después de la presentación de The Iron Maidens, llegó el turno de los sucios imbéciles más podridos del crossover. D.R.I se subió al escenario, empezó a llover y sonó un riff de guitarra seguido por el grito de “Beneath The Wheel”, la primera de las casi 30 canciones que tocaron. Pronto sonó “Acid Rain” que combinaba perfecto con el tremendo aguacero que caía.

La lluvia hacia que la lona negra que cubría el pasto sea muy resbalosa. Era como meterse al pogo en patines, pero poco importaba caerse y mojarse. Estábamos en época de carnaval… Además, se cabecea mejor bajo la lluvia.

Era impresionante la solidez y sobre todo la energía de Dirty Rotten Imbeciles. Puede ser que su vocalista Kurt Brecht, ya no se arroje sobre el público como en sus años mozos. Pero a pesar de tener 51 años, barba y un par de kilos extra, su voz y su presencia mantienen la fuerza de los 80. Los geniales ritmos de la batería de Rob Rampy incitaban a correr en círculos y golpear todo lo que esté al frente. El bajista Harald Oimoen es un tipo muy carismático. Tocó con una nariz de chancho, una máscara de pollo mutante y retó a la policía para que se calmara y no moleste al público. Pero hubo un gran ausente. El guitarrista Spike Cassidy no pudo venir por los problemas de salud que ha tenido a raíz de un cáncer de colón. En su lugar, lo remplazó un joven guitarrista, quien supo cubrir muy bien el hueco.

Sin duda, lo mejor de este concierto fue el pogo. Durante todas las canciones quienes estábamos en el público, corrimos en círculos levantando los puños en el aire. No se sí fue el Pájaro Azul, la energía de la gente o el hecho de moshear en Guaranda, pero hace tiempo no estaba en un pogo tan divertido. D.R.I también se alegró con tanto baile. Al principio del concierto dijeron algo así como: “ojalá puedan mantener esa ronda todo el tiempo” para al final despedirse con un “gracias por mantener la ronda todo el concierto, son lo mejor”.

Una de las bandas de culto del underground dio una de los mejores conciertos que han ocurrido en Ecuador. Esa fue la sensación general que hubo entre los presentes, al final del concierto. Todos nos fuimos con una sonrisa a seguir festejando el carnaval por la calles de Guaranda.

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