Cuatro bandas que existieron una vez en Quito Vol. 2

por Andrea Aguirre
Para remontarte a tu temprana o concluida adolescencia, te traemos un breve repaso sobre La Piñata, Ismusqa Brown y la Groove Machine, Alaja Jam, y Glock, desde la perspectiva de sus ex integrantes.  
quito

Fotos: cortesía de las bandas. Diseño: Xavier Vinueza

Hace más de cinco años sacamos una lista con cuatro bandas que fueron el punto de partida de varios músicos de la escena local. Ahora, regresamos con cuatro propuestas más que estuvieron activas entre la década de los años 2000 y 2010. La Piñata, Ismusqa Brown y la Groove Machine, Alaja Jam, y Glock también son bandas que surgieron como los primeros proyectos musicales de algunos artistas que ahora se mueven fluidamente dentro del panorama artístico. 

Conversamos con un ex integrante de cada banda para recapitular —con nostalgia— lo que fueron alguna vez estos proyectos. 

La Piñata

Agrupación de ska-fusión, activa desde el 2004 hasta el 2012. Tocaron alrededor de tres veces en el QuitoFest, grabaron un álbum y dos EPs. 

quito

La Piñata en 2015. Foto: archivo de la banda

 

En el 2008 íbamos a tocar en nuestro primer QuitoFest. Estábamos full prendidos por querer tocar y toda la vuelta, y cayó un aguacero tan fuerte que tumbó el techo del escenario y se canceló todo el concierto. De todas maneras esa noche estuvimos en El Aguijón con algunas de las bandas que iban a tocar, Plastilina Mosh… y otros manes más”.

 

Según Chavo Trujillo 

Entre Juan Diego Illescas (guitarra y voz) y Jose Luis Trujillo (trombón y voz) crearon en el 2004  La Piñata, “un grupo de panas del colegio Sek de Quito que se juntó para hacer una banda y se volvieron como hermanos”. 

La Piñata tuvo incontables toques a nivel local e incluso una gira por Europa con algunas fechas acordadas. En el tiempo de consolidación de la banda se fueron sumando los instrumentos de viento, lo cual fue un punto clave para inclinarse a hacer ska. “Me acuerdo que acá, en esas épocas, se puso un poco de moda la cumbia villera. Entonces, el objetivo de La Piñata terminó siendo hacer toda una fusión con ritmos latinos”, cuenta Chavo. 

Integrantes

En su larga trayectoria tuvo a una lista extensa de integrantes, pero, según Chavo, se podría decir que la alineación de su última tocada, en el 2015, fue como la más “oficial”. Entre Juan Diego y Chavo estaban Juan Camilo Briceño (batería), Esteban Acosta (percusión), Francisco Almeida (bajo) Daniel Herrera (teclado), Felipe Caravia (saxo tenor), Gabriel Marcel (saxo alto), y Mario Davalos (trompeta). 

Ahora casi todos los integrantes se han expandido a otros proyectos. Estos son sólo algunos de la extensa lista: Juan Diego es productor solista, toca con Huaira y otros proyectos. Chavo toca en Suburbia Ska, y además comparte escenario con Felipe en Skanka Fe, y Esteban toca en La Matilda

quito

Cartel de una tocada de la banda por su quinto aniversario. Foto: cortesía de la banda

Influencia

“La Piñata fue la primera banda que tuve, fue la primera vez en la que experimente lo que es estar metido de verdad en la música, hasta el punto de ya llevarlo muy en serio. Fue lo que que me inspiró a mí a estudiar música, por tener justamente full libertad de poder escribir letras que yo consideraba que le hacían falta al mundo, y también de poder hacer los ritmos que yo quería. Mucha libertad fue La Piñata para mí, y con eso me quedé. Además de que fue una experiencia que nos ayudó luego a todos, independientemente, en nuestros proyectos”. 

 

Discografía

En el 2005 grabaron su primer EP Hasta mientras. Después vino su disco Vida Circense, y finalmente, en el 2011, se despidieron con el Ep Los que no

 

“Nos separamos porque después de unos años ya cada uno tomó su rumbo en las universidades. Como eramos bastantes, necesitábamos de todos para funcionar. A la gira de Europa en el 2011 fuimos más como un grupo de hermanos, y cuando volvimos, nos separamos por algunos problemas un chance personales. Después de eso, decidimos cambiar de integrantes y la banda ya no duró mucho tiempo más”. 

Anécdota importante

“Estábamos en Europa, en una ciudad de Alemania y teníamos un toque al siguiente día en Berlín. Nuestro fotógrafo decidió darse las cervezas de más. Le dejamos botado ahí en esa ciudad. Este man llamó a la policía y nos contactaron a decir que si no volvíamos por él, nos iba a poner una demanda. Entonces la mitad de la banda regresó, y la otra mitad llegamos a Berlín, media hora tarde. Nos recibieron diciéndonos que somos lo peor del mundo por llegar tarde. Pero todo bien, el man ahora es pana, jaja”. 

¿Y ahora? ¿Qué perdura de la banda?

“Yo vivo con el Juan Diego en Guayllabamba y acá tenemos un hall of fame donde están cuadros, afiches, y todas las notas de prensa. Ahí perdura todo el recuerdo de esta banda que todavía, en realidad, no está muerta. Aquí nos pasamos pensando cuándo va a ser la próxima vez que volvamos. Tenemos en handycams y en VHS horas y horas de grabación de todo lo que fueron las giras, desde que éramos bien guambras, hasta que nos fuimos a Europa y todo lo que pasó después”.  

 Alaja Jam

Banda de rock-indie-funk activa entre el 2011 y el 2015. Fue la “banda base del Ensayadero”, lugar donde surgió el auge de conciertos de bandas independientes juveniles. 

quito

Alaja Jam en 2013. Foto: archivo de la banda

Según Mateo José González

Desde antes del 2011 ya se habían construido un poco los cimientos de lo que sería Alaja Jam. Antes de Mateo, la agrupación ya estaba medio formada, con otro nombre —tuvo varios nombres en realidad—, por amigos que se conocían desde pequeños. “En el colegio le conocí al baterista y empezamos a tocar. Al principio sólo eran invitaciones, no era para formar parte de la banda. Pero luego nos hicimos amigos, empezamos a tocar un chance más y ya me uní a la banda”. 

Integrantes

Alaja Jam se consolidó como tal por Nicolas Jarrin (bajo y voz), Luis Esteban Guarderas (batería), Mateo González (guitarra) y Moe Ramiro Alcazar (guitarra y voz). 

Ahora Mateo tiene su proyecto solista y fue guitarrista de La Máquina Camaleón hace un tiempo, Nicolas se dedica a la fotografía, y Luis Esteban es miembro de la banda Los Morrison y tiene otros proyectos. 

Trascendencia

Con su único EP, del 2012, Temas Turbios, la banda se expandió por el panorama musical que afloraba en ese entonces. En el 2013 sacaron dos temas más “Mi condición” y “Muerte En Un Bar”.

“Pasabamos en el Ensayadero compartiendo espacio con bandas que también se estaban moviendo en ese momento como La Máquina, Los Pequeños Bastardos, Indigo, Domino, Los Diablos del Circo, Fat Chancho y full otras que, si bien algunas ya no están juntas, los integrantes siguen siendo músicos relevantes hasta hoy. Había el Berro Fest donde tocaron un montón de bandas. Justo fue una época donde iba mucha gente a los conciertos y nosotros éramos como la base de ese lugar —El Ensayadero—, donde creamos espacio para varios músicos. Yo creo que ahí fue donde se generó un poco toda esta movida”. 

 

Momento clave

“Creo que fue en el verano del 2014. Fueron como uno o dos meses donde tuvimos un montón de tocadas seguidas, nos fue increíble. Mucho apoyo de la gente. Fue justo el momento donde un poco se empezó a enfocar la atención en la movida local. Se empezaron a juntar los músicos de Quito con nosotros, que éramos un poco más del valle”. 

 

Memoria más lúcida

“Me acuerdo de un concierto que tuvimos en un bar en Quito, que era en un segundo piso. No me acuerdo cómo se llamaba… pero teníamos un público que estaba muy emocionado, mucha juventud. Saltaban tanto en una de las canciones que tuvimos que parar el concierto porque estaba temblando el piso y podía caerse, y ser un tremendo accidente… Por suerte no pasó nada”. 

¿Por qué se separaron?

“Nos separamos por algunas razones, pero básicamente el bajista se fue a vivir a España y yo empecé a tocar con otras bandas. Todos nos empezamos a abrir a hacer nuestras propias cosas. Ya fue el momento, llegamos a saturarnos un poco también y, como parte de la vida, se disolvió porque cada uno tomó su propio camino. 

Lee también en Radio COCOA: Cuatro bandas que existieron una vez en Quito

Pero somos todavía muy amigos, tenemos muchos recuerdos. Y, bueno, alrededor de esa banda estuvimos cerca también de muchos otros amigos, de esos que haces en la infancia y se quedan para toda la vida”. 

Ismusqa Brown y la Groove Machine

Banda de Funk-fusion activa desde el 2012 hasta el 2016. ¿De dónde sale el concepto?

quito

La banda en una de sus tocadas. Foto: archivo del grupo

 

Del viejo, el podrido, el sucio Brown y la máquina del ritmo. De querer hacer algo medio quichua-gringo”

Segun Gary Almeida 

Esta agrupación de ocho músicos unió su camino cuando ingresaron a estudiar música en la UDLA. Encontrándose entre los jams y las aulas, empezaron a coincidir con la idea de crear un proyecto donde puedan fusionar funk con cosas más nacionales. Ismusqa Brown y la Groove Machine surgió de la hibridez, de la búsqueda de armonización entre lo gringo funky con lo andino y lo tradicional

Integrantes

Gary Galáctico (guitarra y voz),  Hassan Dahik (bajo y voz), Rafael Morales (batería), Carlos Carrillo (teclados), Santiago Landeta (saxo alto), Frank Lopez  (saxo tenor), Pablo Báez (trompeta), Jorge León (trombón). 

 

Trascendencia

“Yo creo que la música que hicimos en su momento no tenía algo similar, fue todo muy auténtico. Era una banda sincera, y muy rica en el sonido, con mucha carga en los estilos musicales. Coincidió en el momento de decir todos somos todo y todos somos nada y estamos aquí para divertirnos y pasarla bien. 

Hay gente que se la va a cantar siempre porque siento que en ese momento —entre nuestros 21/22 años— estábamos rodeados de personas que tal vez tenían la misma vivencia o el mismo sentir. Entonces, independientemente de que pasen los años y demás, estoy seguro de que mucha gente se va a acordar de esos momentos y de la música que creamos en ese tiempo. Va más allá del tiempo, va a perdurar si es que lo recibiste en ese momento con ese mismo sentir compartido” 

Influencia

“Fue la banda que marcó en mi el entender a la música como algo profesional, como una carrera. Fue la banda que me dio la escuela y la pauta para saber que lo que hacía era mi trabajo, más allá de divertirme y demás. Y también me dejo el aprender a gestionar las cosas por uno mismo, desde las posibilidades que tenemos” . 

quito

Además de ser una escuela para sus integrantes, la música de la banda sobrevive. Foto: archivo del grupo

Momento clave

“Hubo algunos. Pero el haber hecho las cosas por uno mismo, fue muy importante. Éramos de aquellas personas que si no teníamos la posibilidad de salir en un canal de televisión, nos creábamos la forma de hacer una sesión en vivo grabada en la casa de algún amigo. También empezar a gestar festivales que se volvieron bastante masivos como el Todos Lluchos o el Festival de Mentes Independientes. Todo fue por nuestros propios medios. El haber tocado en la plaza grande… creo fue uno de los shows más grandes que yo he tenido en mi carrera  

Sacar nuestro único disco también “Funkzilla: Un Disco Aplastante”. Salió el disco, creo que hubo dos conciertos más y la banda se separó”.

“Luego hicimos un EP recopilatorio de temas en vivo que teníamos grabados de antes. Fue como un pequeño reencuentro virtual que hicimos en esta época de pandemia. Pero cada uno vive en distintos lugares ahora, no creo que la banda regrese, en realidad”. 

Glock

Banda de noise pop/noise rock activa entre el 2014 y 2015. Sacaron un EP y se quedaron con otro escondido, sin ver la luz. 

La banda posa en otros tiempos de la música ecuatoriana. Foto: archivo del grupo

Siempre dijimos que queríamos hacer una banda como Sonic Youth, jaja, como Yuck o Slowdive… Éramos una banda de manes de colegio”. 

Según Roberto Serrano

Glock fue una banda, que por un corto periodo de existencia, ofreció sonidos honestos, refrescantes, y un tanto sucios, al paisaje sonoro local. Fue una banda que agrupó a músicos que después se desplazarían por algunos de los proyectos más activos de la capital. 

 

Integrantes

Al principio la banda se estructuró por Mateo Castillo (guitarra), Martín Erazo (bajo), Alejandro Zambrano (voz, batería) y Roberto Serrano (voz secundaria, guitarra). Luego se unió Mónica Jalil (voz, panderetas) para darle presencia femenina a la propuesta. 

“Yo y el Alejo teníamos esta banda que se llamaba The Falling Trees (risas) y bueno en esa época también le conocimos al Techo, de ahí al Casti y empezamos a ensayar sólo los cuatro. Ensayábamos en el tercer piso de mi casa después del colegio, y ahí teníamos un glockenspiel chiquito, de ahí sacamos el nombre (risas)”. 

Ahora Mateo forma parte de los Alkaloides y Bondo, Martín tocó en la Máquina Camaleón, y ahora toca en Lolabum y Pan de Dulce, Alejandro tiene actualmente su proyecto Martin Dry, Roberto tocó en Lolabum un tiempo y ahora sigue trabajando en sus proyectos. 

Trascendencia

Nuestra trascendencia fue que todos lograron prosperar en sus proyectos luego. Todos se fueron por su lado pero todos siguen haciendo música. Y creo que aquí no han existido muchas bandas que quieran ser como lo que nosotros queríamos ser. Menos ahora, hoy en día una banda que quiera ser como Sonic Youth… no creo. En este punto lo alterno ha trascendido un poquito más” 

Sacamos un EP, Portales, que no se movió mucho, y en realidad hicimos dos Ep’s, esto nadie sabe (risas), pero no nos gustó el producto final entonces nunca lo sacamos. Y, bueno, cada uno ya estaba involucrándose más en estos otros proyectos. Sólo ya nos separamos”. 

Toques

“Tocamos en vivo un par de veces. Una vez, tocamos en Ibarra y nos dieron un hotel super denso —bueno, yo no me quedé ahí porque estaba hecho verga— (risas) pero era cerca de donde tocábamos. Nos presentamos y no fue casi nadie (risas). Fue realmente una experiencia como media punkera, que iba también un poco con la estética de la banda. 

Le abrimos a la Máquina Camaleón en un Pacha Fest, esa fue la primera vez que les escuché, creo, jaja. En ese festival habían tocado bandas importantes como Biorn Borg y Can Can. Para mí fue como muy relevante en esa época tocar ahí”. 

Influencia

“Yo creo que el resto de integrantes le ven a esta banda como una etapa chistosa, muy colegial, como una de las primeras experiencias. Fue una etapa de nuestras vidas primeriza para comenzar a ser quienes fuimos después. 

Pero creo que algo que nos ha servido a todos en nuestras vidas, fue el ir en contra de esta idea de que alguien te diga qué es lo que tienes que hacer con tus propias decisiones artísticas, con tus propias formas de hacer música. Cada uno se dio cuenta de que siempre iba a hacer lo que de verdad quería. Cada uno se quedó haciendo la música que de verdad le gustaba”. 

Únete a la conversación

Tal vez te interese