Colisiones y ensayos: entre lo precolombino y un filtro de Instagram

por Juan Sebastián Jaramillo
La exposición “Colisiones y ensayos” del artista y fotógrafo Gonzalo Vargas estará abierta al público en el museo Casa del Alabado hasta el mes de octubre. La muestra, curada por Manuela Moscoso, reúne una serie de ilustraciones, fotografías, objetos de cerámica, un filtro de Instagram y animación digital. 

Gonzalo Vargas arranca su carrera artística a principios de los 2000. Su primera exposición individual data del 2001, en el Museo de la Ciudad. Desde 2006 se desempeña como profesor de la facultad de artes de la Universidad Católica de Quito. Lleva cerca de 10 años dedicado a la fotografía artística y su obra extendida se basa en la profundización del paisaje y el territorio nacional. 

Por ejemplo, su obra “17 12 32 / 18 10 35”, de 2017, pone en diálogo dos momentos históricos del investigador Charles Darwin: su paso por la Tierra de Fuego, al sur del continente, y su paso por las Islas Galápagos. Otro ejemplo es su obra Guanguiltagua (2011-2014) la cual explora las transformaciones del Parque Metropolitano de Quito (norte) y cómo este, a pesar de ser un bosque, es un espacio creado por el ser humano.

Quizás las obras más llamativas de “Colisiones y ensayos” sean las de la serie “Colisiones”: una agrupación de once ilustraciones 3D, en las cuales Gonzalo mezcla objetos escaneados tridimensionalmente, a manera de mashup. En esta serie se puede observar figuras precolombinas colisionadas con objetos arqueológicos que caben dentro de la historia del arte, vista desde una mirada eurocentrista. 

Colisión 7: serie de 11 ilustraciones digitales 3D, 100cm x 80 cm. Cortesía Casa del Alabado

Por otro lado, la serie “Paseante / AR” reúne seis fotografías en blanco y negro tomadas con un celular en la casa de Gonzalo. Las fotografías incluyen el uso de un filtro de Instagram que permite al público insertar una figura antropozoomórfica (con forma animal y humana) de la cultura Jama Coaque, en cualquier lugar, a manera de realidad aumentada. 

Esta misma figura es la protagonista de la exposición. Además de estar presente en la serie anteriormente mencionada, también fue llevada a un plano virtual de animación tridimensional en “3 jaguares” y en una fotografía a gran escala (100 cm x 80cm) y a blanco y negro. 

Figurina antropozoomorfa cultura Jama Coaque – Fotografía 100cm x 80cm, impresión chorro de tinta sobre papel fotográfico. Cortesía Casa del Alabado.

Esta es la sexta edición del proyecto Zarigüeya: Alabado Contemporáneo, que busca explorar las piezas precolombinas de la colección del museo, desde la mirada de distintxs artistas contemporánexs. En el pasado han participado: Tamar Guimarâes (El Tejido Hablado, 2019), Caroline Achaintre (Escáner, 2018), Adrián Balseca (Horamen, 2017), Osías Yanov (Crisis, 2016), y Asier Mendizabal (Problemas de estilo y vasijas de barro, 2016).

A continuación, una entrevista con el artista:

Gonzalo Vargas. La exposición Colisiones y ensayos  genera un diálogo entre las piezas arqueológicas del museo con la obra de Gonzalo. Foto: Juan Sebastián Jaramillo.

 

Juan Sebastián Jaramillo: ¿Cómo describirías el proceso creativo de “Colisiones y ensayos”?

Gonzalo Vargas: Este es un trabajo particular y fue un reto, porque la comisión de este programa (Zarigüeya) invita a reflexionar sobre la colección del museo. Yo entré a trabajar con la reserva y al ver las figuras que estaban ahí, me llamaron mucho la atención las culturas Tolita y Jama Coaque. Tienden a ser muy zoomorfas o antropo-zoomorfas. Dejé primero que las piezas me llamen mucho para luego trabajar. 

Lo que hice fue fotografiarlas. Armé un estudio en una oficina del museo y también las escaneé. Luego el trabajo fue  pensar en el mundo de relaciones que existía con estos objetos en el tiempo precolombino —que es un mundo de relaciones que ya no existe, se perdió con el tiempo—, y cómo nosotros ahora comprendemos a esas piezas. “Nosotros” como artistas, antropólogos, arqueólogos y el público en general. 

El museo (Casa del Alabado) se llama Museo de Arte Precolombino, lo cual es importante. No es arqueológico, sino que el museo las entiende como piezas de arte, dentro de una estética particular de cada cultura y cómo nosotros la percibimos ahora. 

Experimenté bastante con el 3D. En Colisiones, a los objetos escaneados los combiné con otros objetos que eran parte de las bases de datos de museos del mundo, cuyas piezas también están escaneadas. A raíz de la pandemia, la gente tuvo una necesidad de consumir arte, pero como no podía ir a ningún lado, entonces todo fue de manera virtual.

Sirvió para condicionarlos y ver cómo estos objetos del museo se pueden encontrar con otros de distintos tiempos y cómo a esta colisión la llamamos “arte”. Hay otros discursos también por atrás. Como el discurso de la Historia del Arte, que entiende ciertas piezas como obras de arte y, a otras piezas arqueológicas del resto del mundo —de la historia no-blanca u occidental— no como piezas de arte sino más como arqueología, ciencia o documento. Y quizás son vistas de una manera más exótica.

JS: Cuéntame un poco sobre el origen de las piezas que has utilizado para esta muestra

Lo que sucede es que ves un montón de piezas y la arqueología las denomina a muchas como de usos rituales o sagrados: “esto era del chamán, esto era de la élite, etc”. Pero hay demasiadas piezas que están en esta colección y en otras, o están enterradas en su sitio original. Yo creo que muchas de estas piezas son de un uso mucho más cotidiano de lo que nosotros pensamos o de lo que podemos llegar a saber. 

También es importante cómo nosotros podemos relacionarnos, o cómo yo puedo relacionarme con ciertas piezas. Porque hay piezas que las ves y hay todo un universo de referencias culturales que inevitablemente te lleva a pensar en otras cosas. Por eso me gustó encontrarme con este jaguarcito y decidí transformarlo en un personaje que puede funcionar en un videojuego o una película. 

Es pensar en otro sistema de relaciones más cercano para nosotros sobre el mundo precolombino, que no podemos conocer. Pensando en la materialidad, lo llevamos al plástico, a la animación, que son materiales mucho más cotidianos para nosotros.

JS: Cuéntame un poco más sobre el proceso de Colisiones

Son objetos que los había escaneado y les bajé el conteo de polígonos. El conteo de polígonos me ayuda a darle distintas texturas al momento de crear una ilustración, para que haya contrastes. Mientras más polígonos hay en una ilustración 3D es más fotorrealista, mientras menos hay, simplemente se van a ver formas geométricas. 

Entonces fui buscando con qué objetos podía ir combinándolos (a los escaneados) y encontré estos repositorios (de museos del mundo).  Mientras iba viendo unos, se me ocurría cuáles me gustaría usar y si encontraba alguno interesante investigaba sobre su historia. Finalmente los colisionaba.

Me gusta mucho esta estética donde se ven los polígonos, porque te ayudan a ver las estructuras de las cosas, cómo están formadas. Es muy similar a la fotografía en blanco y negro, en el sentido de que puedes ver la forma y no tienes esa capa de información del color que remite en otras cosas. El blanco y negro es una síntesis de la forma. 

Por eso las fotografías que se hicieron de las piezas están en blanco y negro, se ve la forma pero se pierden detalles como pedazos de pigmentos, que no me interesaban.

JS: Y también que lleva tu firma esto del blanco y negro, ya es tu estilo artístico…

Sí, te vas haciendo como de una gramática visual, que en esta muestra traté de romperla bastante, verás. Porque usualmente hubiera resuelto solo en fotografía. En esta muestra hay objetos, animaciones, piezas en cerámica con plata, ilustraciones. Es algo que empecé a trabajar desde mi anterior muestra, trabajar con otros medios y abrirme más.

Son medios, yo pienso, muy fotográficos, de todos modos. El 3D, por ejemplo, escaneas tomando fotografías por medio de una cámara. Sigue siendo la fotografía este eje para pensar. Tú habrás visto en la publicidad se usa mucho el render 3D en vez de hacer fotografías, pero son renders fotográficos.

JS: ¿Qué fue exactamente lo que te llamó de las culturas Jama Coaque y Tolita?

Cuando vi las piezas no sabía que eran de estas culturas, simplemente escogí las piezas. Es riquísimo el universo visual que plantean ambas, tienen aspectos similares. Este tema de lo zoomorfo —estos animales fantásticos cruzados con personas—, llenos de un universo simbólico super complejo me llamaba mucho la atención.

Hay otras figuras como las Valdivia. Todos conocemos las Venus, pero hay otras figuras de esta cultura que tienen un diseño exquisito; también me hubiese gustado trabajarlas, pero finalmente me llamaron más la atención estas dos culturas. Eran piezas más pequeñas, que quizás no les pararon mucha bola, no les dieron mucha atención, incluso en el momento de armar la colección, y que a mí me parecían súper valiosas.

Hay una que es un monito Jama Coaque, que es un mono chiquito. Es tan sintético, tiene pocas líneas, tiene una forma sencilla, y a la vez, tan expresiva. Y esa expresión me lleva a pensar en un montón de emojis, las expresiones que usamos ahora para comunicarnos. Era esto de encontrar relaciones entre lo que me llamaba la atención (de las piezas) con mi mundo de referencias.

Mono Cultura Jama Coaque  – Fotografía 100cm x 80cm, impresión chorro de tinta sobre papel fotográfico. Cortesía Casa del Alabado.

JS: ¿Cómo te sentiste al momento de meter tu arte en la Casa del Alabado y generar estos diálogos entre lo contemporáneo con lo precolombino? ¿Qué te llevas de este proceso?

Fue chévere porque fue todo un reto salir de lo que trabajé por años que era el tema de paisaje. Esta muestra no está fuera de explorar lo que sucede dentro de un territorio, pero sí fue todo un reto. Porque mi metodología de trabajo por lo general es investigar sobre el lugar, ir y enfrentarme con él y fotografiar el paisaje. 

Normalmente trabajo con una cámara de placa y una digital, entonces voy súper cargado de equipo. Aquí el reto fue no enfrentarse con el paisaje, pero pensándolo bien, la metodología fue muy similar. Tuve que enfrentarme a las piezas del museo y hacer esta fotografía de objeto, que ya lo había hecho antes, pero no es usualmente lo que hago. 

El museo es un lugar muy organizado, trabajé con una curadora, Manuela Moscoso. Con ella tuve unas charlas muy enriquecedoras. Con ella se terminó de pulir ciertos detalles del diseño museográfico de la exposición, fue un aporte muy bueno. Está Lucía Durán, la directora, que tiene unos diálogos riquísimos con las piezas. Y todo el departamento de Educación, que son gente experta, que ha convivido con las piezas por años y fue muy rico trabajar con ellos y su conocimiento. Una gran experiencia.

¿Cuál es la posición política que asumes con esta muestra?

Pensar en los museos. Pensar en su historia. Este es uno que tiene un programa educativo y que es contemporáneo. Pero desde hace algunos proyectos anteriores he estado pensando en el tema de los museos y cómo desde estos lugares se han inscrito discursos raciales y coloniales de poder en el mundo, que son los que tienen ahora una incidencia en lo contemporáneo. Creo que eso es importante: pensar en el pasado desde mi práctica, para hacer una obra que hable en el presente. 

Creo que va por ahí el tema político. ¿Qué es lo que debería hacer un museo? ¿A qué se debe un museo? Yo pienso que al pensamiento crítico, a la reflexión y no necesariamente a armar discursos sobre lo nacional.

La Casa del Alabado,no tiene ese discurso, pero usualmente en la arqueología, al mundo precolombino sí se le da ese discurso de lo ecuatoriano, solo porque ahora se encuentran en ese espacio que conocemos como Ecuador. Pero cuando se hicieron no existía el Ecuador, entonces es desarmar esos discursos y pensar a qué se deben. 

JS: ¿Crees que el arte tiene realmente el potencial de reconfigurar estas nociones culturales que tenemos sobre lo colonial, lo nacional y el territorio? ¿Puede tener un impacto en cómo nos percibimos?

Yo creo que sí porque el arte es el causante de cómo nos percibimos ahora. Nosotros aquí vivimos en un paraíso barroco. Las iglesias barrocas ecuatorianas, y quiteñas, sobre todo, son lenguajes que usaban el poder para conquistar, mostrarnos este poder divino y dominar el mundo indígena y mestizo. Y el arte ha ido cumpliendo distintos roles en la historia de la humanidad.

Pienso que ahora se percibe al arte como una esfera separada del mundo, pero en realidad es algo que nos atraviesa en todos los aspectos: en la música, en el cine… No percibimos al arte en muchas cosas que consumimos en televisión, pero de ahí devienen. Entonces, creo que el arte es un lugar que ahora debe cuestionar mucho su misma historia: a qué poderes estaba sirviendo. Y ahora también hay arte que se debe a ciertos poderes, pero también hay arte que no. Es un medio de reflexión, de conocimiento.

JS: ¿Tu arte en cuál entraría?

Yo le pienso como una forma de conocimiento. Es lo que intento. Se empata mucho con que soy educador. Intento que la gente, de alguna manera, entre a estas obras y reflexione, sin hacerlo didáctico, que es algo importante, pero dejando pistas para que la gente pueda entrar. Esas pistas se dan mucho en la fotografía. Es un medio muy amigable para todo el mundo. La gente ve una fotografía y puede entender de una de qué estás hablando, por dónde te estás yendo, te puede remitir a una época… Hay algo en la fotografía que es muy universal, todos tenemos una cámara en nuestro celular y es algo muy poderoso.  

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Puedes ir a ver las 7 series y obras que conforman “Colisiones y ensayos” reservando una cita en www.alabado.org. El museo Casa del Alabado se encuentra a pocos metros de la Plaza San Francisco, en el Centro Histórico de Quito y atiende en un horario de 9h00 a 17h30. Habrá visitas guiadas con Gonzalo este 21 y 22 de agosto, el 18 y 19 de septiembre y el 24 de octubre.

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