Colaboración y formación de públicos: la clave de +Arte para llegar a sus 5 años

por Juan Sebastián Jaramillo
+Arte ha llegado a los cinco años. ¿Cuáles son las claves? Nos lo cuenta su fundadora, Gabriela Moyano. 
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La exposición Tabula Rasa. Foto: cortesía de +Arte

La galería +Arte cumple un lustro este año, y, para celebrarlo, botó la casa por la ventana. La impresión de un libro que recoge las memorias de estos cinco años y la muestra colectiva “Tabula Rasa” —llevada a cabo entre el 27 de febrero y el 6 de marzo de este año— fueron los regalos que se dio a sí misma Gabriela Moyano. Ella es el rostro detrás de esta galería que, sin duda, se ha convertido en un espacio de exhibición importante, tanto para el arte quiteño como nacional

Como su nombre lo indica, +Arte llegó para abrir nuevos espacios al quehacer artístico local. La mejor prueba de esto son lxs artistas que han pasado por su “vitrina”. Nombres emergentes, identidades disidentes, formatos nuevos y narrativas transformadoras son la firma de este espacio y, por extensión, de Gabriela. Y no podemos dejar de lado las 86 exposiciones que ha albergado la galería.

Así, al menos, se recoge en el libro conmemorativo Contingencias. Modos de Habitar. Disidencias. Esta publicación cuenta con ensayos teórico-críticos y reflexivos, cuya autoría corresponde a tres personas cercanas al trabajo de la galería y, sin duda, imprescindibles al pensar acerca del circuito local del arte.

“La trayectoria de la galería +Arte trasluce un reflejo acotado, pero elocuente, de las principales líneas temáticas y debates de los últimos cinco años en la producción artística del Ecuador”, así inicia el primer texto del libro, titulado “Un modo de ser sobre la tierra: estar, habitar, replantear”, de la historiadora y crítica de arte Ana Rosa Valdez. A quien me atrevo a nombrar como periodista también, pues es directora editorial del portal web Paralaje XYZ, el cual se define como “un espacio de crítica de arte y debates culturales”. 

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Portada de Contingencias. Modos de Habitar. Disidencias. Cortesía de

Más adelante, se explica: “Al mirar atentamente la programación de la galería, se observan múltiples escenarios de creación artística, en donde estas preocupaciones encuentran asidero: proyectos de investigación científica, trabajo con archivos y memorias, encuentros con lo social, prácticas activistas, experiencias introspectivas y exploraciones sensibles con medios y lenguajes artísticos que reafirman tradiciones de producción o que se expanden hacia nuevas soluciones”. 

Por otro lado, Eduardo Carrera, director del Centro de Arte Contemporáneo de Quito (CAC), centra su atención en las disidencias, en aquellas identidades marginalizadas socialmente, la mayoría de las veces por razones relacionadas a las diversidades sexo-genéricas y raciales. 

“¿Qué hace que un proyecto expositivo como +Arte sea feminista o tenga un enfoque de género? ¿Qué tipo de pensamiento crítico alrededor de estas temáticas se puede generar desde esos lugares?”, se pregunta este curador y gestor cultural, al inicio de su texto “Me comprometo con mi cuerpo: Prácticas expositivas disidentes”.

A continuación, coloco fragmentos de su respuesta: “Las exposiciones en +Arte y en otros espacios del Ecuador han intentado generar una praxis que dé cuenta de los alcances del arte para dislocar imaginarios y abrir resquicios hacia nuevas representaciones de la feminidad y de la masculinidad, pero también hacia otras narrativas que se escapan de la lógica binaria hombre/mujer”.

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Mucho más que los ensayos. El libro contiene abundante material gráfico de las expos. Foto: cortesía de +Arte

En contraste con Eduardo y Ana Rosa, la curadora y profesora universitaria Anamaría Garzón propone un texto un poco más teórico que reflexivo que, en resumidas cuentas, sirve como un contexto —desde el campo académico— sobre el pensamiento en torno al arte contemporáneo, y cómo el trabajo de seis artistas expositorxs de esta galería dialoga con este.

“(…) la historia del arte contemporáneo, con sus múltiples temporalidades, abarca transformaciones, respaldada por la desmaterialización, la comprensión de la idea como motor de creación y el reconocimiento del cuerpo y las subjetividades como contenedores de lo político”, logra resumir puntualmente Anamaría, para sumergirnos en la conversación sobre lo contemporáneo y el arte. Lo hace en su texto “El significado contingente de la materia: residuos, rastros y superficies”.

Además de los ensayos, el libro contiene una imponente cantidad de material gráfico de archivo de las exposiciones que han cruzado la puerta de +Arte. Esta publicación de Severo Editorial, diagramada por el artista Adrián Balseca, goza de un diseño editorial innovador y arriesgado que invita a lxs lectorxs sumergirse en la memoria de esta galería.

Cinco años tal vez no suenen a mucho, pero quienes están detrás de la gestión cultural y las artes saben que sostener un proyecto por ese tiempo, en Ecuador, es verdaderamente difícil. Sobre todo, cuando viene desde la autogestión y el autofinanciamiento.

A continuación, lxs dejamos con una entrevista con Gabriela Moyano, fundadora y directora de +Arte. Ella profundiza sobre la historia, el presente y el futuro, tanto de la galería, como del arte contemporáneo de Ecuador.

***

Juan Sebastián Jaramillo: Cuéntame, por favor, la historia de cómo nació +Arte:

Gabriela Moyano: La galería nace porque yo tenía que hacer mi muestra de tesis. Yo me estaba graduando en 2014 y había pocas galerías. Estaba la galería Ileana Viteri, pero era imposible entrar como estudiante y tenía todo copado en el año. Y estaba el Pentasiete, pero me acuerdo de que cobraba por día y, como estudiante, me era imposible pagarlo. 

Entonces dije no, más fácil me sale rentar un local y poner la muestra ahí. Abrí este lugar para mi muestra entre Tumbaco y Cumbayá, en un centro comercial que se llama Home Design. La idea era tener mi taller y galería para mostrar mis cosas. Mis amigos tampoco tenían dónde mostrar, entonces comencé a prestar el espacio. Súper informal.

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Fue la necesidad lo que motivó a Gabriela a abrir el espacio. Foto de la expo Tábula Rasa tomada por Juan Sebastián Jaramillo

Un día me di cuenta de que ya estaba un año en esas. Así que dije ok, creo que tengo que hacerlo bien. Pensar cómo se desarrolla una galería. En esa época el enfoque en las universidades era hacia la producción y ahora ya tienen clases sobre esos temas. Yo no tenía herramientas para saber cómo manejar una galería. Así que me tocó investigar bastante.

Cerré la galería por unos meses porque justo falleció mi mami. En esa época no quería dedicarme a algo muy emocional, por este tema que estaba atravesando. Entonces quise dedicarme a la galería, a la gestión.

JSJ: ¿Qué hacías antes de dedicarte a esto? ¿Pintura?

GM: Yo hacía de todo, pintura, grabado, fotografía, instalación video. Pero creo que lo que unía mi obra era la temática. Tenía distintas cosas, pero todo era muy personal y, sobre todo, relacionado con el cuerpo

Cuando decidí abrir el espacio ya lo hice pensando como empresa. Saqué todos los permisos, la calificación artesanal, hice todo pensando en que sea una galería. Eso fue justo hace cinco años, en el 2016. Y ya fue aquí (+Arte, Av. 12 de Octubre), que fui pensando en una agenda, cuál va a ser el enfoque, una cuestión más formal. 

JSJ: ¿Cómo fue esa etapa inicial?

GM: Era chistoso, porque me acuerdo de que tenía que buscar a los artistas. Ahora ya hay dos páginas donde puedes ver, pero entonces era imposible. Buscabas artistas ecuatorianos en internet y te salía Guayasamín, pero no encontrabas a alguien que esté haciendo arte ahora. Fue ponerme a visitar más muestras, ver en qué estaban los estudiantes e invitar. Porque nadie venía (risas). Me tocaba ir a buscarlos, hacer negociaciones, etc.

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El Estado (2017) – Carlos Echeverría Kossak. Acrílico sobre lienzo. 170 x 280 cm. Foto: Juan Sebastián Jaramillo


El público también fue un tema difícil. Quienes iban a las muestras eran más cercanos a otro tipo de obras, que no necesariamente eran las obras que yo mostraba siempre. A veces había ese choque. Hasta que yo llegue a este nuevo público sí tomó un tiempo. También fue difícil promocionarme, porque mi público no era el que lee El Comercio o la revista Diners, sino gente joven que se movía por Facebook.

Me movía bastante por ahí, veía qué plataformas independientes había. Justo esa época empezaba Lifestyle Kiki, por ejemplo. Quería ver por dónde podía llegar a ese público que yo sabía que era relevante respecto a lo que yo quería hacer.

JSJ: ¿Y cómo lograste enganchar con ese público?

GM: Una galería es inminentemente comercial, tengo que vender. Pero yo sabía que eso no iba a ser inmediato. El primer año sufría porque no vendía, pero dije: “a ver, igual no vas a vender (risas), al menos no en mucho tiempo. Entonces pon el énfasis en otra cosa”. 

Fue un crear públicos, educar públicos, hacer visitas guiadas, hacer encuentros, conversatorios, poner mucho énfasis en la parte de educación. Que no necesariamente las galerías lo tienen, es algo más de museos. 

No necesariamente va a vender obra, pero va a venir gente, y eso también es importante, es otro tipo de circulación de obra. No necesariamente es monetario, pero la gente va a hablar, va a comentar, y se va a generar interés sobre lo que se muestra aquí.

Ese enfoque estuvo presente durante los primeros tres años. Porque el público ahora sólo llega. Al principio tenía que tener una base de datos e invitar directamente a la gente. Eso ya no pasa, ahora sólo se mueve, y creo que eso de crear públicos, por años, dio frutos.

JSJ: ¿Puedes identificar algunos puntos de inflexión que hicieron que cambien las cosas entre la primera etapa y esta en la que estás ahora?

GM: Creo que hay varios aspectos. Una muestra importante fue la que hice con Javier Gavilanes, que fue la primera muestra con un artista de Guayaquil. Fue romper un poco con ese regionalismo. Generalmente las galerías muestran obras sólo de los artistas locales. Y yo para esa muestra hice una alianza con una galería de afuera. Eso no se hacía mucho entre galerías, porque, en esa época, todavía se veían como competencia. 

Esa alianza y llegar a otro público de artistas fue clave. De pronto, tenía artistas de Guayaquil que vinieron a golpearme la puerta. Si no hubiera hecho esa muestra, quizás no habría tenido ese intercambio. Si tú ves aquí —en la muestra Tabula Rasa—, la mitad de los artistas son guayaquileños. Es lo que yo quería, que sea nacional, no sólo de Quito.

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El Ser Digital (2017) – Brenda Vega . Fragmento del ser digital. 12 x 10 cm (Holograma en dispositivo electrónico). Pieza única. Foto: Juan Sebastián Jaramillo

Otra muestra (importante) quizás fue la que hicimos con No Lugar, Nodo, en 2018. Para mí fue importante porque el Pancho (Suárez) siempre ha sido una persona muy abierta en cuanto a sus conocimientos, muy generosa y que me guió bastante. 

Creo que el que ambos tengamos un espacio de galería pero con enfoques tan distintos, nos ha permitido apoyarnos en lo que el otro está interesante. Por ejemplo, si viene un artista con un perfil más de residencia, yo le digo “mejor anda a No Lugar”.

Trabajamos con los mismos artistas, hemos hecho un montón de proyectos juntos, aquí y afuera, y creo que eso fue un reflejo para otros espacios de galerías. Cómo se puede trabajar en conjunto y todos crecer. Lo importante es crear un circuito, no separar, ni generar estas competencias. Creo que por eso esa muestra fue importante, para que otros gestores vean cómo trabajar en conjunto. 

JSJ: Creo que eso se refleja en esta conmemoración, ¿no? En el libro hay textos del Edu Carrera (CAC), Ana Rosa Valdez (de Paralaje XYZ), y Anamaría Garzón (de la galería Khôra y la academia) …

GM: Bueno, la Ana (Anamaría) fue mi directora de tesis. Y fue alguien que dije “tiene que ir”, porque conoce mucho mi trabajo y me conoce personalmente. Trabajo mucho desde el afecto, desde las relaciones. Para mí eso es muy importante.

El Edu también, desde No Lugar. Con él hemos trabajado en distintas cosas y es alguien con quien me encuentro todo el tiempo, en todo lado. Y Ana Rosa, con la plataforma de Paralaje, para mí es alguien sin quien no tendríamos archivo de nada.

Quería que estén personas abiertas a la colaboración y que se note cómo nos estamos apoyando. Eso genera dinámicas distintas, nuevas.

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Sin Título XVIII (2013) y Sin Título IV (2013) – Serie Estados Foráneos, de Misha Vallejo | Foto: Juan Sebastián Jaramillo

A veces eso implica otras cosas también, implica transparencia, pero la idea es crear un medio. No hay un medio artístico. En esa época (cuando empezó) no había una escena artística local muy considerable. Mercado del arte, todavía NO hay. Todo eso hay que irlo creando en conjunto. En otros países, si ves, hay redes de galerías, y eso es lo que realmente sostiene.

JSJ: ¿Qué valor tiene para ti llegar a estos cinco años como +Arte? Sobre todo, incluyendo un año de pandemia lo cual hace más difícil mantener todo.

Es chistoso porque mientras lo iba haciendo, no me daba cuenta de hacia donde iba. Como trabajo sola y antes tenía dos trabajos más —ahora solo tengo uno más—, yo hacía las cosas al andar. A veces de manera muy espontánea. 

Por ejemplo, queríamos hacer una muestra con una embajada. Ese rato tenía que meterme a investigar cómo se trabaja con una embajada, qué cosas hay que pedirles, qué no, cosas que no están ahí, que no se saben. Siempre un andar estudiando, aprendiendo

El rato que me senté a ver el archivo, vi que había una línea clara entre todo lo que se ha hecho, aunque yo pensaba que todo fue muy caótico. Eso también define mis intereses, qué perfil de artistas, qué temáticas, qué formas de trabajo. Hay mucha colaboración también. 

Lee también en Radio COCOA: des(embalajes): un encuentro entre la antropología y el arte

Y ver que, aunque ha sido muy difícil —más que nada económica y físicamente, porque es un trabajo muy físico—, sí vale la pena, pero quiero dar un corte. Me di cuenta de que en algunas cosas en las que tuve que poner más atención, quizás no las puse. Y en otras que no debí ponerle tanto, sí. Por ejemplo en las inauguraciones. Era tan cansado, tanto dinero, el vino y todo… ahora digo ¿para qué? 

De cierta manera, qué bueno que llegó la pandemia, porque todo ese dinero lo puedo meter en ferias, en otras cosas que son necesarias y que antes quedaban de lado por la escasez de recursos. Sí creo que me gustó cerrar un capítulo para poner el enfoque en otras cosas. Ahora quiero mover la obra de los artistas afuera. Porque acá hay un techo y necesitan seguir creciendo.

Instalación (selección realizada conjuntamente por Fabiano Kueva y Patricio Jácome, a partir del archivo fotográfico de retratos de los habitantes de Solanda). Foto: Juan Sebastián Jaramillo

 Yo sé que como espacio voy a crecer hasta cierto lugar. No quiero ser de estas grandes galerías que tienen sucursales en tres ciudades. Simplemente no puedo, no tengo los recursos. Entonces, ¿qué puedo hacer por los artistas? Crear puentes, con otros espacios, con otras galerías de afuera

JSJ: ¿Qué retos ves de aquí en adelante, tanto para +Arte como para otros espacios de exhibición?

 Yo creo que hay que poner un enfoque en entender que el arte es también económico. Quitarnos esa idea de que el arte es solo político, cultural, porque de esa manera es difícil que se mantenga. Entender que el arte se tiene que comercializar y perder el miedo a eso, a buscar dinero para las exposiciones, exigir que haya inversiones públicas, inversiones privadas, espacios culturales… Se necesita dinero para hacer esto.

Durante muchos años no hubo galerías, se mantenían mucho al margen de lo político, de lo activista, pero ya son otros tiempos. Hay que profesionalizar, hay que vivir del arte como de cualquier otro trabajo. Cambiar ese enfoque.

Y para la galería, hacer alianzas con otras galerías de afuera. Y en eso estoy trabajando para el 2023. Hacer intercambios entre un artista de mi galería con un artista de una galería de afuera. Internacionalizar y también tener más presencia afuera. Ya no sólo en ferias, sino en espacios culturales. Me encantaría poder llevar una muestra a un museo de afuera, o que me inviten a hacer curadurías en otros museos. Creo que por ahí va… y mantenerme, no cerrar (risas).

***

Salud por los cinco años de esta galería y un cruce de dedos para que cada vez sean menos los impedimentos para vivir de la cultura y veamos —como sociedad— por qué es una necesidad primordial que haya MÁS ARTE.  

«Hay que profesionalizar, hay que vivir del arte como de cualquier otro trabajo», Gabriela Moyano. Foto: Juan Sebastián Jaramillo 

 

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