Cassandra Wilson inaugura el Festival Ecuador Jazz 2015 con su presentación el 26 de febrero.
Una oscuridad erótica sostiene su melodía entre una trompeta y una guitarra. El contrabajo resuena como la cueva de esa gran ventosa que se incorpora a velocidad mínima. De la ausencia de luz, se desprende una cadena de burbujas y emerge con suavidad de diamante, la voz ronca de una mujer. Un fruto extraño, un contralto envolvente se define y contamina el escenario. Lo llena del perfume de su timbre, amaderado e hipnótico.
Cassandra tiene el tono, tiene el groove y la elegancia a sus pies. Una cosecha que ganó con el tiempo, desde que empezó a tocar el piano, a sus nueve años. Mientras no lo hacía, jugaba en la tierra de su nativa Misisipi. Pero cuando dejó las muñecas, su camino en la música era irrevocable. Desarrolló una voz expresiva y flexible que la consagró como una de las cantantes de jazz más importantes de los años noventa.
Nueva Orleans fue su primera parada antes de establecerse en Nueva York en 1982, desde donde empezó a desarrollar su carrera junto al saxofonista Steve Coleman. Ahí integró el Colectivo M-Base, en el que se mantuvo gracias al ímpetu en dar figura a su trayecto como cantante. Desde entonces, ha visto nacer 18 producciones discográficas, y es la dueña de un Edison Music Award, un Django D’or, dos Grammys, además de una marca en el Mississippi Blues Trail.
Tras dos décadas de permanecer como una artista más o menos conocida –aunque valorada en la infinidad de posibilidades que se desprendían de sus cuerdas vocales–, se encontró con retos para esa voz color con la cual se desenvolvía en el medio del jazz, sin oponerse a la posibilidad de descubrir la magia en otros géneros como el pop o el hip hop. Su apertura le valió colaboraciones junto a los Monkees o U2 y el encuentro con una fama que bailaba en su alrededor mientras ella experimentaba.
Wilson se ha negado a brillar con la facilidad que le propuso la industria. Prefirió el camino largo de la exploración de sus propios sonidos y de los riesgos a fuerza de echar su música a nadar sobre distintos nichos, sin encajarse en ninguno, sin sentirse satisfecha con uno solo. Esta actitud la demostró desde temprana edad, cuando dejó el piano pese a la negativa de su padre y en su lugar, escogió la guitarra como su eterna acompañante.
Con su voz de terciopelo negro ha acariciado varios ritmos, sin dejar la complejidad en sus arreglos. Blues, folk o country nostálgico son presa de la flexibilidad vocal de Wilson. Pero uno de sus mayores logros consiste en exponer tantas emociones durante sus shows. El crítico Gary Giddins escribió sobre las evidentes cualidades vocales de Cassandra Wilson: “El timbre ronco, lo que favorece su menor registro; una afinidad por los adornos melódicos repletos de suspiros y gemidos y un ataque rítmico back-of-the-beat”.
Álbumes destacados:
“Blue Light ’Til Dawn” (1993)
New Moon Daughter (2000)
Fecha del concierto en el Ecuador Jazz:
26 de febrero de 2015 – 19h30
