Logramos conversar con Caloncho minutos después de su concierto del 8 de junio en Quito. Pregunta, respuesta. Habló sobre su trayectoria, sus procesos creativos y su experiencia en Ecuador.
Oscar Alfonso Castro Valenzuela, a.k.a Caloncho, vino por segunda vez a Ecuador. Luego de dos años volvió para dar un concierto acústico en el Café Democrático del CAC en Quito, y para reencontrarse con sus fans y toda su banda en el Teatro Pumapungo, en Cuenca. Los shows estuvieron a cargo de las productoras G3 Records en la capital y Distin Shows en la ciudad austral.
Fue notorio el cansancio que él sentía después de su eufórico e interactivo concierto en Quito. Dejó la camisa de mangas cortas con la que se presentó, y se puso una camiseta casual y un saco de lana. En su camerino, que era una larga sala del CAC dividida en dos por una pizarra de tiza llena de mensajes de sus fans, había un mesón con frutas picadas de todos los colores. Caloncho es de esos artistas cordiales, que parece que intentan salir de su status de estrella y hasta te ofrecen su comida. Se concentra en la conversación, de manera que su mirada se pierde en la elaboración de oraciones; salvo cuando quiere hacer énfasis en un punto, entonces, te mira breve pero directamente a los ojos.
Conversamos con el cantautor mexicano, y esto es lo que nos contó.
RC: ¿Cuánto has cambiado desde la última vez que viniste a Ecuador, en febrero del 2016?
Caloncho: Uy, pues dos años de aprendizaje es un chorro. Sobre todo, si estás constantemente tocando. Entonces, yo creo que mucho. Eso se ve también reflejado en el disco que salió hace ocho meses. Lo que más cambia de un disco a otro a la final es eso, lo que recibes como estímulo y lo que aprendes con el paso del tiempo.
RC: Entre tu primer álbum y el segundo se nota un cambio muy marcado en el estilo. Se escucha más el sintetizador y los drum machines…
Caloncho: Quería experimentar con la música, con el sonido, con el discurso. También con la satisfacción de cumplir con los caprichos. Es decir, se te ocurre una idea y trabajarla obstinadamente hasta que dices “ah, por fin, terminó muy similar a lo que quería”. No hay satisfacción más grande, sobre todo en esta onda de la música.
RC: ¿Cómo ha sido, en general, tu trayectoria como artista?
Caloncho: Empecé hace seis años más o menos. Tengo dos discos: Fruta y Bálsamo, del 2015 y 2018. He tocado en muchos lados, la música me ha llevado a muchos lugares. Es una bendición poder vivir de la música. He conocido Sudamérica, Centroamérica, Norteamérica y una parte de Europa. Me encanta mi realidad.
Mira la sesión en vivo que hicimos junto a Caloncho en su anterior visita, en 2016:
RC: Has crecido bastante rápido como músico. En pocos años has alcanzado un gran número de admiradores en Ecuador y otras partes del mundo… ¿a qué se debe?
Caloncho: Sí, estoy de acuerdo. La verdad es que no hemos dejado de tocar. Es que es una mezcla loca, de que a la gente le gusta la música, pero también chambear. La estrategia en la que vas a estar presentándote y presentando el contenido y los discos. No hemos dejado de chambearle, eso sí, y tampoco vamos a parar. A mí me encanta esto.
RC: ¿Cómo es tu proceso creativo?
Caloncho: Mi proceso creativo es lentísimo. Hay canciones de un sueño como «Julia». Hay canciones que toman un año. Hay canciones que son grabaciones con el celular, como «Fierroflies». Pero si deseo hacer una canción, le doy forma, regreso a ella, la edito y así la voy trabajando.
RC: ¿Qué esperas transmitir con tu música?
Caloncho: La verdad, siempre veo desde una perspectiva egoísta o egocéntrica. Hago la música para mí. Ya vi que eso funciona y transmite genuinamente algo a quien la escucha. A mí me gusta la música que me hace sentir bien, porque al final eso es lo que hace la música y de eso es de lo que habla el disco. Por eso le puse Bálsamo, que es un ente que te hace cambiar tu estado emocional y eso repercute, por supuesto, en la manera que ves las cosas, y también físicamente, en cómo te sientes. Eso se me hace bien valioso; si es algo que alguien más pueda sentir, vibrar y expresar, repercutir, pues, ya es una cadena de bondad.
RC: ¿Qué esperabas de esta visita al Ecuador?
Caloncho: Me dio un buen panorama que se hayan vendido todos los boletos. Pregunté cuántos eran y dije “¡ah, pues muy bien! Va a ser un acústico eufórico”, y creo que eso sucedió. Se vendieron cerca de 300 entradas (en Quito).
RC: ¿Con qué te quedas de Ecuador?
Caloncho: La gente, caray. De veras son una belleza. Desde que llegamos nos han atendido más que de lujo y con toda bondad, súper gestos de comida y atenciones finísimas. En todo sentido bondad, gente preciosa.