Buzo en la profundidad del sonido

por Luciana Musello
sabi buzo estudio

Sabi Gallegos-Anda en la cabina de Radio COCOA / Foto: Luciana Musello

Episodio I

 

La breve estadía de Buzo en la capital inicia en Guápulo mientras intentamos abrir una botella de vino en la vereda. La botella se abre después de forcejear un poco con el corcho, ¡qué gamines somos! Sabi Gallegos-Anda (Los Habitantes de la Luna) y José Villafuerte (Man de Barro) me miran perplejos ante el término gamín, desconocido para el léxico guayaco. Al día siguiente, medio cogida la altura, Sabi decide que la banda debería llamarse Buzo-Gamín. Atribuimos esta decisión momentánea a los efectos de la altura y el chuchaqui.

estudio buzo

Buzo en la cabina / Foto: Luciana Musello

Sabi y Jose se conocieron por la música, o por el “rock”, como dicen ellos. La anécdota es la siguiente: Man de Barro termina de tocar en Guayaquil y Sabi se acerca a felicitarlos, Jose piensa: “Qué lindos ojos tiene esta man”.  Sabi sube al escenario con Los Habitantes de la Luna. La noche los reúne a la salida. Días después, Sabi recibe una voice note con una melodía. Se juntan a componer la letra, Sabi canta (hermosísimo) y Jose toca la guitarra. La canción es una invitación a bucear sin oxígeno de emergencia, porque de eso se trata, ¿no?

Con el mismo espíritu llegaron a Quito un fin de semana cualquiera. El domingo por la mañana, tras los hechos de la noche en Guápulo, la cabina de la radio empieza a llenarse de agua. “Se llama Buzo porque el punto de esto es que sea medio oscuro, como el buzo que va a la parte más oscura y más hermosa del mar”, dice Sabi. Si sus proyectos personales -Man de Barro y Habitantes de la Luna- son playas y viajes, Buzo debería ser el mar abierto y el salto al vacío, por oposición.

Después de grabar el tema, llegamos al Centro de Arte Contemporáneo (CAC) donde -como si estuviéramos persiguiendo la humedad y el calor-, nos encontramos con la exposición del artista guayaquileño Roberto Noboa: hombre obsesionado con las canchas de tenis y…las piscinas. ¿Qué cosa más pertinente que una piscina para un buzo guayaco extraviado a 2 800 metros de altura?

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Site-Specific de Roberto Noboa en el CAC / Foto: Luciana Musello

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Buzo en la terraza del CAC / Foto: Luciana Musello

Mientras conversamos sobre la escena independiente en las alturas, conduciendo hacia el sitio donde nos despediríamos, Sabi dice que convendría pensar en Ecuador como un país grandísimo, donde las distancias entre ciudades son insignificantes. ¿Por qué no venir a Quito, de la nada, un fin de semana? ¿Por qué no viajar para un concierto con la misma facilidad con la que se va a un bar el sábado? ¿Por qué no más rock, esa cosa “que te tratas de lavar pero no va a salir, porque solo te vas a ensuciar más”?

 

Episodio II

 

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Buzo en Diva Nicotina / Foto: Luciana Musello

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Foto: Luciana Musello

Dos semanas después de nuestro encuentro en Quito,  llego a Guayaquil para encontrarme con Buzo. Recorremos Las Peñas, nos ponemos bien gamines y sustituimos el vino en botella por varias de vino en cartón. Pasamos por un Diva Nicotina vacío preparándose para un concierto y nos alejamos hacia Mirador Paraíso. Ahí, Buzo toca nuevas canciones. El proyecto ya está orquestado: Rubén Burgos de Naranja Lázaro en la batería, Luis Alberto Illescas en el bajo, Fa Paredes de Ludovico en la segunda guitarra, y Sabi y Jose sacando la cabeza por la superficie del agua de los días.

Hace poco, me llegó una voice note del primer ensayo con banda del single «De Eso Se Trata»: imaginen el track acústico sumergido a 300 metros de profundidad. Buzo ya mismo entra a grabar. Se declara alerta en el mar, la ducha y las piscinas.

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