Conversamos con el comediante quiteño sobre su reciente stand-up Made in China, que ha sido subido a Youtube en estos días.
“Necesito gente pobre (para hacer reír). La gente rica hasta ahora está cabreada y dice (el tono de voz cambia a uno paródico) que al país se lo saca adelante trabajando”, comenta el comediante Esteban “Ave” Jaramillo, sin inmutarse aparentemente, sin que una sonrisa traicionera se dibuje en su cara. No se ríe ahora y se esforzará por no hacerlo el resto de la noche. Trata de permanecer lo más sereno que puede. Después de todo, él es el comediante: reírse no es su tarea. Es la del público.
Y el público que ha ido a escucharlo ese día de noviembre del 2019 en el Patio de Comedias —un mes después del paro que tuvo en vilo al país entero—, después de captar el lado gracioso de sus palabras, de reconocer, automáticamente, una suerte de síntesis, de radiografía de la idiosincrasia nacional en la rutina del comediante, ríe. No pueden evitarlo. Y no podrán hacerlo el resto de la noche, no importa que Ave hable de los tiempos en que las piñatas eran más duras, de lo poco prácticos que son los muros con trozos de vidrio incrustados para evitar que los “choros” se metan a robar las casas y de lo ridículas que son las ceremonias en las que se jura la bandera.
Seguirán prendidos de sus frases coloquiales y afiladas. Porque seguramente han experimentado lo mismo alguna vez en la vida, y esta vez pueden admitirlo sin ruborizarse. Porque, como decía Chesterton, “el humor equivale a la humana virtud de la humildad”, a la capacidad de reírse de uno mismo. Y, como comediante experimentado, Ave lo sabe.
“Lo cotidiano te da el humor”, dice algunos meses más tarde, en una entrevista que sale a flote pese a las dificultades que la irregular conexión a internet plantea.
Un stand-up en tiempos de crisis
El 22 de marzo, pocos días después de que ingresáramos a la complicada etapa que estamos viviendo —y cuyo final no parece estar muy cerca—, Ave Jaramillo y Sesiones al Parque liberaron, en el canal de los últimos, un espectáculo cómico de finales del año anterior, aquel al que hago referencia al principio de esta nota. Se trataba del ya famoso Made in China, cuyo nombre no podría ser más sugerente.
Pero no se engañen. No es que, al más puro estilo de Los Simpson, Ave haya predicho lo que ocurre en la actualidad y, con base en eso, haya bautizado a su espectáculo. El nombre no tiene nada que ver con lo que estamos viviendo. Por el contrario, hace referencia a una situación cómica general que el que escribe estas palabras podría plantear de la siguiente manera en su caso. Más de una vez nos topamos en infancia con un juguete mal hecho, de esos que se rompían al poco tiempo de ser usados. Era inevitable voltearlo para averiguar dónde había sido fabricado, y la respuesta era siempre la misma: “Made in China”.
La analogía de una situación similar a la descrita con la cotidianidad de un país como el nuestro, en el que las cosas siempre marchan en la dirección equivocada, por la escasa eficiencia y la ambición egoísta de las autoridades y, también, de los ciudadanos comunes, era perfecta. “Yo pensé que después del paro nada iba a empeorar. Pero mira, estamos en Ecuador: siempre se puede estar peor”, dice el comediante quiteño.
Para crear este stand-up, Ave echó mano de un montón de chistes que habían flotado en su cabeza y en sus espectáculos por un largo rato, incluidos algunos de los días en que se presentaba junto a Pancho Viñachi. Y vale decir que el 2019 no fue el primer año en que Made in China tuvo lugar. Ya venía realizándose por dos años. En ese tiempo, Ave probó varios chistes. Descartó algunos y se quedó con otros. Al fin y al cabo, en sus palabras, “la comedia es una cuestión de ir probando”.
Y haciendo caso, como siempre, a lo que sugiere el famoso George Carlin —una de sus inspiraciones—, de echar un vistazo a lo cotidiano, anotarlo siempre que se pueda y mirarlo desde otro ángulo, el comediante quiteño aprovechó muchas situaciones de su vida diaria. “Hay cosas más antiguas, como el chiste de las piñatas, que es uno de los más antiguos que he sacado. Lo tengo full tiempo. Era del cumpleaños de un primo mío”, recuerda.
Esa base cotidiana, utilizada en varios de los espectáculos, fue mutando conforme se sucedían las ediciones de Made in China. Ocurrió así porque el mundo cambia. Surgen nuevas situaciones que, vividas en carne propia por el humorista, se transforman en fuente de nuevos chistes.
“La inspiración para lo del paro fue el estrés, porque mi mamá estaba enferma. No podía salir y mi mamá estaba enferma. Por suerte se curó. Me pareció todo muy político. Había cosas con las que estaba de acuerdo y otras con las que no. Me peleé mucho en redes en esa época. Y entonces pensé que eso tenía que volverse comedia, no podía ser una cosa que se me quedara en la cabeza, ahí jodiendo, tenía que sacarla”, señala Ave.
Esa es la versión que vemos ahora en Youtube y que figura a continuación:
Y esto… ¿para qué me sirve?
A cualquier persona que se dedica a una actividad de algún modo artística, y que carga con una buena cantidad de éxito a cuestas, le llega el momento en que un apresurado periodista le lanza una pregunta tópica pero inevitable —aun a riesgo de que los compañeros de profesión más evolucionados de este último se burlen de él por hacerla—. Ave no es la excepción. Quizá ha tenido que contestar muchas veces esa pregunta tantas veces formulada por otros, y que el autor de esta nota no puede eludir: ¿Para qué sirve lo que usted hace en tiempos de crisis como los actuales? Y debe hacer lo mismo con la que se deriva de esta: ¿Qué motivos hubo para lanzar su obra ahora? Pero la respuesta vale la pena.
“Había varios motivos para lanzar. Uno de ellos fue la cuestión anímica. En los momentos de crisis, la gente necesita reír más, necesita reír muchísimo. Necesita olvidarse de todos los problemas. Porque estamos muy conectados ahora. Entonces, vivimos desde nuestra soledad digital la crisis: estamos viendo el sufrimiento de los otros, estamos exponiendo nuestros sufrimientos. La comedia sirve como para hacer catarsis, para sacar los diablos y proyectarlos en otra cosa. Y la gente está metida en la casa: lo que necesita es entretenerse”, responde Ave.
No obstante, el lanzamiento de Made in China no estaba previsto para estos días. Pero la falta de presupuesto para publicar el video antes, por un lado, y, por otro, la aceleración abrupta del predicamento en que estamos envueltos apuró todo. Aun así, todo ha sido para bien, al menos en este caso. Ya que Made in China está aquí y ha llegado para solazar un poquitín nuestras vidas.
No importa que el humor del comediante quiteño pueda gustar y no gustar. No importa que unos cuantos lo hallen aburrido o absurdo. Ya está aquí, en nuestras vidas, en espera de que alguien decida poner play y reírse por un buen rato.
¿Y ahora qué?
Para Ave, la hora de parar no ha llegado todavía. Pese a la incertidumbre económica que rodea a su profesión —ahora que la gente no puede asistir al teatro— y a los duros momentos que vive en general el país, todavía hay mucho que hacer, empezando por difundir material que está guardado hace mucho. “Ahora voy a sacar el material de Made in China, que también estaba pensado hace tres años”, indica.
Como él mismo lo dice, “mientras más crisis hay, más comedia tiene que haber”.