Te presentamos una lista muy personal que recorre los últimos años del videoclip ecuatoriano. Revive y descubre, en video, algunas de las mejores canciones de la década que se va. Sabemos que faltan muchas cosas y que seguramente tendrás tu propia lista en la cabeza, pero, por lo pronto, déjate llevar y disfruta.
Hace un tiempo se dijo que el videoclip iba a reemplazar al formato MP3, pero los años nos demostraron que esa visión fatalista no se cumplió. En lo que sí se transformó fue en un medio más para que los artistas puedan canalizar su arte.
La música, el ejercicio del alma, puede interpretarse de miles de formas. Pero, cuando un artista proyecta visualmente lo que escribió en un pentagrama le da a su público una parte de su mente. Le dice: “esto es lo que ven mis ojos”.
Gracias a las oportunidades del Internet y la tecnología, ahora son más las producciones de videos musicales de nuestra escena independiente. La segunda parte de la antología del videoclip acoge a directores que crearon un mundo a partir de una canción. Desde la animación hasta el experimento social, aquí los 11, sí, con yapa.
1. Matemáticas – Clo Sismico
Nos vamos al 2010 con este tema que salió una temporada en la pantalla de MTV. Carlos Luis Hosejo, conocido como Clo Sísmico, tira un rap desafiante. Enumera las razones para que cuides tu espalda en su tema «Matemáticas», el primero de su disco La Transmisión del Sismo. Él transmite poder no sólo en sus palabras.
El video abre con tomas cerradas de sus tatuajes mientras su productor demuestra cómo crea el beat perfecto. Aparecen ejercicios matemáticos detrás de los dos artistas. Poco a poco cubren la pared. Un pincel invisible los pintas mientras Clo hace su magia. Al final, el rapero está sentado entre estos signos que lo rodean desde el piso.
2. El Refrigerador – Fabrikante
Este video tiene que ser recordado por todos los guayaquileños como la prueba viva de que lo nuestro no nos pertenece. No puedes ir a bailar al Malecón 2000, a la plaza del municipio, ni a la parada de Metrovía, porque seguramente un guardia te sacará. Fabrikante lo vive en carne propia. Va hacia estos tres lugares para cantar su canción e interpretarla con sus gestos y movimientos tan peculiares. Es difícil distinguir si lo que les molesta a las autoridades es su performance o que haga caso omiso a las órdenes de retirada.
Mi parte favorita es cuando el policía del malecón le dice al camarógrafo que Fabrikante “está loquito”. Más que un videoclip es un experimento social. En la toma final de la parada de la Metrovía se ve cómo un señor pelea con el guardia y le dice: “No, usted no puede arrancarle la cámara”. Se restauró mi fe en la humanidad.
3. Lero Lero – Guardarraya
Este cortometraje da vértigo. Las tomas generales desde lo alto del cielo quiteño te posicionan en el filo de un edificio. Sientes que puedes caer de la bicicleta del protagonista y te cuestionas la valentía que algún día creíste tener. El tráfico inunda el video. No lo escuchas, pero sabes que están los pitos y personas agobiadas. Sin embargo, el ciclista navega por las calles demostrando lo poco que le importa. Se cae varias veces pero se levanta. Nos muestra su vida y a sus amigos en una ciudad nocturna y lluviosa.
El clímax llega con una animación que nace de un grafiti. En una pared amarillenta aparece una mano del cielo que coloca a la Virgen del Panecillo en medio de la ciudad. Nuestro ciclista se lanza de un edificio y se toma las calles junto a quien parece ser su pareja, en una posición sexy encima de la bicicleta. Pero la rebeldía no acaba ahí. Con otros ciclistas maneja hacia los carros, e inevitablemente se choca con un auto rojo. Se levanta y le lanza la bici hacia el parabrisas. Su guionista y director, Tomás Nieto, termina así una lectura sobre el día a día en el Quito urbano.
4. El Lleve – Los Corrientes
Beto Malavé personificó al “hijueputa que maneja esta ciudad”. El video inicia con una famosa referencia hacia este ente que rodea las esferas de poder ecuatorianas: un hombre borracho sobornando a un vigilante. El vocalista de Los Corrientes actúa de político, showman y árbitro en un pelea, metáforas ideales para el tema principal. Vemos a varios personajes como la periodista y el teniente repartiéndose el dinero en la mesa.
Finalmente, encontramos a los sabidos enfrentándose con “el pueblo”, los mismos Corrientes. Luchan con sus antítesis porque, al final del día, todos vivimos dicha tentación. Cierran con una toma donde empieza la pelea y El Lleve ríe disfrutando. Sin duda, el director, David López creó una excelente crítica hacia la corrupción en nuestro país. Una que no se olvide mientras bailamos.
5. Mozo – Luz Pinos
La directora creativa, Elsa Lama, captó la esencia de «Mozo», una divertida canción de desamor. Luz Pinos interpreta a una mujer enamorada pero ignorada por su pareja, quien resulta ser un hombre mitad zorro. Este personaje nunca muestra su rostro, algo común en los videos de esta artista —como en «Ya no te quiero», donde “el amado” también se personifica con un muñeco—. Parece un ente que va por la pequeña casa y no se da cuenta de lo bella que es su doncella. Así que se va.
La deja pero ella sana su corazón roto reemplazando las flores marchitas de las macetas y cambiando los cuadros de las paredes. Finalmente, se posiciona en un trono de flores rodeada de dulces de todo tipo: bombones, galletas, tortas. Todo para recordar el delicioso sabor de la vida sin una relación que socava el alma con desatenciones. Pero, como todo vuelve, el hombre zorro regresa con el rabo entre las piernas. Esta tragedia humorística va acorde a la canción, donde el sabor de su clarinete lucha con la pena.
6. Cuando me empieces a odiar – Los Corrientes
Este video saca lágrimas. No sólo por la impecable fotografía de Tupac Galarza sino por la sensible historia escrita y dirigida por Javier Andrade. «Cuando me empieces a odiar» es una balada que transporta a cualquiera hacia aquel primer amor. Desesperado, ilusionado, indiferente con el resto del planeta. Por ello, acertaron con una quinceañera al pie del mar.
Una niña que se vuelve mujer, celebrada por su familia y fatigada por las peripecias de su nueva condición, se come un pétalo de rosa al ver a su amado. Mientras toda la familia baila con la luz de una fogata en la noche, los ingenuos amantes flotan en el aire al darse un beso. Al día siguiente, el traje del jóven y el vestido de la cumpleañera posan a la orilla del mar. Ambos sucumbieron ante un amor que atrapa como ola. Amor inevitable e inmenso como el agua.
7. El Ecuador – Lolabum
El himno nacional no suena, no se iza la bandera ni se escucha la barra de la Tri en el estadio Atahualpa. Esa es la magia de este video. El director, David Rojas Dager, posiciona a los integrantes de Lolabum en un lugar donde el imaginario de la cultura ecuatoriana espera algo totalmente distinto. Su fotografía juega con las luces y las perspectivas del espacio, transformando al estadio en una reliquia simétrica. Hasta parece que tiene vida, que quiere contarnos algo.
Los personajes parecen cuatro elementos más, pues sus posiciones estáticas o mínimas de movimiento solo resaltan la grandeza de los planos abiertos. No cualquiera logra narrar visualmente con composiciones inertes. ¡Que no viva la patria!
8. Zoroastro – Boris Vian ft. Método
Juan Diego Monsalve creó una dualidad entre nuestro planeta y un desierto lejano. Las calles de la ciudad tienen una atmósfera rojiza azulada, mientras el altiplano seco se cubre de amarillos. Es la misma situación pero distintos contextos. Vian y Método encuentran a un hombre casi muerto en el suelo. Como en un ritual para revivirlo o para predicarle empiezan a cantar y a bailar. Por la toma contrapicada se nota que el hombre puede verlos, pero no puede reaccionar. Un séquito de personas intenta ayudarlo sin lograr nada, mientras acusan a nuestros artistas de hacer algo malo.
Kilómetros a distancia, o en otro mundo tal vez, está el mismo hombre junto a Vian y Método. Está acostado en la tierra mientras una mítica figura femenina danza a su alrededor. Cuando logra por fin despertar en el desierto, automáticamente, se levanta del pavimento y sigue su camino. El mismo hombre se ha salvado dos veces.
9. Cholonización – Guanaco ft. Emicida
Una máscara roja parecida al Aya Huma resalta contra un fondo negro. «Cholonización» es la apropiación de una palabra que durante muchos años calificó a los latinoamericanos como “los conquistados”. Vico Salazar creó el himno visual donde referencias hacia la diversidad de nuestro país abundan.
Cada elemento y personaje no está colocado por casualidad. Por ejemplo, cuando la primera mujer con máscara de tigrillo baila, de fondo hay tres triángulos con los colores de nuestra bandera. Colores que, además, son referentes de otros países como Colombia y Venezuela.
Hay un aire de modernización, no sólo por las luces psicodélicas que cubren a los músicos, sino por la distinción de instrumentos típicos y equipos de grabación digital. Los rostros son lo más importante, la parte vital. Las miradas de los personajes te avisan que vienen por ti. Lo mejor es el final, un camión con la tipografía inconfundible de este tipo de carros. Del megáfono se escucha que se compra chatarra mientras se aleja y volvemos al diablo rojo.
10. Barcos Ebrios – La Madre Tirana
En el país también se anima y Sebastián Valbuena, además de traer al mundo a Pánico, nos ha mostrado qué hay dentro de su cabeza a través de sus ilustraciones y el ejercicio de darles movimiento. Dentro de su repertorio, uno de nuestros videoclips favoritos es el que hizo para La Madre Tirana. El video, lleno de simbolísmos, explora con cada imagen el posible sentido de la letra. El ambiente oscuro y las tonalidades opacas se acoplan perfectamente con el lamento particular de esta canción.
«Barcos Ebrios» es un collage de imágenes que van ese orden preciso, y no otro, porque esa es la tarea de un video musical, acompañar a la música y acompañar su espíritu. El mar, los azules, el sol y los rojos, nos transportan a los distintos matices que poco a poco va soltando la banda y la voz de José Orellana.
Yapa:
Religar – Mateo Kingman
Ineludible. Kingman y Ana Cristina Barragán son un dúo acústico-visual potente. La directora, que también trabajó el videoclip de «Último Aliento», crea una comunidad subalterna donde un grupo de preadolescentes deben valerse por sí mismos con la carga de sus heridas.
Inicia con un aura fría y desolada que no sólo se transmite por la locación sino por el manejo de color en tonos azulados. En lo personal, se podría resumir el video con una toma donde una de las protagonistas se pincha el dedo y se pinta los labios con su sangre. Un acto de resiliencia acompañado de la sólida idea de que el hombre es un animal social.
Con las heridas limpias, dispersados en una piscina vacía, los muchachos terminan bailando mientras el día oscurece y sus siluetas se difuminan. Kingman suele proyectar sus canciones con buenos conceptos pero éste debe recordarse como uno de los mejores.