Pablo Molina es músico de Veda y Munn. También fue miembro fundador de Entre Cenizas y como productor ha trabajado con Sexores.
1.- Cuando iba como público al Quitofest, veía que habían siempre los puestos de comida, y siempre los veíamos repletos. Así que en el 2009 con los panas, nos pusimos «Las Empanadas De Lupo». El razonamiento fue que si a los dos días van más de 30.000 personas, mil empanaditas iban a caer muy bien. Así que compramos 1.000 empanadas. Nadie nunca las probó (ni siquiera vió) antes de llegar al Itchimbía. Las empanadas de Lupo ofrecían a su distinguida clientela empanadas de carne y de pollo, con cola. El problema para los vendedores (nosotros) era que no había una diferenciación para las de carne y las de pollo, entonces nos pedían empanada de carne y les dábamos muy arbitrariamente la que apareciera, y luego si alguien nos decía, «oye esta es de pollo», nosotros decíamos: «no, es que es una sazón especial…»
Para resumir la historia, 24 horas transcurridas y no llegamos a vender ni la mitad, y nuestro horno no calentaba, para rematar hubo un golpe de 80 dólares en billetes falsos, así que, ¡VENDER COMIDA EN EL QUITOFEST NO NECESARIAMENTE ES UN NEGOCIO REDONDO!
2.- Las pegadas de afiches son una laboriosa tarea de por sí. A lo largo de los años, pegar afiches para conciertos pequeños y medianos nos han enseñado a valorar el olor a engrudo y los locales de comida abiertos en la madrugada. Pero por ahí se complica cuando tienes que pegar afiches en, literalmente, TODA LA CIUDAD para el festival más grande del país. El número que viene a mi cabeza son 6.000 afiches. No se si sea exacto, ni cuantas noches fueron, pero perdí la cuenta, por ahí el segundo día. Si el plan es visibilizar el festival para la mayor cantidad de gente posible, ¡PEGAR AFICHES DEL QUITOFEST NO ES TAREA SENCILLA!
3.- En el Quitofest 2007, tuve el gusto de trabajar cómo técnico de escenario, en los 3 días de festival. Vi a bandas de todo el pais, y de varias partes del mundo. Entre ellas una de mis favoritas de la vida: Darkest Hour, metal melódico de EE.UU. Ellos estaban anunciados después de Basca, pero un problema con los vuelos desde Cuenca, hizo que los cuencanos no puedan llegar a tiempo. Así que los gringos tocaron antes, creando un malestar en la muchedumbre metalera, que había estado todo el día bajo el sol. Seguramente les habían quitado sus correas y querían ver de una buena vez a Basca. Se puso tan hostil la situación que de repente veíamos volar botellas de salsa de tomate, mayonesa… Una de esas impactó en la pierna del vocalista de la banda, nosotros en el escenario, entre temerosos de la integridad de la banda y de los equipos, vimos cómo el público fue poco a poco seducido por la solidez y velocidad de la banda. En la última canción, me bajé del escenario y me di un par de vueltas al pogo. Increíble concierto. UNA MUCHEDUMBRE METALERA ES MÁS SENSIBLE QUE UNA DAMA EN SUS DÍAS.