En una casa en los andes una pareja convive con el aguacero que se cuela en su hogar. Ambos buscan a toda costa, ayudados de baldes, papeles y enredos, detener el aguacero que invade su casa y su relación.
Dirección: Bernarda Cornejo
País: Canadá/Ecuador
Año: 2015
Duración: 4 min
Casi que es un clásico encontrar matrimonios donde la tensión se corta con un cuchillo. Él, sentado leyendo el periódico, no se inmuta, mientras ella ve llegar el aguacero. Es un aguacero simbólico, convocado por falta de comunicación, la frialdad y el desinterés. Es un matrimonio olvidado.
El cortometraje nos adentra en la impotencia al intentar detener el aguacero: baldes que recogen el agua que permea, papeles que absorben la humedad de las paredes, floreros que cambian de labor para proteger de las goteras. Todos los esfuerzos concluyen con la desoladora realidad de que el aguacero puede más que la pareja.
Bernarda Cornejo, la directora, adopta a la técnica de stop motion para retratar esta tensión que se cuenta en los segundos de silencio. Así, cada gota resuena como el segundero quebrando el mutismo de la pareja.
El cortometraje nace del texto “La Desunión” de Andrea Tapia. Se han visto antes invasiones de casas que llegan a exhibir dinámicas más profundas de lo que aparentan. Casa Tomada, de Julio Cortázar, y El Almohadón de Plumas, de Horacio Quiroga, son ejemplos en la literatura con la misma clase de mística sin llegar a topar la misma temática.
Sin embargo, en Aguacero la materialidad de los personajes, la casa y el agua trae al espectador una desolación obligatoria. El elemento de lo tangible le da un soplo de vida a la historia. Ver este corto es palpar con los ojos la tristeza que inunda la casa.