Soios ha cultivado un sonido tan propio que, aunque ‘Flor es ser’ es su primer trabajo discográfico, ya podríamos usarlo para referenciar a otros nuevos que irán surgiendo en el futuro. Lee aquí una reseña del álbum.
Para describir mejor una obra musical se suele recurrir a referencias; referencias que dicha obra evocó en unx al momento de la primera escucha. Pero esta vez no recurriré a ninguna para describir Flor es ser, el primer álbum del músico quiteño Nicolás Estrada, cuyo proyecto se presenta con el nombre de Soios.
Soios ha cultivado un sonido tan propio que, aunque este es su primer trabajo discográfico, ya podríamos usarlo para referenciar a otros nuevos que irán surgiendo en el futuro. A grandes rasgos, la sonoridad del álbum fluye entre el folclor y la electrónica, pero más que como géneros que lo identifican hay que apreciarlos como elementos de un todo sonoro muy genuino, original y sanador; esto último sencillamente porque escucharlo es un bálsamo que suaviza tensiones corporales y emocionales.
Para hablar del álbum y sus procesos de creación, Nicolás me recibió en su estudio en Tumbaco, donde conversamos cómodamente y sin prisas sobre Flor es ser, una obra musical que suena a ninguna otra.
Los lenguajes de la naturaleza
Flor es ser llegó a las plataformas de música el pasado 23 de marzo y los nueve temas que lo integran de alguna forma encapsulan siete años de un recorrido, un crecimiento espiritual y personal de Nicolás. “Personalmente fue un crecimiento. La obra plasma mucho del desarrollo y crecimiento espiritual humano que tengo y se va redescubriendo, se va creando de alguna manera a lo largo de estos siete últimos años”, cuenta.
En ese tiempo, Nicolás, una persona curiosa y autodidacta, frecuentó ríos, lagos, quebradas y bosques, una práctica que se convirtió en un aprendizaje de los lenguajes de la naturaleza y que hoy está reflejado en Flor es ser.
“El sonido fue grabado de una manera consciente, con mucha atención, mucho respeto a lo que encapsula, qué sé yo… un río, puede ser el viento, los pajonales, los grandes paisajes y lo que quiero es justamente invitar a ser más conscientes de cómo llegamos a tener una experiencia dentro de lo que puede ser el oído”, explica. Hoy esos paseos por la naturaleza ya no son tan frecuentes, pero está intentando descifrar cómo trasladar esa experiencia a los escenarios para el público.
‘Vientre’ es la primera canción que nació en todo este viaje y la que lo inició de cierta forma. Ubicada en el sexto lugar, podría decirse que es el ombligo de este álbum/cuerpo, la cicatriz de esa primera vida.
“Antes de pandemia y en pandemia estuve en San Pablo, Imbabura, viviendo, conviviendo ahí. Ahí es donde empecé, de hecho, el álbum. ‘Vientre’ fue la primera composición. Yo no tenía idea de que iba a ser un álbum, pero aquí estamos y es un gran álbum. Siento que es un álbum que se dejó ser… que me permitió hacerlo”.
Lo que honra el álbum
Cada canción expresa una naturaleza muy propia y su ubicación dentro del álbum tiene una coherencia en cuanto a texturas y temperamentos sonoros. Nada es excesivo en esta obra, al contrario, el equilibrio con que cada elemento es desplegado (guitarra, piano, percusión, voz o sintetizadores) al oído le resulta exquisito.
“Fui decidiendo qué se relaciona mejor. La parte instrumental primero más suave, luego ya empezar a incorporar ritmos más fuertes, como mucho del temperamento sonoro. El estudio más a profundidad es saber cómo se comportan las canciones en sus elementos rítmico, melódico”, detalla Soios.
“Sé que hacer un álbum puede ser meter todo, no. Pero aquí en verdad es lo que incorporé en la electrónica, en la acústica, en la guitarra, en la voz y por ahí ritmos. Si te das cuenta, el álbum no tiene tanto bajo, porque no me adentré en esas frecuencias; me adentré más hacia arriba como…como el agua, sabes. Todo este álbum honra el agua. Está hecho por el agua y para el agua”.
Honra además al tiempo que, al simplemente transcurrir, nos permite transformarnos, evolucionar y crear conexiones con todo lo que habita en el entorno. En ese transcurrir, por ejemplo, Nicolás se acercó al idioma Kichwa y de manera muy natural lo incorporó más adelante, con ayuda de Anita Cachimuel, en una de sus canciones, ‘Caudal’, también como un homenaje a ese lenguaje.
“Me pareció oportuno honrar de esta manera. Es esa sensibilidad maravillosa del folclor que ya es musical; es el idioma más musical a mi parecer, que lo siento tan musical que dices: No, pues, esto es solo un regalo poner unas palabras ahí que las entendí vívidamente y darles un contexto musical. Esa es la manera de honrar que tengo hacia ese lenguaje”, manifiesta.
Y asimismo, como un regalo, las nueve canciones de Flor es ser existen ahora en este mundo para acompañarnos a transitar tanto la quietud como el caos que nos presenta a veces la vida. Es, en otras palabras, una invitación a la meditación y la introspección.
Como una extensión más de la naturaleza, el álbum tiene el potencial de anclarnos al tiempo presente y dejarlo discurrir haciéndonos conscientes de lo inmensos y diminutos que, de momento a momento, somos en este universo. Como menciona Soios: “La música y los álbumes son muy importantes, porque nos dan un momento de vida muy presente”.
Un nuevo sonido local
“Si algo he hecho en esta vida es escuchar”, dice Nicolás. Escuchar sonidos, escuchar instrumentos, escuchar música de todas partes…pero en este punto de su carrera profesional dice que está muy atento a lo que está sucediendo aquí:
“Siempre es rico tener referencias de afuera, pero de verdad que con lo que me ha mostrado este último tiempo, con la gente que estoy compartiendo, digo: qué hermoso es saber entre los que estamos localmente apreciarnos y de ahí que surja algo que solo tiene la firma de ser Ecuador y del mundo, pero que se geste un sonido local me interesa mucho”.
Y en ese nuevo sonido local, Soios vendría a ser ese aliento que aviva el fogón musical de este rincón del mundo. Ya está trabajando en un nuevo álbum y al mismo tiempo, prepara sin prisas la presentación en vivo de Flor es ser que se sostiene de una parte visual con fotografía análoga y video. Todavía no hay una fecha confirmada pero indudablemente será un encuentro imperdible de música, exhibición fotográfica y relatos creativos.