Batas de cola, mantones de manila, cabellos recogidos, peinetas, lunares, flores, hermosos vestidos, mucho arte y taconeo se ven en las presentaciones y shows de Karla Torres. Esta entrevista recoge una breve experiencia de la bailaora, que decidió apostar por el flamenco en Quito.
Karla tiene su estudio en el barrio de La Floresta, donde imparte clases, además de colaborar con artistas e instituciones locales para la conformación de obras que se han presentado en el Teatro Sucre, el Teatro Variedades, Estudio de Actores, entre otros.
Hablé con una de las protagonistas del taconeo, de ese flamenco actual, que desde el respeto y la admiración, propicia pequeñas revoluciones a través del ejercicio del baile y la potencia de un cuerpo en movimiento. Para Karla, el flamenco es “un arte que desnuda el alma”. De este modo, “a través del él puedes expresar y mostrar lo que llevas dentro”.
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EDUARDO CARRERA: ¿Cómo defines el Flamenco y tu práctica como bailaora?
KARLA TORRES: El Flamenco es un arte de raíz, es una música de transmisión oral, por lo que es importante estudiar no solo su complejidad musical, sino también su contexto histórico y cultural.
Para mí el Flamenco es vida y ser Flamenca es tener una actitud ante la vida.
El flamenco lleva mi sensibilidad a plenitud, me lleva a lugares muy intensos.
Llamarse “bailaora” es una responsabilidad muy grande, esto viene con el tiempo, la experiencia y el aprendizaje.
El baile es mi vida, allí me descubro y encuentro mi libertad de expresión; lo amo, aunque también se pasa muchas fatigas.
El Flamenco es muy profundo y complejo y necesita venir de la afición, además de muchísimas horas de estudio, no solo para la técnica del baile, sino también para aportarle tu personalidad.
EC: Naciste en Quito, pero te has movilizado por algunas partes del mundo. También viviste mucho tiempo en Sevilla. ¿Cómo fue ese proceso y cómo adquiriste la afición por el Flamenco?
KT: Ha sido un proceso fascinante. Bueno, desde muy niña, he estado rodeada de música, especialmente por parte de la familia de mi abuelo paterno, la familia Chaves .
A los seis años decidí no tocar más el piano sino bailar y fui buscando el Flamenco por mis propios medios. Tomé clases con algunos maestros en distintos lugares como: Ecuador, Estados Unidos, Francia, España.
Sevilla es mi hogar, allí conocí y aprendí muchísimo, tuve la suerte de vivir grandes experiencias flamencas y compartir vivencias con los flamencos, gente maravillosa que me han abierto sus hogares y su corazón, al igual que grandes artistas flamencos y maestros excepcionales. Es lo que me ha ayudado a mi formación hasta hoy en día.
EC: ¿Cuál ha sido el momento más importante de tu carrera?
KT: Creo que no hay un momento que lo pueda definir como el más importante.
Quizás se podrían nombrar varios. Esos momentos de transformación. Que no solo se da en el escenario, sino también en una juerga, en un quejío, en una letra, en una comida, en una conversa …
Cada día sigo aprendiendo más y cada experiencia se vuelve un momento muy importante.
EC: Has colaborado con elencos como el Ensamble de Guitarras de Quito y la Fundación Teatro Sucre. ¿Qué ha supuesto para ti estas experiencias?
KT: Es una bendición. Estoy muy agradecida de que me llamen y confíen en mí y en mi arte para proyectos. La verdad, para mí es un honor compartir con grandes artistas, personas y compañeros, poder aportarnos y crecer. Tejer redes entre artistas, generar colectividades para sostenernos en nuestras prácticas me parece importante y necesario para el florecer del flamenco en la escena artística de Quito.
EC: ¿Cómo ves el presente y el futuro del baile flamenco y del Flamenco en general?
KT: Gracias al fácil acceso a la tecnología, hoy en día se puede apreciar un Flamenco muy extenso, obras que usan el flamenco como medio artístico o dentro de una fusión. Esto puede llegar a confundir conceptos del Flamenco.
Para conocer y entender el Flamenco es muy importante estudiarlo desde sus raíces, su cultura y su musicalidad.
El baile demanda mucha disciplina y horas de ensayo en el estudio. Es fundamental tener una técnica limpia. Aunque, para mí, lo verdaderamente importante está en transmitir. Y estudiar a los maestros antiguos, por ejemplo: Angelita Vargas, Manuela Carrasco, Carmelilla Montoya, de quien tuve la suerte de ser su alumna.
Eso no quita que hoy en día haya excelentes referentes flamencos tanto en cante, baile y guitarra.
Yo espero que en el futuro del baile flamenco y del Flamenco en general, haya más aficionados de corazón. Que existan teatros y conciertos llenos de gente. Que se sepa apreciar el cante bueno, una guitarra con corazón, una buena palma con soniquete a compás.
EC: ¿Qué proyectos tienes próximamente?
Se están cocinando cositas buenas y a fuego lento. Estaremos en la Casa de la Música este 29 de septiembre, junto a un gran equipo de músicos y cuerpo de baile, donde se presentará un diálogo entre música española, el flamenco tradicional, lo melódico, el golpe y lo onírico.
Y también, para el 3 de diciembre de este año, se presentará con la Fundación Teatro Sucre, un recital histórico del Flamenco basado en obras de Federico García Lorca, junto al Ensamble de Guitarras de Quito. Además las inscripciones para mis talleres y clases se encuentran abiertas, para personas que ya tengan un conocimiento en el flamenco y para personas que sean iniciales. No se lo pueden perder.
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Karla Torres León, baila desde 1990, tiene una licenciatura en Artes Visuales por la FADA PUCE, y realizó su especialización en baile flamenco en la Fundación Cristina Heeren de Sevilla, España. Ha cursado talleres con maestros como Carmelilla Montoya, Pepe Torres, Javier Barón, Milagros Menjíbar, Carmen Ledesma, Jairo Barrul, Manuela Ríos, entre otros. Su estudio Flamenco se encuentra ubicado en el Barrio La Floresta, entre las calles Madrid E16-99 y Tolosa.