Uji camina hacia el mundo invisible a través de Timebeing

por Ga Robles
Uji –o Luis Maurette– es un músico electrónico argentino que en su camino nómada ha recogido sonidos de los espacios donde se ha asentado, incluyendo Ecuador. En 2022, está dando a luz a Timebeing.

Uji (Luis Maurette)  Foto: Cortesía

“Siempre me interesó la música para conectar con el mundo invisible”. Luis está en su cocina, cebando mate y de su hablar descomplicado se desprenden las palabras mágicas para describir lo que está pariendo en estos meses: cosmos, tecnología, Tierra, tierra, mito. Tiempo.

El guagua, un disco que también es película y al que iremos descubriendo por fases hasta octubre cuando lo podamos ver enterito, se llama Timebeing. Traducido literalmente al español vendría a ser Siendoeneltiempo, pero su belleza también está en la historia que Uji ha escogido para él. Habla, por ejemplo, de que “la música es tecnología ritual”, explicándolo luego como la potencia que tiene la música para hacer que otras cosas brillen. “Hay muchas formas en que el ser humano usa la tecnología para entenderse”.

Por eso cuando escuchamos Timebeing nos reconciliamos con el tiempo y con los sonidos en un estado más crudo que los de sus anteriores proyectos. Hablamos en presente porque el parto empezó con “Kinto” y “Oropo”, los primeros sencillos de este viaje lumínico que seguirá despidiendo destellos mientras fluye como canción o como video performance. Y así seguirá hasta tener en nuestros oídos y ojos la obra completa. Ocho canciones malabareando la sincronía y palpando la resistencia de la materia.

¿Quién es Uji?

​​Uji es el nombre con el que Luis Maurette, oriundo de Buenos Aires, Argentina, camina con la música en su modo más espiritual y ceremonial. Luis, nómada desde chico, ha vivido en varios países, entre esos, Ecuador.

Luis entra en el espectro de la música electrónica a partir del 2000, cuando funda Lulacruza, junto a la cantora y compositora colombiana Alejandra Ortiz. A través del folk suave, mezclado con intervenciones electrónicas e hilas de pop, la agrupación se dio a conocer por ser pionera en el nuevo sonido sudamericano afincado a la raíz. 

En paralelo a ese trayecto, Luis funda Uji: “en Lulacruza hay una voz y un mensaje y yo necesitaba transmitir también desde otros lugares”. Por eso empieza a buscar con Uji en los sonidos más de trance, combinando cosas que le gustaban de varias partes de Latinoamérica, algunas con raíz indígena; otras, que venían más cargadas de mezcla y con instrumentos de otros confines.

Por eso, cuando pensamos en el Uji de ahora, lo tradicional y lo étnico podrían ser tanto como no. “Algunas cosas suenan como si provinieran de una cultura antigua, pero no es así”. Entre sus colaboraciones, están también aquellas que ha hecho con músicos ecuatorianos como Nicola Cruz.

La repetición, la profundidad, la intensidad, todo sin palabras, solo con instrumentos con los que intenta llegar a estados espirituales altos, fuertes, suaves. Sigue la repetición, siguen las percusiones, los sonidos extraños, los más familiares, los melódicos, los incómodos, los mántricos, los de moverse, los de parar. Los de bailar.

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La idea de ser en el tiempo

 Durante los meses más punzantes del encierro en Argentina, así como los malestares tuvieron su lugar importante, descubrir alternativas de supervivencia fue una de las actividades que vinieron naturales, sino necesarias. En una de esas idas a la casa de un amigo vecino para compartir la rutina pandémica acompañado, conoció a otra chica que vivía en su mismo barrio.

 Del encuentro con ella, Jazmín Calcarami, vecina y artista maquillista, nació este proyecto de convertirla en la directora del disco visual en que evolucionó Timebeing con el paso de los meses. Performance, danza, maquillaje y símbolos se mezclan con los sonidos mántricos de las canciones.

 Así como ahora vivimos momentos que hasta hace poco parecían pertenecer solo al “futuro”, la música de este disco también nos hace revivir esa sensación.

 Uji a lo largo de su carrera ha tomado prestados sonidos de tradición y la espiritualidad de los lugares que ha conocido. Y hoy, se lanza más por pensar en interpretar de otras formas la memoria para tener una visión del mundo propia. “Es una llave. Si uno reescribe la mitología, reescribe el mundo”.

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