Curare celebrará sus 20 años con una “ceremonia” en el Teatro Sucre

por Jorge Bayas Lituma
Este 11 de julio, en el Teatro Sucre, Curare celebrará 20 años de trayectoria musical. Te contamos qué podemos esperar de este evento y cómo está relacionado con la trayectoria del grupo.
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Juan Pablo Rosales en el Quitofest virtual 2020. Foto: cortesía de Curare

Como lo cuenta Juan Pablo Viteri, en su texto sobre el Aya-Huma en el R-Zine, la propuesta musical de Curare nació signada por dos cosas muy importantes. La primera era, por supuesto, la más reconocible, “el rescate de las raíces”. Lo que puede verse con facilidad en el tipo de música que la banda practica: el llamado “longo metal”, que hermana los sonidos rockeros con la herencia cultural local.

La segunda, en cambio, apunta en una dirección más política.

En efecto, Curare no es una banda que toque por tocar. No es de aquellos grupos que, luego de chapalear, sin pisar el fondo, en las aguas de la tradición, vuelven indemnes a su cómodo lugar dentro de los márgenes del comercio. Por el contrario, desde que dos de sus integrantes más icónicos, el guitarrista y vocalista Juan Pablo Rosales y el vientista Eduardo Cando —quien, después de tocar durante muchos años con el grupo, lo dejó recientemente—, se conocieran en la Universidad Politécnica Salesiana a finales de los 90, la futura banda quedó teñida de un matiz político innegable. Quizá siempre lo estuvo.

Este matiz, al mismo tiempo que se nutre de las tradiciones, es una crítica al sistema en que estamos inmersos. “En la cultura andina y en la cultura kichwa está la clave para salvar a nuestro planeta de la destrucción causada por este modelo occidental”, señala Rosales, dejando en claro en esa frase, y en las muchas otras que pronuncia, un profundo respeto por la cultura y las tradiciones andinas.

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Curare, con las camisetas de Portales de Los Andes. Foto: cortesía de Curare

Algo que siempre ha sentido, desde la época en que él y su hermano David vivían en la provincia de Imbabura y presenciaban el Inti Raymi, escuchaban la música del Chota y veían a la laguna de Cuicocha —todavía lo hacen— como un lugar mágico.

Hoy, con una alineación constituida por Juan Pablo Rosales, David y Federico Rossi —que regresó al grupo después de bastante tiempo—, además de varios músicos que colaboran con ellos hoy, especialmente en el evento que aquí nos ocupa —donde estará también Alex Alvear—, como Adrián Rodríguez, Boris Bastidas, Manuel Regalado y Andrés Carrera, Curare hará algo que, no cabe dura, tardaremos algún rato en olvidar. La banda se presentará este 11 de julio en el Teatro Sucre, en un evento muy particular.

Para empezar, no solamente es un concierto. Es, al mismo tiempo, concierto, feria —esta tuvo lugar el 3 y el 4 de julio en Dommo Plataforma Cultural— y ritual. Con la realización de lo último, la banda pretende dar gracias y, según Juan Pablo, sanar.

“Estamos en un gran momento, con grandes músicos, para componer más temas con el longo metal, que se está fortaleciendo cada vez más en estos 20 años. Por eso queremos agradecer a toda la gente. El día 11 de julio va a ser uno de los mejores shows de nuestras vidas, porque vamos a tocar 20 temas de lo mejor de nuestros cinco discos. Con nuestra gente”, apostilla David.

Una propuesta anclada en la tradición

Aunque la reciente en lo que respecta al tiempo que sus integrantes llevan tocando juntos, la alineación actual de Curare es mucho más antigua de lo que podría pensarse.

A fin de cuentas, en los 90, Juan Pablo, David y el recientemente reincorporado Federico ya exploraban en su consumo artístico las raíces musicales que germinarían en los distintos temas del grupo. Y, en el caso de Federico, quien nació y creció en Italia, ello ocurrió por encima de las fronteras lingüísticas. “No sabía ni hablar bien el español, pero el lenguaje musical nos unía”, comenta el actual bajista de la banda.

Inti-Illimani —cuya música conoció Federico en Italia, cuando los chilenos residían en Europa debido a la dictadura de Augusto Pinochet—, otras propuestas del folclor y, en general, la música fusión eran uno de los puntos en común que vertebraban un proyecto original dentro de la música de nuestro país. Debemos tomar, sin embargo, esta afirmación con pinzas. Pues, como señala Juan Pablo, Curare no fue, en toda la extensión de los terrenos musicales, el primer grupo ecuatoriano que exploró este camino:

“No es que nos inventamos en agua tibia. Hay muchos grupos referentes de esto. En los setenta, Amauta, en los 80, Promesas temporales, y, en los 90, La Grupa. Nosotros sólo queríamos seguir en este camino de plasmar la estética, la música, los sonidos, los instrumentos andinos y ecuatorianos en un escenario global de la música rock, que es la música que identifica a nuestra generación y la música con la que crecimos y disfrutamos hasta hoy”.

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David Rosales en la Asamblea Nacional. Foto: cortesía de Curare

En nuestros días, la misma gana de hacer música se mantiene. Pero con la aparición constante de nuevas formas de hacer música. Así lo explica Juan Pablo:

“Si ustedes ven el desarrollo de nuestros discos, cada vez es más folclórico el asunto, cada vez hay más ritmos, más instrumentos, más fusiones. En el último disco tenemos el acordeón de Paquito Godoy tocando sobre una bellísima progresión medio jazzera que puso el Federico. En cada disco hay cuestiones que la gente no se va a esperar de Curare y que nosotros lo vamos a hacer, porque estamos todo el tiempo preocupados de fortalecer ese concepto y no claudicar con la idea de hacer un subgénero del folk metal, el folk metal andino”.

Esa voluntad de mantenerse y no claudicar puede verse en la actitud de una banda que, no obstante, no se ha limitado a plasmar el mismo sonido una y otra vez en sus obras y que ha variado sus sonoridades. Eso es lo que diferencia la música en que ha trabajado la banda recientemente del disco de 2019 Portales de Los Andes.

“Sigo explorando ritmos de aquí: por ejemplo, el anderele, el sanjuanito… Seguimos investigando, por nuestro lado, los ritmos, para crear unas fusiones más sólidas y elaboradas. Porque, si tenemos una paleta de colores más amplia, ¿por qué no utilizarlos todos?”, dice Federico.

A esta afirmación la complementa Juan Pablo, dejando entrever aquello de lo que tendremos noticia en el Teatro Sucre:

“Estamos renovados. Van a escuchar cosas de Curare que no se han imaginado escuchar, porque, cuando uno publica discos, generalmente lo encasillan. Nosotros somos los metaleros que tocan folclor…pero ya se van a dar cuenta de que hemos estado trabajando arduo estos años para presentar una variedad, una paleta mucho más amplia de música que, con estos chicos que están ahora, la banda va a llegar a su verdadero potencial”.

Una foto en el cerro. Foto: cortesía de Curare

La marca de los años

A lo largo de los años, han pasado por Curare una gran cantidad de músicos que, por uno u otro motivo, han terminado por abandonar la agrupación. Entre ellos podemos mencionar a Christian “El Chicho” Córdova, Rafael Vizuete, David Barzallo, Alejandro Pineda y el propio Eduardo Cando. Ninguno de ellos está este rato, pero su huella puede verse todavía en la banda. En los temas y en las propuestas musicales que han ido sucediéndose con el paso del tiempo.

Juan Pablo es claro a este respeto: “Si no hubiera sido por todas las personas que han pasado por Curare, no estaríamos aquí”. Y es que Curare no es el pasado ni el presente. Es un conjunto de las múltiples capas humanas que la sucesión de los días ha juntado. Aunque hay un lazo en común en su actividad, el musical, que une al grupo, más allá del cambio de la alineación de la banda. En ese sentido, la receta para llegar a los 20 años es clara:

“Mantener ese lazo que mi hermano y yo hemos dirigido desde el principio. Porque él y yo siempre hemos estado aprendiendo música de todo aspecto. No sólo estudiando y tocando, sino con otros proyectos, cada uno, de forma autodidacta, nutriéndose del rock y, en especial, de la música tradicional”, afirma David.

Mención aparte merece, por supuesto, el retorno de Federico. Después de un buen tiempo sin figurar como integrante en el grupo, y dedicado a otros proyectos, el bajista italiano se integró sin problemas. Como si su lugar en el grupo siempre hubiese estado celosamente guardado.

Nunca dejamos de ser amigos, seguimos siendo panas, y ahora que se dio la oportunidad de compartir, el Federico es una gran influencia para los dos”, puntualiza Juan Pablo.

En Curare se desenrolla la tradición, pero con un filo político. Foto: cortesía de Curare

¿Qué esperar del concierto?

Como se dijo arriba, el concierto del 11 de julio en el Teatro Sucre va a ser mucho más que un concierto. Será, en el sentido más amplio del término, una ceremonia, un ritual, con un chamán incluido, y muchas otras sorpresas, entre las que podemos destacar la presentación del video musical de “Viaje Astral”, que cuenta con una animación dirigida por la gente de Vacila Films.

Será, después de esta época extraña, difícil y plagada de limitaciones que estamos viviendo, una suerte de remanso. Y es que, por más que la banda haya pisado los escenarios virtuales en esta pandemia, como el del Quitofest del año anterior, se hace necesario un contacto directo gracias al cual la música dialogue directamente con el cuerpo. Además, el escenario no podría ser más grandioso:

“Es una alegría volver al escenario, y más al Teatro Sucre, que es un escenario mítico y donde vamos a tocar por primera vez en un lugar donde estuvieron Julio Jaramillo, los Barrieros, los Benítez-Valencia. Vamos a ir con esa visión de ser parte de todo ese conglomerado de artistas ecuatorianos que dedicaron su vida a la música tradicional”, afirma David.

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Luego de esta presentación, ¿qué le espera a Curare? Aparentemente, mucho, pues, según Juan Pablo, el grupo ya piensa en covers de metal y otras colaboraciones con grupos de acá.

Sea lo que sea, seguramente lo harán con la misma pasión, creatividad y compromiso político con que, desde hace 20 años, acometen la tarea de forjar su arte. Y, por supuesto, con la amistad como componente esencial, como piensa Federico:

“Pasión y amistad son los dos elementos que hacen que, cuando nos juntamos, sea para ensayar, para tocar, para que sea un gusto”.

Federico Rossi volvió a la banda después de mucho tiempo. Foto: cortesía Curare

 

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