Las primeras impresiones engañan. Un proyecto instrumental muchas veces tiene bastante que decir sin ocupar palabras. En una charla amena con un amigo, desmenuzamos lo que es Desarraigo.
A ver. Era verano del 2017 y yo estaba agarrando clases en la universidad —en este caso, de inglés—. Siempre me costó hacer panas en clases, y más aun en una donde ni había gente de mi misma carrera. Un mijo se me hizo conocido. Era el Gabush —José Gabriel Villamar—. Por conciertos y cosas de la vida, ya sabía quién era: toca en Fat Chancho. Pero no creo que debería haberles dicho eso todavía.
La cosa es que en ese tiempo lo conocí mejor. Nos embalamos jugando galleta en la clase: sí, ese juego en el que vas poniendo palitos en una hoja cuadriculada y ganando espacios. No sé por qué, pero me terminó convenciendo para que me descargue un juego de Yu-Gi-Oh para el celular. Ahí conocería el nombre de Vorn Bassa, su alter ego de gamer. Aunque la verdad es que eso quedaría sepultado en mi olvido.
Ahora, mientras hago la entrevista para esta nota, caigo en cuenta de que ese es el mismo nombre de la primera canción del Ep de Desarraigo, La Falsa Muerte del Yo. En ese tiempo, el Gabush me dijo que andaba trabajando en algo. Ahora todo tiene sentido, desde entonces se está gestando este proyecto que podríamos catalogar como rock progresivo instrumental.
La Falsa Muerte
El primer lanzamiento de la banda fue el single La Montaña Sagrada, pero de eso les hablo más adelante. Volvamos. La Falsa Muerte del Yo es el Ep de cinco canciones que lanzaron a inicios de este año, lo que tiene una particularidad. La cuestión es que, como dije, la música de Desarraigo ya tiene algunos años gestándose. De hecho, se hizo la composición y grabación con un equipo que hoy no conforma el formato de la banda en vivo.
Y es cierto que Gabush ha liderado siempre proyecto, pero lo han complementado algunas otras mentes. Por ejemplo, para la elaboración de la parte rítmica de la música de la que aquí hablamos, Villamar tuvo que apoyarse en el talento de Andrés Benavides y Raúl Molina. Sin duda, un aporte necesario que no podía cumplir por su cuenta.
De ahí, para arreglos y otros detalles de composición melódica y estructuras, tuvo la ayuda de otros colegas, como Daniel Gachet, Sergio Castro y Feli Romo. Luego también se integraron a la banda Jim Fabre de Lola y Emilio Montenegro de Don Bolo
El tiempo prolongado para la grabación —al que podemos sumar incluso una larga pausa— permitió a Gabush procesar bien el material y trabajarlo de la mejor manera posible. De otra forma, no existiría Desarraigo.
Conceptualmente, la banda propone la idea de escapar de nosotros mismos, algo que puede resultar muy difícil en este mundo moderno y socavado por la proyección virtual del ego. En su música, Desarraigo explora el asunto de desprenderse, de poder ir más allá de concepciones superficiales de la vida y trascender. Entender que todo siempre está fluctuando. Como en las propias canciones.
Desarraigo es una manera de expresar que todo está cambiando y nada está dicho”
– Gabush
En general, los cinco temas indagan en la reflexión de la muerte del ego y en qué dimensión se consigue realmente eso. Algunos lo hacen de forma directa. Otros, de forma más satírica, pero apuntando siempre al mismo objetivo.
La Verdadera Muerte
El otro tema de Desarraigo, “La Verdadera Muerte del Yo”, está precedido por el primer single, “La Montaña Sagrada”, que se inspira en los simbolismos de la película homónima de Jodorowsky. Ambas se compusieron y grabaron en un mismo momento, y por eso están vinculadas entre sí. Pero se liberaron intercaladas con el Ep.
“La Verdadera Muerte del Yo” dura siete buenos minutos. Escuchándola, parece que estamos frente a una respuesta al Ep previo. Aquí se trata la resolución al dilema que se planteó en la parte anterior de este texto. Se habla sobre la consecución de la verdadera disciplina, sobre ser un maestro y darle espacio a una sabiduría que nos permita realmente dominar el ego mal proyectado.
No sólo es la temática de las canciones lo que responde a esta reflexión. Escuchar detenidamente el sonido de la banda nos permite realizar el mismo ejercicio. No es para nada música sencilla. Puede que tenga cosas repetitivas, pero su interpretación implica cierta destreza y habilidad.
Las estructuras es lo que más me llamó la atención. Diría yo que están llenas de cambios impredecibles, y no sólo si comparamos las canciones entre sí, sino dentro de cada una de ellas. Podríamos considerarlo un mérito y, quizás, un acto contestatario a la mayoría de música que se produce y consume hoy en día
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Es una lástima, pero la banda no se ha logrado presentar en vivo. Tienen una sesión en el estudio de Tumbaquito y otra pendiente de salir que se grabó en Blowjob Records.
“Piensa que son siete temas en tres años”, me dice Gabush cuando le pregunté cómo se dio el tiempo para crear canciones con un contenido tan profundo y variado.
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El trayecto recorrido ha sido significativo para la banda. Deja ver el contundente trasfondo que tienen sus canciones. Demuestra que nuestros oídos merecen una oportunidad para acceder a la introspección profunda. En definitiva, para dar la chance de que nos ahoguemos un toque en el sonido complejo de Desarraigo.