Salsa psicodélica para despedir a los muertos. Fabrikante y Álex Alvear se convierten en una orquesta del inframundo con su nuevo sencillo.
Portada de Se Fueron. Foto: cortesía de Fabrikante
La “salsa” es un género musical difícil. Primero, por lo exigente de estructura, caracterizada por ir a destiempo —lo que los músicos llaman síncopa—. Segundo, porque se toca, normalmente, con una orquesta. Tercero, porque ha sido injustamente estereotipada como el género de la nostalgia, o de las fiestas. Y eso sólo alcanza para arañar, apenas, su superficie.
Fabrikante y Álex Alvear le entraron a ese elemento complejo sin miedo, para darle la vuelta y hablar de algo que es aún más difícil: despedir a los muertos. “Se Fueron” es un tema sabroso y lleno de ingenio.
Si algo caracteriza a la música de Fabrikante es que nace, principalmente, de su boca. No sólo por lo que canta con ella, sino porque la utiliza como caja rítmica. Sobre esa base construyó los cimientos de su repertorio y se dio a conocer en el medio. Pero ahora busca reinventarse y ha sometido a “la banda mocha”, como él le dice, a una metamorfosis muy interesante, que cada vez nos va revelando nuevas facetas.
Dicho de otro modo: con una voz que no destaca por sus cualidades armónicas, es muy inteligente utilizar la boca para crear percusiones, vientos y otras sorpresas sonoras. “El Príncipe de Chone” ha sabido hacer de ese su camino, y andarlo con mucha inventiva.
Este tema pertenece a una serie de lanzamientos con la que Fabrikante nos ha demostrado que es capaz de experimentar con todo, desde beats de trap (“Tin Tin”) hasta bombas choteñas (“Magdalena”). En medio de un claro afán de reinvención, esta canción se posiciona como un paso certero.
Vale empezar a diseccionarla tomando en cuenta que fue hecha solamente entre dos músicos. Fabrikante y Álex se convirtieron en su propio ensamble, trabajando remotamente en medio de la pandemia, para darle vida al tema. Álex puso las cuerdas, las teclas y la voz. Fabri, las “trompetas” y las percusiones.
Entre los dos, la letra. El uno homenajea a la muerte con sus versos, y despide a quienes se han ido con ella. El otro deja un canto a la vida de los que quedamos. La ausencia de más instrumentistas, la imposibilidad de juntarse y los golpes anímicos que la pandemia representa, no terminaron de ser inconveniente para la dupla. Lograron hacer mucho, de una situación llena de flaquezas. Cabe mencionar, que contaron con el apoyo de Ricardo Alemán en la masterización, el toque final de brillo.
Si quieren más detalles de la realización del tema, corran a cachar esta charla en la que Fabri y Alex confiesan todos los secretos de su making-of.
“Se Fueron” tiene un groove raro, pero muy acorde a su atmósfera y a lo que cuenta. Son pocos los artistas que se han atrevido a coquetear con el lado oscuro la música tropical, obteniendo resultados tan interesantes.
Si hay un artista al que deberíamos reconocer más por tener ese talento, es Alex Alvear.
Si no lo creen, y para ustedes queda poco después del “Caballito Azul”, es porque no han escuchado “Mango Blue”. Punto. De hecho, ya que andan por ahí, pónganle oído a su arreglo del pasillo “Sombras”, y van a ver de qué se está hablando.
Dicho aquello, en este tema Alvear hace lo propio y descuartiza las posibilidades de la salsa a todo lo que dan. Imprime riffs de psicodelia potente con su guitarra, líneas de bajo que bailan solas y unos teclados que recuerdan a lo más lisérgico del latin jazz setentero. Y con sus versos nos habla de la amargura con la que se ha tenido que aceptar la muerte en estos tiempos, pero sin perder el calor que reúne a la gente a acompañarse en vida.
No sé que venga después de la muerte / espero estemos bailando y mejor / que los caídos tan injustamente / escuchen este, mi canto de amor”
Por su parte, Fabrikante lleva la clave con propiedad y ligereza con sus manos, y su lengua. A falta de vientos, utiliza también su boca como trompeta, pintando un matiz juguetón que remata con la sutileza de los silbidos que reverberan en el fondo. Podríamos inferir que todo esto lo ha aprendido bien de “Las Tres Marías”, matronas del canto afroecuatoriano, con quienes produjo un disco experimental el año pasado.
La parte que le corresponde de la letra destaca por su sencillez poética y su balance. Se sostiene en metáforas claras y bien trazadas, que evocan el poder de las imágenes más simples.
Nos chantaron el funeral / con las lágrimas encerradas / en el pecho queda la espina / por la despedida perdida”
El coronavirus es, sin duda, una catástrofe. No obstante, podemos dar las gracias porque existen músicos como estos, que saben convertir el dolor en rumba. Con ello nos permiten aguantarlo todo bailando.
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El video de esta canción se estrenará este domingo 26 de Julio. Fue realizado con contribuciones de Cazurro en las ilustraciones, Jean Pierre Mieles en la animación y Steff Insuasti en la danza. Todo ello pinta un conjunto sumamente intrigante, que no podemos esperar para ver.
