Himnos de guerra

por Joaquin Wray
¿Tiene la música nacional sus himnos de guerra ? A seis meses del paro de octubre, alguien recopila una lista con esas canciones combativas.

Foto: Pablo Dávila. Diseño: Manuela Vásquez

Casi seis meses han pasado desde que el paro nacional en contra del alza de los precios de la gasolina y la política de ajuste del gobierno estaban en boca de todos. Las cosas parecieron volver a la normalidad el día en que el movimiento indígena abandonó la capital, tras la derogación de los decretos del ejecutivo. ¿Regresar a la normalidad? Un ambiente extraño se iba tejiendo y consolidando. Desconfianza, rabia, impotencia son algunas de las palabras que se me ocurren para ponerle nombre a lo que muchas personas sentían luego del confuso descontrol en el que el país estuvo sumergido durante casi dos semanas.

Más adjetivos podrían ensayarse para describir el reacomodo del tablero político tras las manifestaciones. Y, de hecho, varios análisis han buscado explicar tanto las causas como las consecuencias de los eventos de octubre. Y, a pesar de ese esfuerzo por explicar el descalabro social que vivimos, algo que quedó rondando mi cabeza fue la falta de una discusión de los “himnos de guerra” empleados en las manifestaciones.

Me explico. El Ecuador no fue el único foco de protesta sino uno más en una serie de manifestaciones que, en corto, apuntaban a un disgusto general con la precariedad de la vida, el predominio de lo privado por encima de lo público y la desigualdad social que la clase política parece profundizar en lugar de erradicar.

En Chile, particularmente, la protesta giró alrededor de la música. Vídeos de cantantes tocando covers de Rage Against the Machine en las manifestaciones o de cientos de personas con su guitarra tocando el baile de los que sobran de los Prisioneros llamaron la atención en toda Latinoamérica. En Perú, vía Twitter, se comenzó a discutir acerca de cuáles serían las canciones de protesta en el momento en que las peruanas y peruanos decidieran levantarse contra su status quo. Cumbias y viejos himnos de rock  de los ochenta comenzaron a surgir de las profundidades de Youtube en un país en donde todos los presidentes desde el retorno a la democracia están presos, acusados penalmente o muertos.

Y, sin embargo, en Ecuador, un país en donde “las papas queman” cada vez que el movimiento indígena acampa en el arbolito, no sonó por ningún lado, ni siquiera por curiosidad, alguna propuesta musical para acompañar a los manifestantes en su lucha. Por ahí va esta pequeña lista, por la curiosidad y ganas de encontrar en nuestro vasto repertorio nacional un estandarte musical para acompañarnos en la próxima, probablemente muy cercana, manifestación.

Aguanta – Sal y Mileto

Ya un clásico entre todos los tirapiedras, “Aguanta” es esa mezcla de descontrol con angustia que juntos son la mezcla perfecta para demandar lo que nos pertenece. Tiene su dosis de calma antes de la tormenta, como “Killing in the Name”, de Rage Against the Machine. Tengo en la cabeza una imagen onírica de un mosh frente a Carondelet, los Mileto tocando en el medio y miles de personas sacando el yucazo al político de turno …. “¡¿Aguanta qué pues hijueputa?!”

Explotar – Sobrepeso

Sobrepeso nos enfrenta cara a cara con nuestro débil Estado. Instituciones disfuncionales, corrupción sistemática, matones que se visten de políticos o militares, dependiendo de la situación, y un largo etcétera. Todo resumido en seis palabras que penetran como balas: “Yo no sé en qué creer”. Buen acompañante para explotar cual kamikazes contra las barreras policiales.

Sres. Vampiros – Rocola Bacalao

Muchas veces las manifestaciones se convierten en una fiesta. En Argentina es impensable salir a la calle sin una batucada que dé ritmo a los pasos de las miles de personas que se congregan para defender la despenalización del aborto, recordar a los muertos de la dictadura entre otras causas. “Sres. Vampiros”, de la Rocolita, nos da ese tono festivo al mismo tiempo que hace un llamado a la soberanía. Una canción para decir basta de tanta huevada.

Te conozco mosco – La Grupa

Pop rock de antaño. Quizás La Grupa sea en lo último que uno pensaría en una marcha. Pero si de algo estamos mal acostumbrados es de los políticos de siempre. Funcionarios enquistados en el poder, la tramitología y sus mañas diseñadas para frustrarnos. “Te conozco mosco” es una oda a todo esto en un tono que no solo denuncia sino también le pone freno a tanta sapada.

Jaime Guevara – Sr. Prohibicionista

Más que un himno. Aquí hay que hacer hincapié en que no hay mejor estandarte de guerra que Jaime Guevara y su guitarra. Se podrían mencionar al menos 10 canciones del Chamo para calentar el pecho en las largas caminatas al Congreso o Carondelet.  Pongo a “Sr. Prohibicionista” porque pensando en las últimas manifestaciones y en “el violador eres tú” del feminismo, está canción se presta para un flash-mob, para cantar y bailar en contra de todo lo absurdamente prohibido.

***

Deben existir otras tantas canciones que despierten ese aire combativo ecuatoriano, espero que se piquen y surjan más canciones para entonar juntos en la próxima lucha. Ahora, creo que el Paro Nacional de octubre fue un momento trascendental en la historia reciente de nuestro país. Por un lado, puso ante nuestros ojos discusiones que teníamos aplazadas hace décadas: el racismo, nuestra economía monogámica y la inutilidad de nuestra clase política. Cosas que merecen ser desmenuzadas con pinzas en otro artículo.

Pero, regresando a la música, como cualquier otro producto cultural, hay que tener claro que no es para nada ingenua y nos puede decir mucho sobre nuestra sociedad y pensamiento contemporáneo. La mayoría de las canciones que se me vinieron a la cabeza para esta lista son del siglo pasado, o al menos de otro momento de “la escena” y de nuestro país. Inevitablemente me puse a pensar: ¿Cómo están pensando al país las nuevas generaciones de músicos? ¿Cómo se está viendo reflejada nuestra sociedad en las nuevas bandas que cada vez tienen más éxito a nivel nacional e internacional? 

Durante la paralización no faltaron muestras de apoyo desde el arte hacia los manifestantes, reflexiones puntuales frente a lo que venía ocurriendo. Y, sin embargo, siempre quedaba en el aire la pregunta sobre si se podía hacer más desde ese campo. No creo que sea coincidencia que la mayoría de canciones vengan del siglo pasado. Creo que todas pertenecen a un momento de nuestro pequeño círculo musical en donde las bandas se proyectaban hacia adentro. Su uso del lenguaje, las referencias en las canciones, todo apelaba a una cotidianidad con la que uno podía relacionarse.

Foto: Pablo Dávila

Las nuevas bandas ecuatorianas han cambiado, en parte para sobrevivir inscribiéndose en un circuito global de la música. Pero, ¿acaso el costo de ese cambio fue olvidarse del entorno social al que pertenecen? Quizás está última pregunta es arriesgada, hasta un poco inquisidora. Mi respuesta es negativa: yo creo que las nuevas generaciones de músicos no se han olvidado de su entorno, sino están desesperanzadas. Su música nos mantiene bailando, gozando, dopados para olvidarnos que las cosas no han cambiado, siguen igual. Es decir, la música contemporánea nos brinda una salida a tanta mierda desde el hedonismo, sin resolver o mencionar ninguno de los problemas que nos rodean. Aquí no vale la pena introducir un juicio moral, pero, ¿podemos cambiar al país desde el goce irreflexivo?

Para ir terminando, se me ocurren algunas canciones en donde percibo esa desesperanza, ese Realismo Capitalista en el que todos estamos sumergidos. Son canciones en donde no solo hay un tono que se acerca a lo depresivo pero también hay una evocación a la frustración. Frustración de vivir en un país fragmentado, desigual y jodidamente jodido…y al mismo tiempo hermoso, diverso y con gente que tiene la fuerza para tumbarse a cualquiera que quiera pasarse de vivo.

Ausente – Pánico



Ecuador Amazónico – Lascivio Bohemia



El Ecuador – Lolabúm 

Vivir en la melancolía es peligroso. Nos mantiene en un estado catatónico desde el cual no podemos desapegarnos de un momento en donde creíamos que las cosas andaban bien. Bueno, ya sabemos que siguen igual. Quizás el trabajo de la nueva generación de músicos es mostrarnos eso para cambiar nuestra actitud de auto-condena, a una de auto-criticismo constructivo. En las sabias palabras de la M.C, fieles exponentes de esta nueva camada, la música nos va a salvar o nos va a llevar al ningunlado. ¿Qué será?

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