Una noche en que el autor fue capaz de entender la sonoridad en toda su expresión. Así fue la muestra «Desde Adentro», de la ilustradora Canela Samaniego, acompañada por su gran amiga, Mariela Espinosa, de Sr. Maniquí. Revive con nosotros esta presentación inspirada en «Ábrete Sésamo», el gran proyecto de Sr. Maniquí.
Muchas veces a los hombres nos cuesta entender y, peor aún, hablar de la sororidad. Un término que refleja la solidaridad y la lucha conjunta e incondicional de las mujeres. En parte, porque me es ajeno y, en parte, por respeto, he evitado ese término en muchas oportunidades. Sin embargo, en esta ocasión me resulta posible hablar de ello porque una de las protagonistas es mi hermana —de carne y hueso, no como eufemismo—. Y, del otro lado, tampoco me es imposible hablar de la sororidad, porque la otra protagonista es la mejor amiga, hermanada por la vida —en este caso, también, sin eufemismo—, de mi hermana.
Una noche de neblina
El sábado 9 de noviembre, a las 8 de la noche, la neblina espesaba, había algo de llovizna y parecía una típica noche para quedarse en la cama. Sin embargo, la gente llegaba de a poco a Chinaski, un pequeño y encantador bar en el recinto de la Tejedora, en Tumbaco. Bajo el nombre de «Desde Adentro», Canela Sin Miedo inauguraba su segunda muestra de ilustración. La gran mayoría de las ilustraciones expuestas surgieron del proyecto Ábrete Sésamo, de Sr. Maniquí.
(Vale decir que la primera primera muestra de Canela Sin Miedo se realizó hace poco más de un año y fue un éxito total. En un bar de La Mariscal, y también fue el debut de Sr. Maniquí. En esa ocasión, tanto como esta, las amigas bromeaban diciendo que se descocaban juntas).
Este proyecto explora la obra de poetisas ecuatorianas. Cada una de las ocho canciones de este LP está inspirada en algún poema de una mujer o disidencia, y viene acompañada de una ilustración original. La unión de poesía, música e ilustraciones dio forma a un fanzine que lleva el mismo nombre del disco, que se lanzará a inicios del 2020.
Al principio del evento, la gente estaba abrigada y algo tímida. Pero, con la conversación y un ambiente casi familiar, mientras veía la muestra, cada uno de los semblantes comenzaba a ablandarse. A menos de un mes de que se terminara el Paro Nacional, esta fue probablemente una de las primeras veces en las que varixs de lxs asistentes salieron a un evento cultural. Y era evidente que todxs cargaban todavía con algo de ese peso en su corazón.
Quizás por eso, entraban y salían de la parte del bar donde se exponían las obras. Parecía que cada vez que las volvían a mirar algo de la delicadeza de las ilustraciones les abrazaba. Después de casi dos semanas de violencia estructural y la constatación de la caducidad del sistema social en que vivimos, la energía y la fuerza femenina de las obras de Canela Sin Miedo era absolutamente indispensable.
Cerca de las 10 de la noche, Sr. Maniquí daba inicio a su presentación en formato cuarteto. El frío apretaba a la gente que se congregaba en el patio del bar para escucharla. La voz de Mariela Espinosa, perfectamente armonizada con la de Dennise Santos, corista y tecladista del proyecto, envolvía a la gente como la neblina.
Las canciones, tocadas con prolijidad y sensibilidad, hacían juego con la atmósfera de la noche y conmovían al público. En especial “Son”, tema que Mariela compuso tras la ola de femicidios públicos que sufrió el país a principios de este año. Un sonido impecable envuelto en una presentación sencilla era el vehículo perfecto para que el efecto fuese mayor en la audiencia, que aplaudía emocionada al finalizar cada pieza.
A diferencia de la ilustración, la música es un arte en el que la audiencia y la artista interactúan, nutriéndose mutuamente en el mismo instante en que las sonidos se propagan por el aire. Por eso, esta era el puente ideal para pasar de la apreciación de las obras a la reunión como tal, en la que cada persona y su grupo compartieron hasta pasada la medianoche.
Ambas artistas reconocieron que el espíritu del evento cambió drásticamente con lo sucedido en los días del Paro Nacional. Antes, era una oportunidad para juntarse y mostrar su obra. Una oportunidad para celebrar. Ahora, era un espacio para celebrar y honrar lo vivido en los días de lucha.
Era casi una obligación generar un espacio seguro de encuentro. En este, las obras de ambas artistas tomarían un matiz de reivindicación de la lucha cotidiana de las mujeres, y también de la de todas las personas y colectivas que combaten constantemente por sus derechos.
En contraste absoluto con el convulso clima político y social que vivía el país pocas semanas atrás, Desde Adentro ofrecía un espacio de acogida, sensibilidad y belleza, pero sin desconocer la lucha, en especial la de las mujeres.
Una amistad, una hermandad
Canela Samaniego y Mariela Espinosa de los Monteros —Canela Sin Miedo y Sr. Maniquí, respectivamente— se conocieron en la escuela. Desde entonces son amigas íntimas, y con el tiempo se han llamado y convertido en hermanas.
Canela recuerda que ella iba a todos los recitales, conciertos y presentaciones de Mariela. «Siempre supe que la Marie iba a ser cantante y estuve acompañando ese sueño desde el inicio. Desde que cantaba en los recreos en la escuela hasta que cantaba en MUNN. Y ella igual, siempre tenía mis dibujos pegados en el corcho de su cuarto y acompañó de cerca mi proceso al aproximarme a la ilustración».
Si se les pregunta la razón de seguir trabajando juntas, ambas responden sin dudar: porque somos hermanas. Mariela reconoce la dificultad que conlleva trabajar con otras personas, pero afirma que con Canela es distinto. «Con la Cane nos entendemos y el trabajo fluye super bien. Eso solo me da ganas de seguir trabajando con ella y, ojalá, en el futuro trabajar con más personas también».
Probablemente otro de los motivos que hacen tan compatible la obra de ambas es que sus obras se centran en lo femenino. Ambas reconocen que su búsqueda artística y personal en la feminidad no ha dado una respuesta absoluta, pero que, en todo caso, la búsqueda que emprendida ha sido íntima y enriquecedora.
Mariela recalca la gran importancia y valor de encontrar obras creadas por mujeres y verse representada en las mismas. Canela, en la misma línea, afirma que uno de los mayores aprendizajes ha estado en observar y empatizar con las distintas feminidades, con las distintas maneras de vivir la feminidad que cada mujer tiene.
Un amor llamado sororidad
Lo que mi hermana Canela hace junto con sus amigas y hermanas es algo que admiro profundamente. El lugar de la creación femenina —y más aun cuando se tiñe con los colores de la lucha feminista y consciencia de clase— es absolutamente indispensable. Para hacerlo se apoyan las unas a las otras, ya que los espacios de arte —que casi siempre les han pertenecido a los hombres— de otra forma son casi inaccesibles para ellas.
El vínculo que las une es el amor, entre amigas y entre hermanas, y el amor por todas las mujeres luchadoras y creadoras. El amor que abre los caminos para que las mujeres ya no mueran en manos del patriarcado. El amor que abre caminos para que las mujeres no tengan que pelear para acceder a los espacios culturales y políticos. Un amor que abre caminos y vela por la vida de todas las mujeres. Este amor se llama sororidad.