La paz tropical de Shalom Mendieta

por Melissa Clavijo
Shalom Mendieta comenzó haciendo música protesta, pero, poco a poco, los ritmos tropicales fueron tomándose su arte. Conoce a esta cantante guayaquileña, que estará en el festival WankaBeats que se realizará a finales de este mes.
Shalom Mendieta, Radio COCOA

Para Shalom, el camino a seguir en la música está lleno de paciencia y esfuerzo / Fotos: Melissa Clavijo

Shalom Jaymar es una de las nuevas voces guayaquileñas que serán parte del festival WankaBeats. La cantante guayaca lanzó su primer sencillo promocional, “Tranqui», en febrero de este año. Pero el camino para llegar a ese debut profesional, como ella lo llama, está lleno de paciencia y esfuerzo. 

Sus dos nombres son algo particulares. Shalom es nombre bíblico que significa “paz” en hebreo. Jaymar es la unión de los nombres de sus padres, Jaqueline y Marco. El lado empresarial lo sacó de ellos. Para financiar sus clases de canto vendía “negritos” en el colegio. Así mismo fue con “Tranqui”: ahorro de los conciertos que daba en varios escenarios de Guayaquil. 

Tiene una libreta con las letras de sus primeras canciones que sólo ha mostrado a personas cercanas. Hoy cree que escribía sobre temas muy fuertes que no vivía necesariamente pero que debían discutirse: violación, la lucha contra los estatutos de belleza y drogas. Su proceso de identidad artística primero pasó por la música protesta, luego el jazz, hasta llegar a los ritmos tropicales. 

Una tarde de inusual frío en Guayaquil, Shalom nos cuenta en la sala de su casa cómo llegó a sentirse cómoda con lo que quería mostrar, su arte. 

Radio COCOA: No sabías qué género preferías. Estabas descubriendo todo. ¿Qué te llevó a lo tropical?

Apenas entré a la universidad, tuve mucha cercanía con música latinoamericana. Tomé clases de percusión latina y estuve en un ensamble de música afro-esmeraldeña. Algo que yo no había descubierto porque a los músicos siempre les da esto de que primero queremos enfocarnos en el jazz, por alguna razón. Y no está mal, pero nos privamos a conocer más. Con este género me sentí un poco más en casa. 

RC: ¿Cuándo fue el momento en que hiciste clic?

El mínimo respeto que se le debe tener a la música es estudiarla. Se empieza con las bases, pero no debes dedicarte a estudiar algo por ser “exquisito” (hace las comillas con los dedos) o por querer tener gustos más rebuscados. Todo depende de tu identidad como artista, tu vocación, tu llamado y hacia dónde quieres ir. 

RC: Te sentías muy identificada con esas clases…

Exacto. Mi profesor hacía patrones rítmicos y yo no podía dejar de moverme. Hasta el día de hoy me sigo sintiendo como una esponja que no deja de aprender. Ahí empezaron los temas que presento en mis conciertos. Son pop, pero, digamos, “Trigueño” tiene aires de currulao, música afro-esmeraldeña que se encuentra en las Costas Pacíficas de Colombia.

RC: ¿Qué artistas fueron tus referentes en ese descubrimiento?

De aquí, Papá Roncón, pero quien es mi mayor inspiración en esta época de composición latinoamericana es Mercedes Sosa. Lo que me llamó la atención de ella aparte de sus ritmos folklóricos fue su mensaje de dar un mensaje. La llamaban la voz del pueblo. Usaba su herramienta, su voz para poder defender a su pueblo ya sea de esperanza o de darles un regalo. 

Shalom Mendieta, Radio COCOA

RC: Es curioso porque es lo que hacías con tus primeras canciones, hablar de temas sociales… 

Totalmente. Pero siento que ya le di un sentido. En ese momento lo hacía más como: “Debo hablar de este tema. Qué chévere que escribo sobre esto. Me siento diferente. No sólo canto del amor”, ríe. Ahora fluye y tengo consciencia de lo que trato. Un artista debe dar un mensaje en lo que crea. 

RC: En estos dos años trabajaste en distintos escenarios de Guayaquil como el Microteatro o Music at the Pattio, pero también actuaste en el musical Sweet Charity. ¿Qué tal la faceta de actriz?

Fue una experiencia bacán. Me sirvió para desarrollarme como una artista integral. En el teatro las personas dependen de sus ojos para entender la obra. No es como una canción, que la puedes sentir sin necesariamente mirar algo. Entonces, debes estar atento a tu movimiento corporal, es mucho más íntimo. No es que en la música estos aspectos no importen, pero en el teatro tienen más predominio. Lo volvería a hacer. 

RC: ¿Qué tomas en consideración para estar en obras?

Sólo he hecho una (ríe), pero es básicamente la experiencia. Yo sabía que tal vez tendría más ganancia en un concierto de una noche, pero quería aprender. A veces, hay que exigirse un poco más y andar por territorios no antes explorados para crecer. 

RC: ¿A qué te suena Guayaquil?

Escucho “¡Agua! ¡Agua!” (ríe). Hay mucho tránsito, yo que vivo en el centro. Vendedores ambulantes, muchos carros, transeúntes. Pero si nos vamos a los géneros pienso en el pasillo, en chicha y la cumbia. No sé cuánto abarca la pregunta.

RC: Lo que tú quieras…

Es más ciudad que nada. No hay áreas verdes. Creo que hace a la gente más tropical. Por eso siento que los artistas de acá se van por ese lado, como Los Corrientes, Luis Sáenz o Aire del Golfo

Shalom Mendieta, Radio COCOA

RC: Hablemos de Tranqui. ¿Qué te motivó a que sea el primer sencillo?

Como te dije, en esa época de composición salieron canciones como “Trigueño”, “Mi Chinito”, “Tranqui”, “No Rías Sin Mí”, “Café”. Y la verdad, pensé que la primera debía ser la primera. Pero, cuando me presentaba como Shalom, Tranqui era la que me pedían. No me conocían, pero sabían que yo cantaba Tranqui y no se sabían las otras. El público la escogió. Es muy orgánica, dejé que fluya.

RC: Entre el escenario y el estudio de grabación, ¿cuál prefieres? O ¿qué tienen de diferentes para ti?

Siempre voy a elegir mucho más el escenario. Grabarla es un proceso que requiere bastante paciencia. Es largo, debes elegir ritmos, elementos, arreglos, de dónde serán tus músicos, etc. 

Shalom Mendieta, Radio COCOA

RC: Para acabar, ¿qué amas del escenario?

Hasta el día de hoy siento nervios. Me subo helada y con la primera canción se me va todo. Abro mi corazón y por eso me emociona tanto, porque no sabes qué pasará. No hay nada más lindo que ver a la gente cantar tu música. Como artistas independientes lo más fácil es subirla a YouTube, entonces, que la gente se la sepa es increíble.

En mi concierto de lanzamiento una chica se me acercó y lloraba diciendo que mi canción la había ayudado en un momento de su vida. Eso es trascender, no quedar sólo con “ah canta bonito”. Que le llegue las personas ya sea la melodía, la letra o el ritmo. Eso ya es una ganancia. 

***

Al culminar la entrevista, pudimos tomar unas fotos en la calle debajo de la casa de Shalom. Saludó a su hermana y a su papá, quienes tienen sus locales en la planta baja de sus edificios. Los nervios plasmaban en su rostro una risa nerviosa. Aparte del lente, le apuntaban las miradas de las personas, así que le recomendé cantar para concentrarse.

Terminamos la sesión y volvimos a la casa de la artista que resumió el recorrido de su identidad en una carrera que recién empieza. 

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