Columna: No pedimos que nos amen. ¡Nosotræs nos amamos!

por Daría LaMaracx
Daría #LaMaracx, Radio COCOA

Daría #LaMaracx, autora de la columna. Ilustración de Víctor García, Guayaqueer City

No pedimos que nos amen. ¡Nosotræs nos amamos!

Desde la perspectiva de una Travesti, Marica, TransFeminista, Comunicadora y Performera

por Daría #LaMaracx

En tiempos difíciles nuestra mejor herramienta ha sido el amor, un amor que revoluciona, que respeta nuestras diferencias y que transforma los modos en que nos relacionamos. Porque entre nosotræs primará la ternura radical.

Pero no, no es suficiente el amor porque no son solo “tiempos difíciles”. Porque el adagio popular que dice: “No hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista”, no puede ser la única respuesta frente al odio, la violencia y la discriminación que sentimos día a día en nuestra piel.

Yo misma me niego a resistir 100 años más. ¿Por qué? Porque por la expectativa de vida para las personas trans a nivel regional, me ha dicho que si sobrepaso los 35 años de edad soy una excepción. Lo que oculta la estadística es ¿qué calidad de vida tendré?

Me niego a pensar que solo son “tiempos difíciles”, como si se tratara de un otoño invernal que dará pasó a flores veraniegas, porque el contexto de fundamentalismo impulsado por los grupos antiderechos no se asemeja a una estación climática “que pronto pasará”.

No acepto la complicidad de los medios de comunicación que hacen apología a crímenes de odio y abren los set’s de televisión, las cabinas de radio y las editoriales a voceros de la discriminación. Voceros que se enriquecen con la “libertad de opinión” y que se han cobrado —en lo que va del año— la vida de compañeras trans, mujeres lesbianas y niñas. Nosotræs no somos hojas marchitas que deban perecer en el otoño fundamentalista.

Recuérden, por cada acción en contra de nuestros derechos, habrá miles de familiares defendiéndonos día a día, acompañando nuestras transiciones, recordándonos que no odiamos nuestras cuerpas y que por el contrario, podemos y queremos decidir sobre ellas. Nuestras familias, familias diversas, están presentes.

Y frente a esto ¿Cómo respondemos?

Respondemos con memoria para nuestras muertas, recordando que la persecución estatal y las represiones policiales de los 80´s no han terminado. Respondemos con furia denunciando los centros que nos torturan y que se enriquecen de nuestras familias, mintiendo sobre la posibilidad de “reconvertirnos”, de ocultarnos, de no amarnos, boicoteando nuestro derecho legítimo a existir.

Respondemos con el ímpetu de cumplir nuestros proyectos de vida. Exigiendo infancias libres de violencia sexual, adoctrinamientos binarios y sexistas. Creando adolescencias que potencien nuestra creatividad y aseguren que nuestro paso por el sistema educativo esté libre de bullying. Construyendo diversas experiencias de adultez para hacerle frente al empobrecimiento y la marginalización. Reivindicando modelos de vejez digna, en compañía de las nuestræs, para sostenernos ante el agotamiento. Así respondemos.

Porque lo queremos ocupar todo, todos los ámbitos de estudios, todas las ocupaciones laborales, todos los derechos de ciudadanía, todos los horizontes que nos fueron negados y los queremos ahora.

Porque las travestis somos esto, identidad trans y mucho más.

Pero aquí somos claras y contundentes, esta futurotopía se asienta en nuestra capacidad de alianza y afecto con las mujeres, las lesbianas, las feministas, las víctimas y sobrevivientes de la violencia machista, con las trabajadoras, las trabajadoras sexuales y las víctimas de explotación sexual, con las niñas forzadas a la maternidad.

Las vidas trans importan.
Si no se han dado cuenta, ¡pues que se vayan enterando!

La revolución travesti/trans se construyó desde el mismísimo Stonewall, con sus disturbios en 1969, desde los campos de exterminio fascista en europa, desde la rebeldía sodomita de latitudes andinas en la colonización, desde el coño sur inmerso en las dictaduras.

Porque ¡no somos recién llegadas! Siempre estuvimos aquí, en el corazón de “la nación”. Sobreviviendo como los enchaquiradas, y resistiendo como las Coccinelle.
La pregunta queda sobre la mesa, ¿a quién sí le importan las vidas trans? ¿a quién debería importarle?

No pedimos que nos amen. ¡Nosotræs nos amamos!

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