El jueves, Muerdo ofreció un concierto en La Ideal, en el marco de la segunda edición del Cumbión Psicodélico. A continuación te ofrecemos una nota sobre el concierto, acompañada, más abajo, por una entrevista al músico español.
Mientras esperaba que saliera, me enteré de que él, junto a su banda, había llegado a Quito hace dos días, así que pudo conocer algo de la ciudad. En diez minutos empezaba el concierto y yo con más de 20 preguntas en el bolsillo para hacerle.
A la par, unas cuantas botellas reposaban sobre la mesa de centro en la sala adecuada para ser el backstage. Detrás de escena, él se preparaba para enamorar a los fans presentes en La Ideal. Su trompetista me recibió cálidamente, como a un amigo, y me dijo: “espera, está en el baño”. Sentado en una silla de madera, me alistaba para entrevistarlo.
Era la primera vez de Pascual Cantero, más conocido como Muerdo, en Ecuador. Cuando el artista español cruzó las cortinas de la sala y se dirigió a las escaleras para bajar, la gente ya empezó a gritar de la emoción.
Muerdo resulta un proyecto artístico fascinante. En la era de la desconexión interior y la sobre-conexión con la nube, Muerdo aparece como una luz en la oscuridad para acompañar en la batalla a quienes lo necesitan. Sus letras tratan temas como la sanación interior, la consciencia y la conexión con la naturaleza.
Una camiseta con estampados selváticos. Un blazer negro, formal. Más anillos que un gitano. Aretes de argolla grandes y otros chicos. Pelo corto. Ojos grandes, pestañas largas. Así se ve el trovador. “Parece un pirata”, me dijo luego la Fran, mi novia.
Tenía que atravesar a unos cuantos afortunados del público para llegar al escenario. A pesar de que no se llenó la sala, el ambiente era cálido. Abrió el show “Sendero de paso lento”.
Cuando Muerdo canta se apodera de su rol performativo. Sus manos llegan a ser más expresivas, incluso, que las muecas tristes de su rostro cuando canta sobre el dolor. Desde la primera canción ya se hicieron presentes. Sus dedos imitaban el andar de un personaje cada vez que decía “sendero de lento andar”.
O, en “Semillas”, mientras sacudía su ropa, recitaba “y lo que no me hace bien lo voy echando de mí” y el público entusiasmado respondía “¡Pa’ fuera!”. “Sería perfecto para contar cuentos de niños”, comentó la Dani, la ñaña de la Fran.
“Deja que salga el llanto, deja que sane el canto, que ha inundado tu alma, levántate y camina, porque en cualquier esquina, vas a encontrarte” – Vas a encontrarte
“Canto pa’l que está despierto y pa’l que nada en su llanto. Canto pa’l que tiene miedo, pero es capaz de enfrentarlo”, dice otra de sus canciones. Pero Muerdo no se limita a los conflictos internos. También canta a las luchas sociales.
En el pasado se ha presentado en conciertos como la fiesta del Orgullo Gay, en Murcia, su ciudad natal, y se ha pronunciado a favor de la diversidad de género y en contra de la homofobia.
En su presentación en Quito, colgó en el pedestal del micrófono un pañuelo verde. Pidió libertad e igualdad para las mujeres y abogó por el derecho a abortar libre, legal y gratuitamente.
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Radio COCOA: Bueno, en pocas palabras cuéntame tu historia.
Soy un hombre de 30 años que hace ocho años empecé este proyecto a hacer canciones y poco a poco ir formando una banda. Tengo cuatro discos y me estoy dedicando a la música desde hace ocho años, cuando tenía 21 años.
RC: ¿Cómo fue ese primer encuentro con la música?
Bueno yo desde pequeño tenía en casa estímulos musicales. Había un piano en casa, mis hermanos tocaban, yo empecé a tocar desde pequeño. Y luego ya, digamos, de manera autodidacta, empecé a desarrollar ese amor por la música y esta actividad.
RC: ¿Familia de músicos?
No familia de músicos, pero sí una familia que nos intentó inculcar el valor de la música.
RC: ¿Cuáles son tus influencias musicales?
Súper variadas. Desde la música que escuchaba de chico en mi casa, que era Antonio Machín, Los Panchos, muchos boleros, música latinoamericana, flamenco también; hasta la música que fui escuchando luego. Cantautores, bandas de rock, bandas más de mestizaje, como Manu Chao, Café Tacvba, Los Fabulosos Cadillacs.
RC: ¿Algún artista favorito?
Bueno, me gusta la trayectoria de Manu Chao, como concepto, como personaje.
RC: Trabajaste con Luis Eduardo Aute en tu primer disco. ¿Cómo fue esto?
Fue un encuentro muy bonito, nos separaba mucha edad, somos dos generaciones muy distintas. Tuve la oportunidad, lo conocí y le propuse que participe en mi disco. Lo recuerdo como algo muy bonito, como una especie de bautizo también, porque era como el aval que tenía para presentarme ante el público local.
RC: ¿Qué trabajo hizo en tu disco?
Él simplemente cantó conmigo una de sus canciones que grabamos en mi disco que se llama “Prefiero amar”.
RC: ¿Cómo describirías tu música? Si tuvieras que ponerle una etiqueta o un género, ¿cuál sería?
Bueno, yo creo que está a medio camino entre la canción de autor, por el tema de las letras, y el mestizaje en cuanto a la riqueza musical de las canciones.
RC: Lo que aquí llamamos música fusión…
Sí, música fusión, exacto.
RC: A pesar de ser español, tu música a ratos suena muy latinoamericana. Cuéntame un poco sobre eso.
Yo creo que en un principio fue por la música que yo había escuchado de niño, había escuchado mucha música latina. Y luego ya, a partir de que empiezo a girar por Latinoamérica, pues, por los viajes, ¿no? Con cada viaje fui incorporando influencias y me fui empapando un poco más de la cultura latina.
RC: ¿Si tuvieras que escoger uno de estos lugares?
Me quedo con Argentina. Un poco porque es donde he hecho más relaciones personales, familiares y de amistad. Y creo que tiene una gran similitud Buenos Aires con Madrid, que es donde yo vivo y, pues, me siento muy cómodo.
RC: En tus canciones se habla mucho sobre sanar, crecer, encontrarse… ¿Cómo se hace para ser una persona consciente?
Bueno, yo creo que todos estamos en esa batalla y no somos plenos las 24 horas del día. Yo cuando escribo las canciones estoy en esa versión un poco más conectado, pero luego en los otros ratos de mi vida, de mi día a día, soy como cualquier otra persona. Desconectada, inconsciente, pero creo que todos estamos en ese trabajo de ir generando más consciencia en nuestra vida y más conexión.
RC: Tú hablas mucho de la música como herramienta para sanar. ¿Qué otras formas de sanar crees que hay?
El contacto con la naturaleza para mí es muy sanador. La conciliación con las raíces, con la familia, con los ancestros, con la propia historia de cada uno. También el cine, cualquier tipo de arte.
RC: Se nota que eres una persona muy sensible. ¿Crees que en algún punto la sensibilidad puede llegar a ser algo negativo?
No, algo negativo no. Lo que pasa es que (sí es cierto que) en el mundo que vivimos es difícil ser tan sensible.
RC: ¿Cuál es tu principal lucha?
Mejorarme como persona.
RC: ¿En qué aspecto?
En todos los aspectos. Luchar con mis propios demonios, con mis propias actitudes que no me gustan, con mis vicios, con mis propios demonios internos.
RC: Tú hablas de Murcia, tu ciudad, como un lugar tropical. ¿Has encontrado alguna similitud con Ecuador o Latinoamérica?
Claro. El clima de Murcia es un clima subtropical también. Es un clima muy húmedo, muy caluroso, que tiene dos estaciones bien definidas, nada más. Y eso se traduce un poco en la gente, esas condiciones climatológicas y ambientales se traducen mucho en el carácter de la gente. Entonces, yo creo que los latinoamericanos y los murcianos somos muy parecidos en ese sentido.
RC: Ya estuviste dos días acá. ¿Qué colores tiene Ecuador para ti?
Bueno, yo creo que amarillo, azul y rojo (risas). Pues, colores cálidos: tonos de rojo, naranja, amarillos, y por las noches, grises.
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El show duró menos de una hora. Esto provocó que el público pidiera otra canción en tres ocasiones. Muerdo, complaciente con su gente, cedió las tres veces. Primero con las canciones más coreadas: “Vas a encontrarte” y “Lejos de la ciudad” y “Claridad”. Finalmente, cerró con “La canción de la carretera” y cedió el escenario a los muchachos de Papaya Dada para encender el Cumbión Psicodélico.