Este ha sido un increíble año para la música pesada, gracias por terminarlo junto con la lista más pesada de Radio COCOA.
La música pesada de este mes:
1. Deathspell Omega / Álbum: The Sinarchy of Molten Bones
Cuando empezaba a escribir reseñas de música pesada para luego compartirlas en redes sociales, salió el último disco de Deathspell Omega, Paracletus (2010). Dentro de los grupos de ese año, no incluí esa fabulosa placa. Pero para 2016, con una producción nueva y más robusta, no lo podía dejar pasar. Se trata de una banda de franceses de culto de la escena underground a nivel mundial, y muchas veces su música ha sido referencia para muchos artistas y sujeta a diversos análisis, tanto en lo musical como en sus líricas.
Deathspell Omega es dueña de una auténtica aura oscura que guía todos los pasos de esta enigmática banda. Poco se sabe de ella principalmente por su ostracismo; tienen pocas fotos, sus conciertos son escasos… Pero lo más llamativo es que hay un continuo debate entre sus seguidores, quienes muchas veces juegan a intérpretes de una religión ya olvidada y terminan por mezclar metafísica con teología, con filosofía llena de blasfemia.
Sin duda, el disco es un caos perfectamente calculado, el cual inicia como una justa, al sonido de los cuernos sinfónicos, luego se sume por 30 minutos en una asfixiante batalla dividida en cuatro actos los cuales solo conocen de incesantes riffs, sonidos avant garde y experimentales sumados a una perpetua y continua batería. Todo eso cobijado en ese anonimato casi espectral.
Es a propósito que dura tan poco. Sólo no necesita ser más violento. La atmósfera que transmite es lo que imprime terror y estimula lo suficiente para alcanzar el clímax. Suena el cuerno nuevamente. Se puede tal vez terminar la acometida, pero bajo ningún concepto, ese impresionante hálito que nos confirma que los galos están nuevamente por encima y más allá de cualquier otro proyecto pesado de su estilo.
2. A Sense of Gravity / Álbum: Atrament
Nuevamente pienso que el tiempo me da la razón en cuanto a algunas elecciones. Precisamente hace dos años, todavía abriéndose campo con Travail, la anterior y primera placa de A Sense of Gravity, me llamó tanto la atención esta banda que se quedó en mi lista definitiva de lo mejor de ese año. De ese anterior disco, se extraen detalles que quedan superados en este nuevo proyecto. Atrament mantiene el mismo progresivo característico de la banda pero en forma de pasajes más pesados, especialmente en los cambios entre voces del vocalista Cj Jenkins, alborotados entre un buen manejo de los sonidos altos y limpios y el gutural.
Todas la canciones son precisas y técnica. De la misma manera, el paso entre melódicos y riffs más pesados son definitorios. Juntos, los seis miembros de la banda funcionan como un reloj, exacto, afinado, y a la vez dan de cuenta que tan buenos son individualmente para pulir un disco tan bien logrado.
La instrumentalización no decae en ninguna parte del disco y poco a poco se nota la impronta de un sonido propio, elegante y complejo al mismo tiempo. Con tan poco tiempo como banda, estoy seguro de que, de mantener esta calidad, en sus próximos discos se sentirá mejor el sello que quieren patentar, que por el momento es enmarañadamente bello.
3. Ulcerate / Álbum: Shrines of Paralysis
Como siempre, el monstruoso sonido que llega desde Nueva Zelanda con Ulcerate no deja a muchos indiferentes. En este caso, para mí no hay sorpresas con Shrines of Paralysis, solo la confirmación de lo arrolladora que puede ser este proyecto en cada una de sus canciones. A través de 57 minutos (inusualmente largo para death metal técnico), combina perfectamente partes lentas y atmosféricas para luego transformarlas en caóticas y sólidas cacofonías.
De igual manera, no hay duda que cada uno de los integrantes de este trío de engendros está en su mejor momento. El bajista y vocalista Paul Kelland con un gutural impresionante, Michael Hoggard, con una impetuosa guitarra y Jamie Saint Merat, uno de los mejores bateristas en la actualidad. Cada uno mantiene y hace brillar el ritmo de su compañero, el disco es denso y frenético y puede llegar a sentarse sobre los hombros mientras siguen pasando los minutos. Emocionalmente, uno queda devastado al terminar de escucharlo todo, pero completamente perdido en ese laberinto simultáneo de modorra y placer. En resumen, drástico, opresivo y poderoso, pero sin duda de lo mejor de este año.
1 comentario
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