Estéreo Picnic: el Disney para grandes

por Marcos Echeverría Ortiz

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Sí, las tres tarimas del Estéreo Picnic serían como los castillos de Mickey Mouse, Cenicienta y de Rapulzel, para grandes y con música alternativa. Cuando llegas al festival sientes como si estuvieras en una dimensión mágica e increíble. Estás desorientado. No por una falta de organización, señalización o por la gran cantidad de público que asiste, sino porque existen demasiadas cosas por ver, escuchar y hacer. Entras en desesperación, la misma que te hacía picar los pies y te presionaba el pecho cuando de niño entrabas a una juguetería. Piensas que no podrás con todo, que se te acaba el tiempo.

Tus ojos no pueden con tanto. A más de chic@s guap@s, alcohol y música a todo dar, hay saltarines, instalaciones llamativas, comidas y un mercadito de cosas vintage con ropa, vinilos y demás accesorios -es lo primero que atacan los hipsters-.

Del line-up la última edición, ni se hable. Fue shockente: la vara estuvo en la estratósfera, más de lo esperado.  Teníamos lo mejor de lo posicionado y lo más destacado de lo contemporáneo. Desde Red Hot Chilli Peppers, Pixies, NIN y Los Fabulosos Cadillacs hasta Phoenix, Julian Casablancas, Natalia Lafourcade, Vampire Weekend, Savages, Capital Cities y más, mucho más…

Pero lo descabellado pasó hace un par de semanas, cuando lanzaron el cartel de la edición 2015. Digo locura no porque exista un line-up poco satisfactorio –para nada- sino porque en redes, donde todos tenemos el poder excesivo de opinar con odio, le dieron duro, durísimo al Estéreo Picnic.

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Esta banda estadounidense es el headliner más fuerte de la edición 2015.

¿Esperaban que la gente reaccionara de tan mala manera?

Algunos lo esperábamos pero no tan fuerte. A todos los festivales grandes les dan muy duro. Si uno mira a los tres Lollapallozas (Chile, Argentina y Brasil), también les dan muy duro. Es un poco natural, era demasiada gente opinando y no vas a poder darle gusto a todo mundo. La gente se formó unas expectativas gigantes (anteriormente, rotó un cartel falso en el que estaban acartelados Coldplay, Muse y Lana del Rey).

¿Cómo se fue construyendo el Line-up de este año?

Un festival tiene una estructura básica en la cual uno va reemplazando ladrillos. Tiene que haber un roquero fuerte, al año pasado fue Red Hot Chilli Peppers y este año es Kings of Leon, también estábamos detrás de Muse, pero entraron a grabar un disco. También hablamos con The Strokes pero Julian espera un hijo para Marzo y cancelaron. En su momento consideramos a The Black Keys, Blink 182, y finalmente Kings of Leon dijo que sí. Debíamos tener un DJ fuerte y Calvin Harris lo era. Debíamos buscar el espacio de NIN y pensamos en Jack White. Él  tiene un disco que es el vinilo más vendido de los 10 últimos años.

Nos faltó el reemplazo de Pixies y estuvimos detrás de Weezer pero no se concretó. Nos criticaron mucho por no meter a Smashing Pumpkins pero ya ha ido dos veces a Bogotá y la primera vez vendió como 2600 boletas y la segunda como 1000. Era mejor traer a más bandas como Rudimentan o Alt-J.

¿Y las bandas latinas?

Por ejemplo Él Mató a un Policía Motorizado o Astro es lo que está destacándose. Y en lo nacional también, vamos al Rock al Parque, vamos a un par de sitios alternativos, festivales alternativos  y estamos pendientes para ver qué es lo que se merece estar ahí. Por ejemplo, una banda que les encanta a los curadores internacionales es Rancho Aparte. Los curadores internacionales dicen que esta banda es punk folclórico colombiano y quieren tenerla en todos los festivales. Es increíble, en Colombia les dieron palo porque los habíamos metido en el cartel.

Muchos se quejaron que en el line-up incluyeron bandas “desconocidas”. Desde la organización ¿cuál es el objetivo de mostrar bandas emergentes?

El Estéreo Picnic siempre ha sido una plataforma para la música. Los festivales sirven para eso en todo mundo. Siempre hemos visto como las bandas tienen un proceso  en los festivales, de ponerlos desde que son chiquitos para ir desarrollándolos con el público.  Para nosotros es súper importante darles esa relevancia, por eso cada uno tiene su espacio. Hay que darles lo que a veces en los medios y otros espacios no los dan.

Esta vez  habrá una tercera tarima que estará ubicada donde era el hippie market y las comidas. Nos dimos cuenta que ahí se pedía la experiencia musical cuando la idea es que precisamente no se pierda eso. El contenido de esta tarima es para descubrir, un escenario para acompañar a al gente y que descubra nuevos sonidos.

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Banda argentina que está pegando durísimo en la escena alternativa latina.

¿Latinoamérica está preparada para este proceso, el de presentarles nueva música por descubrir y que la valoren?

Yo no sé, esperaría que Colombia dé ese paso, como lo hizo México y Argentina, que la gente vaya a conciertos. Somos un mercado realmente chiquito cuando en Argentina los Rolling Stones llenaron 5 veces el estadio de River, Roger Waters 9, Soda 5 y los Cadillacs 2. Primero tenemos que ser compradores de boletas. En Colombia Depeche Mode solo vendió 14 mil y R.E.M 3 mil. Pero sentimos que están creciendo los consumidores de cultura y conciertos. Hace tres semanas hicimos Arctic Monkeys y vendimos 10 mil boletas en 2 días, antes eso era impensable. Se está consolidando una escena pero no diría que ahorita Latinoamérica está lista. Es un proceso y creo que en Colombia se está dando poco a poco.

¿Cómo rompe el Estéreo Picnic con la cultura de acceder gratuitamente al arte en Colombia?

Lo que pasaba es que en Colombia no iba nadie a los conciertos de los noventa. Tuvimos un hueco entre un fallido intento de Guns n Roses en 91 y Metallica en 99, no fue casi nadie. A esa generación de entre 35 y 40 años no le tocó nada de lo que sondaba en radio, solo por ahí los alternativos iban a conciertos de bares. Entonces a esta generación nueva, sí le ha tocado crecer con la cultura de ir a conciertos. Al de 35 años es difícil decirle venga, haga fila, tráguese los empujones, la lluvia y el sudor, pero el chico de 18 años lo primero que quiere hacer al sacar la cédula, es ir a un concierto. Un segundo paso también es ir a conciertos de bandas locales.

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Curadores de festivales internaciones consideran a Rancho Aparte como el «punk folclórico colombiano».

Ir a festivales alternativos es como el «boom», la moda de esta época. ¿El éxito de los festivales responde a una moda o tendrán vida a largo plazo?

No sé, creo que va a mutar. En Colombia lo que ha hecho el Estéreo o los Lollapallozas es cumplir los sueños de muchos. Imagínense ver a Pixies, NIN o Kings of Leon. No sé si vayamos a cumplir en un futuro los sueños de otras personas. Ahora los festivales de Estados Unidos están pasando por un fenómeno y es que se están llenando con gente que solo va de fiesta. Si uno va a Coachella, en su carpa de música electrónica hay 12 mil personas. De estas, 4 mil no salen, se meten dos pepas y van de largo sin importar que el DJ ponga las mismas canciones una y otra vez. Lo que les importa es estar de fiesta con los amigos. Acá creo que todavía vamos a escuchar música. Creo que seguirán existiendo los festivales, pero no sé si iremos a ver a las bandas o a ir de fiesta.

¿Qué deben hacer los festivales para mantener la filosofía de ir a ver bandas y no de fiesta?

Eso tiene que ver con el consumo de la música. Antes comprábamos discos con tanto esfuerzo y uno le daba y le daba al disco. Consumíamos discos, escuchábamos las 12, 13 canciones y eso hacía que quisiéramos ver en vivo a esas bandas. Ahora ya no se consume la música así, sino a través de streaming. Cambiamos las forma de consumo de música, ahora ya no escuchamos todo el disco, sino armamos el playlist con dos o tres canciones de cada banda. Hoy no queremos ir a escuchar una banda de la que solo me sé dos de las 15 canciones que toca, sino a un DJ que me ponga los hits. No creo que sea una función de los festivales, sino que muta por el consumo de la música.

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Los organizadores del Estéreo Picnic consideran a esta banda chilena como una de las mejores propuestas contemporáneas de Latinoamérica.

¿Qué diferencia al Estéreo Picnic de Lollapalooza?

Su experiencia en particular. El Estéreo Picnic no podría ser Lollapalooza nunca porque ahí no se vende trago. El Estéreo es una fiesta y los Lolla no. Sus dueños son conscientes que este festival tiene que seguir, que tiene su espacio y es una experiencia diferente. Es el lugar, tratamos de hacerlo lo más mágico posible. A parte de ver la música, es ir a descubrir un montón de cosas, tener un montón de actividades. Una exigencia que les hacemos a los patrocinadores es que no monten un stand y un par de cosas que brandear, sino darle una experiencia a la gente: el juego, premios, saltarines gigantes. Todo eso que hay atrás de la música, lo que va más allá, es lo que hace al Estéreo Picnic especial, y tratamos de mantener eso.

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