Pienso en el buey y veo la tierra preparada para sembrar. Pienso en la madera y veo el contrabajo, el chelo, la guitarra, el bombo andino y la caja. Pienso en Bueyes de Madera y entonces, escucho música de dulces, frutos y flores. La suma es bella.
El disco de Bueyes de Madera trae una flora musical robusta como sus instrumentos. Lo que en un inicio era un grupo de canciones sin propósito claro, se convirtió en una propuesta multidisciplinaria y análoga: una banda en la que todo es madera, en la que la poesía se baila y en la que la pintura mancha y suena.
En noviembre del 2013, Steven Dagenais, Stich SD, necesitaba refrescarse. Tenía un grupo de canciones acústicas, influenciadas por la música de Atahualpa Yupanqui y los sonidos del sur, con las que buscaba hacer “algo diferente”. Stich ya tenía en mente la forma: instrumentos de madera, espacios análogos, y exploración artística orgánica. Quería un chelo (Grecia Albán) y un contrabajo (Matías Alvear).
Para el arte, Stich no quería nada de mapping ni videos. Más bien, recordaba la experiencia de pintura en vivo en la que había trabajado con el artista Teo Monsalve años atrás. Se contactó con él y le dijo que estaba buscando lienzo en lugar de pantalla y que el concepto era “bueyes de madera”. Al proyecto se sumó Pablo Vicencio en la percusión y Bastián Napolitano en la batería. La fecha en el Pobre Diablo estaba lista y todo “medio que se fue dando”.
Simultáneamente, Grecia Albán (chelo y voz) había participado en un intercambio cultural con un colectivo de arte francés llamado Le Petit Monde, que buscaba colaboradores para una residencia artística en Francia. El colectivo escuchó a los Bueyes en concierto. De repente, la posibilidad de viajar a ese país a presentar el proyecto se perfilaba como algo real. Sin embargo, Stich quería cruzar el Atlántico con un producto, con algo concreto. Así, la grabación del disco se hizo inminente por la cercanía del viaje y por la ansia de volver al estudio.
Los Bueyes llegaron al estudio el dos de enero. “Péguense la farra de año de nuevo, chuchaqueen el primero, pero el dos nos vamos al estudio”. Fueron cuatro días de grabación de las bases del disco en el estudio de Marley Muerto. Después se movieron al estudio de Stich en Casa Nostra, donde terminaron de grabar el disco. Para la mezcla de la música, Stich se fue una semana a Argentina a colaborar con un productor que había trabajado con Charly García y Mercedes Sosa.
APIS, primer disco de los Bueyes de Madera / Foto: Archivo de la banda
Mientras tanto, Teo Monsalve creaba el arte para el álbum, que terminó por transfigurar al disco en un libro de poesía. El producto final se deja leer, se pasan las páginas y uno encuentra pinturas de Monsalve y la letra de las canciones. Tambén hay retratos de todos los Bueyes y el material de audio.
Un mes antes del “supuesto” viaje a Francia, el libro/disco estaba listo. Nueve canciones con identidad análoga que ofrecen varias experiencias. Con los Bueyes se puede bailar, pasear, trabajar o reposar.
Un día antes de la fecha estipulada para el viaje, el colectivo les dijo que ya estaban anunciados en Francia. Los Bueyes se fueron un mes. En ese tiempo vendieron todos los libros, presentaron el proyecto, convivieron con alrededor de 15 artistas y dejaron varias obras a disposición del Municipio de París. “¿Increíble?”, pregunto, “Increíble”, me confirma Stich.
Volvieron a finales de julio y solo quedaba hacer el lanzamiento del disco en Quito. Consiguieron locación en el Centro de Arte Contemporáneo (CAC), ideal para una propuesta musical/pictórica como los Bueyes de Madera. Ese día, 29 de agosto, le pusieron un micrófono al pincel de Teo para que la pintura sonara. El pintor ahora también era músico.
Sin el viaje a Francia se habría grabado un disco, pero no sería este, me confiesa Stich. El disco de los Bueyes, APIS, -que en egipcio significa toro sagrado- está cargado de urgencia, ilusión y ganas de ver cosas sólidas. De ahí que su música suene así, tan grave y redonda.
Sentada en la clase de música de Stich, le pregunto qué se viene para los Bueyes de Madera. Me responde que por el momento van a comer los frutos. Después vendrá otra temporada para sembrar y cosechar.
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