El cartel de La Fête de la Musique apostó por la diversidad. Arrancó con un ritmo intenso y fiestero lleno de indie, post punk y sonidos latinos, hasta deparar en una experiencia más contemplativa de la nueva canción francesa. Alkaloides, en ese contexto, fue el primer acto de la tarde y, con su onda desfachatada que los caracteriza, probaron que es una banda que crece cada día, a medida que ganan experiencia en sus tocadas en vivo.
Después, Da Pawn empezó su show con «Cambio de tonalidad», la cual nunca falla en atrapar a quien la escucha. A pesar del cansancio (habían tocado en Cuenca el día anterior), la energía que los músicos emitieron se mantuvo a lo largo de toda la presentación. A medida que presentaban sus temas, como «Reloj de Arena», «Las Playas», «Uno y dos», se podía distinguir entre el público cómo varias personas tarareaban sus canciones.
Maki, por su parte, se caracterizó por presentar show impredecible. En su música, Mateo Kingman explora hip-hop con sonidos de la Amazonía ecuatoriana. Con una producción muy pulcra, la banda puso a la gente a bailar y a otros, a escuchar atentamente sus letras; tan atadas a lo sencillo y maravilloso de la selva y la naturaleza.
El vocalista interactuó con su público, contando algo sobre cada canción que la banda tocó. Este gesto funcionó muy bien, ya que la mayoría de los presentes visualizó los escenarios que las letras creaban, a pesar de parecer geográficamente distantes. Así les cantó a los animales salvajes en medio de una plaza urbana.
A Maki le siguió Nicolá Cruz, quien presentó un show muy distinto a lo usual. Subió al escenario con una camiseta floreada y gafas. Tras él y la mesa desde donde remixeaba las grabaciones de «De Taitas y Mamas», se desplegaban formas y colores que acompañaban a la música. Durante su tiempo sobre la tarima, Nicolá mezcló tradición con sonidos fuertes y electrónico, todo en una mixtura ecléctica.
Su show dio paso también a la primera presentación en Quito del proyecto solista de Toño Cepeda. Toño presentó un show cargado de un rock intenso. En este nueva aventura musical lo acompañan Ernesto «Buitro» Arias (guitarra), Andrés Benavides (batería) e Ivis Flies (sintes). Sobre el escenario se lo veía seguro y contento, se dio tiempo para invitar a Sebastián Game -antiguo integrante de Biorn Borg- y repitió dos veces lo que anunció que será su primer single: «Paraíso».
La gente se emocionó mucho con esta presentación, la cual estuvo rodeada de un aire un tanto nostálgico, y dejó a muchos con la expectativa de lo que vendrá con su primer disco.
Finalmente, la noche se cerró con Show Chet, el proyecto colaborativo con algunos de los exponentes más relevantes de la canción francesa actual: Olivia Ruiz, Bertrand Belin, Camelia Jordana, Chet y Bazbaz. Todos ellos subieron al escenario intercalando formatos: formaron duetos y solos, interpretaron covers y cautivaron al público con su actitud honesta, siempre acompañados por un piano. De esa forma, su música fue lo más apropiado para despedir esta edición de La Fiesta en un domingo.
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