Entre Tolstói y Tolomeo

Hay varios tipos de lectores: los ‘ratones de biblioteca’, los que han leído mucho y saben perfectamente qué quieren, los que toman un libro por placer, y otros que quieren distraerse pero no saben con qué. Para todas las categorías existe un tipo de biblioteca perfecta, lo importante es saber dónde buscar.

Librería Tolstói / Foto: Ana María López Jijón

Entre las calles Italia y Alemania, sobre la vereda de la Vancouver, hay una flecha negra que dirige hacia una puerta. Caminas un par de metros y tomas a la derecha. El nombre de la librería está sobre una puerta de madera, en el primer piso de un edificio de ladrillo visto. Al entrar te encuentras con un espacio lleno de libros y luz, donde podrías pasar un par de horas ojeando esto y aquello. Hay libros de Narrativa, Ciencias Sociales, Arte, Fotografía… Si bien encuentras variedad, a la librería Tolstói van los lectores que saben perfectamente qué quieren: esos libros que son muy difíciles de encontrar en la ciudad, porque no es común que librerías comerciales los importen. Autores y títulos rebuscados, editoriales que desaparecieron y ediciones descontinuadas son la especialidad de Karina Sánchez, la librera.

Tolstói lleva cuatro años satisfaciendo la necesidad de los lectores voraces y exquisitos. Entre los autores más pedidos está David Foster Wallace y jóvenes escritores latinoamericanos.

Dentro de la librería hay alrededor de 600 libros. No es mucho, porque la mayoría de ellos se venden apenas llegan al local. Karina hace un pedido grande todos los meses, de acuerdo a las novedades literarias y los encargos de clientes. Cuenta que es impresionante lo rápido que se vende todo, lo que se explica con la pasión que tienen ciertos quiteños por la buena literatura.

Librería Tolstói / Foto: Ana María López Jijón

La historia de Tolomeo tiene que ser contada desde los ojos de su librera: Lucía ‘Tochi’ Ponce. Cuando dejó su trabajo de oficina y recibió una buena liquidación, no sabía qué iba a hacer de su vida. Después de analizar sus intereses, se dio cuenta de que lo que más le gustaba en el mundo era la literatura. Empezó a comprar libros viejos de desconocidos que respondían a anuncios en periódicos de la ciudad.

Su familia estaba confundida. No entendían muy bien por qué llegaban tantas cajas repletas de obras de segunda mano. Hasta que un día pasó por un local que parecía vacío. “Para una librería yo te lo arriendo”, le dijo la dueña. Han pasado ya cinco años y cuenta con alrededor de 10.000 libros en las estanterías de Tolomeo, ubicada en la Veintimilla y 6 de Diciembre.

Librería Tolomeo / Foto: Ana María López Jijón

Entrar a Tolomeo es una buena excusa para pasar un largo rato conversando de literatura con ‘Tochi’. “Lo que más he tenido que aprender es a dar un consejo”, dice la librera. Desde que el local abrió sus puertas, ha aprendido a conocer a los clientes, para así ayudarlos a encontrar la novela perfecta, según su personalidad y gustos. También ha conocido a una cantidad de personajes, que bien podrían ser parte de cualquier cuento que encuentras en las estanterías. Entre los autores más pedidos están Bukowski, Henry Miller, Kafka, Hemingway, Sábato, Allende, Pablo Palacio, la Generación Decapitada, Vallejo… y más.

A Tochi le encantaría algún día poder ir a México o Buenos Aires y poder importar, pero por ahora se siente feliz de administrar una librería que compra y vende libros de segunda mano.

Librería Tolomeo / Foto: Ana María López Jijón

Encontrar el libro buscado es, de por sí, una experiencia única. No puedes dejar de admirarlo, relees las páginas una y otra vez, porque tienes miedo de que hayas dejado pasar algún detalle importante. Cuando lo terminas –mientras sientes cómo la alegría embriaga tu cuerpo-, sabes que volverás a entrar por la puerta de tu librería favorita y saldrás con un nueva lectura en tus manos. Y qué mejor si la experiencia se agranda con una buena librera que te guíe.

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