La productora OVERLAP tiene la virtud de materializar propuestas arriesgadas e innovadoras con espíritu DIY. En esa línea, Atemporal Sideshows es una serie de conciertos que llevan produciendo desde hace dos años, en bares y casas de Quito. Una especie de fiestas/concierto que además incluyen otras expresiones, como exposiciones de pintura, arte urbano y VJing.
En su tercera edición, apostaron por un evento masivo. Nueve bandas y siete DJs se repartieron en dos escenarios simultáneos. Para ello, la producción del Atemporal escogió una quinta refundida en Tumbaco -en el sector de Las Minas- y programó dos cabezas de cartel con trayectoria: Guardarraya y Niñosaurios (Guayaquil).
De este evento, destacamos la propuesta de los organizadores por bandas jóvenes que rockearon durantes su corto tiempo sobre el escenario (por un retraso en el inicio del concierto). Domino, Alaja Jam, Fat Chancho y 3vol son proyectos que prometen. Tienen groove y de a poco, van ganando experiencia sobre los escenarios. En algunas de sus presentaciones, nos sorprendió la solidez de su sonido y hay que prestarle atención a la nueva ola de música que viene con ellos.
La nota alegre la pusieron Alex y Matías Alvear -Los Alveares- quienes junto a su percusionista, le dieron sabor a la música nacional y fueron contagiando al público, al inicio del concierto. Algo así hizo Naked Ape, a quien siempre es interesante escuchar por su juego con los loops. Más tarde, Tripulación de Osos descargó post punk con mosh incluido de su cantante, Mauro Samaniego. Y nos quedamos con las ganas de escuchar a La Máquina Camaleön.
Al cierre, Niñosaurios dejó claro por qué son una de las bandas que ha marcado una época en Ecuador. Antes del concierto, alguien comentaba que su disco, «Todo el Universo», posiblemente es el único gran álbum de rock hecho en el país. Y su presentación probó algo de ese criterio; ‘algo’ porque tocaron menos de lo previsto y dejaron al público con ganas de más.
Finalmente, Guardarraya subió casi ‘al vuelo’ al escenario. Esta icónica agrupación quiteña cumplió y gustó, y su música puso en contexto, la presión que la Policía ejercía desde afuera para apagar el sonido de la tarima principal. Aunque la autoridad cumplió su propósito, Atemporal continuó la fiesta en el escenario electrónico y nosotros nos llevamos unas cuantas imágenes para esta reseña.