Zoé: MTV Unplugged en Quito

por Marcos Echeverría Ortiz


Un balance perfecto. Un complemento. El día y la noche, la vida y la muerte, la luz y la oscuridad. Todos estos elementos se mezclaron dulcemente entre sí para recrear en Quito, el MTV Unplugged de Zoé.

A las ocho de la noche, en la cuesta hacia El Teleférico, asomaban más de tres mil personas. La audiencia era tan diversa como el versátil estilo de la banda mexicana: roqueros, artistas, alternativos, oficinistas, veteranos, guaguas de colegio…

Media hora después, la densidad en el ambiente dentro del Centro de Exposiciones del Teléferico se elevó. Este no es un lugar adecuado para conciertos. Sin embargo, lo incómodo perdió su significado por la expectativa del público.

 Nueve de la noche, en punto. En la plena oscuridad se dibujó una figura…Todos esperaban que abriera la banda local Guardarraya. Pero un hombre extraño se presentó en el escenario, tomo su guitarra y cantó ‘Que Me Maten’. Era Chetes, músico mexicano y uno de los invitados especiales de Zoé para su concierto acústico. Tras esta interpretación, se le unieron Yamil Rezc en la percusión y Andrés Sánchez en el bajo, también invitados por la banda del D.F. Tras algunos temas desarrollados por estos tres músicos, que hicieron tararear a los rocanlovers(fans de Zoé), una transición de oscuridad y silencio marcó el comienzo de ‘Música de Fondo’.

Larregui y Zoé

Como intro, se proyectó un corto animado. Surrealista, musical y extraño. En este aparecían seres fantásticos, hechos de chatarra que mostraban cualidades musicales sorprendentes. Los personajes del video hicieron una analogía con cada uno de los integrantes del unplugged, porque al igual que en la proyección, estos se ubicaron con sus instrumentos sobre el escenario.

(Imagen, oscuridad, imagen y oscuridad…) Finalmente, subieron a la tarima. Cada uno de los músicos fue elogiado con el abrumador aliento de los capitalinos. Claro, en especial, aquel hombre flaco, alargado y místico: León Larregui, líder de la agrupación.

Dócil, tranquilo, pausado y sin comentarios, Larregui tomó el micrófono. Aquel instrumento comenzó a ser seducido por notas como letras, canciones como historias. Las primeras líneas de Zoé en Quito se registraron con la canción ‘Sombras’.

Posteriormente, la forma de hacer música se elevó y se conjugó con la poesía. La sensualidad de las primeras notas del bajo presentaron a “Soñé”, una de las canciones más deseadas de la noche. Ese fue el instante preciso en el cual se sintió que en el lugar, no cabía espacio para un solo respiro. La letra de amor y deseo, romántica pero no cursi, iluminó El Teleférico.

Tras canciones como “Últimos Días” y “No Me Destruyas”, León se levantó de su asiento. Con algunos pasos improvisados y con uno que otro gesto de interacción con el público, comenzó a cantar la detallista, pausada y bien construida ‘Labios Rotos’. Con un lenguaje corporal ligero, parecía como si este hombre de dulce oscuridad, estuviera recitando. Ya con los ánimos subidos, se empeñó en seguir su presentación de pie, fuera de la onda pasiva del concepto del concierto. Temas más agitados como “Dead” o “Veneno” tuvieron esta tónica.

Larregui y Lo Blondo

El estilo pausado, medido y danzante volvió cuando tocaron la balada “Paula” o las sicodélicas “Infinito”, “Vía Láctea” y “Poli/Love”. Los ánimos se reactivaron con la misteriosa voz de Denisse Gutiérrez (Hello Seahorse). Su pureza vocal adoptó una mayor personalidad en la canción “Luna”. La sutil sensualidad en la letra de esta canción impulsó a las parejas para que se demuestren algo de afecto.

A pocas canciones de terminar el repertorio, piezas como “Nada” y “Nunca”, cayeron al pelo sobre la gente. Ambos temas, interpretados bajo dispersas luces blancas que iban perdiendo fuerza.

Sin ni siquiera un “adiós” o un “gracias Quito”, la banda se retiró entre gritos desesperados por recibir más arte. Durante alrededor de tres minutos, el público se resistió a abandonar el edificio. No querían y no lo iban hacer si Zoé no volvía a tocar.

En plena oscuridad, el brillo volvió a copar la tarima. Esta vez, de meros románticos y bajo una luz rojiza, reversionaron el bolero “Bésame Mucho”. Al más claro estilo indie, melancólico y exquisito de Zoé, la canción extasió a los asistentes.

Más que un show de rock, la banda materializó lo romántico con su presentación. Los sonidos de Zoé, suaves pero precisos, demuestran que de lo poco, se puede decir mucho y aquello corresponde a la genialidad de escribir algo bueno.

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1 comentario

rocanlover 25 octubre, 2011 - 7:58 PM

EL MEJOR CONCIERTO! Zoe, Ecuador te ama. Disfrutamos muchisimo en este concierto, pueden decir que el estilo de esta banda ha cambiado, y que se esperaban mas.. Pero en mis ojos, hablando por los otros Rocanlovers que tambien se encuentran en Quito, este concierto estuvo perfecto, y no podemos esperar hasta que Zoe vuelva. 2013, te espero con ansias.

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