5 escritorxs ecuatorianxs que deben estar en tu radar

por Emilia Lasso
Una lista de autoras y autores contemporáneos locales que podrían moverte el piso.

En los últimos 10 años, la escena literaria ecuatoriana se ha llenado de escritores, poetas y cuentistas que, gracias a la calidad de sus textos y la relevancia de los temas que proponen, han sido reconocidos dentro y fuera del país. La aparición de editoriales alternativas y el apoyo de algunos premios locales e internacionales, nos han dejado saber que lxs escritorxs de acá tienen mucho que decir, y vale la pena leerlos.

Dentro de una sociedad que en el siglo XXI puede ser cerrada y muchas veces curuchupa, estos autores jóvenes hablan sin reparo sobre la muerte, la sexualidad, los roles de género y las cambiantes relaciones humanas de la modernidad. Históricamente, la literatura ha aportado -quizá más que otras formas de arte- a los cambios culturales. Es por eso que a continuación presentamos a cinco autoras y autores que con su prosa retan a la sociedad ecuatoriana y cuestionan los paradigmas a los que esta sigue respondiendo.

Gabriela Ponce

Es cuentista por excelencia, dramaturga y profesora universitaria. Gabriela Ponce se asomó para refrescar el movimiento cultural del país con un estilo que no teme salirse de lo establecido y emitir fuertes críticas. Sus obras teatrales hacen uso de espacios poco convencionales, y su obra literaria critica las consecuencias del machismo y el clasismo en nuestra sociedad.

Entre sus publicaciones más destacadas está Antropofaguitas, donde relata diez historias desde voces femeninas -o “mujercitas”, como ella las llama- y su relación con el mundo masculino que las rodea. Los cuentos de Ponce son potentes y en algunos casos, estremecedores. Tratan temas como el aborto, la depresión y la sexualidad femenina sin ningún velo, y no se detienen al crear situaciones perversas alrededor de esos ejes con los que explora la naturaleza humana y sus extremos. La naturalidad con la que se relatan estos cuentos de temas difíciles se debe en parte al uso del lenguaje coloquial quiteño de la autora. Ella te sumerge en una narrativa que, por un lado, resulta completamente familiar y por el otro, te pone los pelos de punta.

Si los cuentos no son lo tuyo, quizá te atraiga más su trabajo teatral. Tazas rosas de té, una obra que fue escrita en conjunto con el Colectivo Mitómana, ganó el premio Francisco Tobar García (2017) a la mejor producción teatral. Una vez más, la autora busca sacudirnos con una obra que trata simultáneamente sobre la Masacre de Astra, evento del país que ha sido históricamente enterrado, y el sufrimiento del personaje principal por la muerte de su hermano. Parece ser que si no es un tema sustancial, no es suficiente para Ponce.

Sandra Araya

No resulta una sorpresa que haya sido ganadora de la Bienal Pablo Palacio (2010) con el cuento Detrás de una puerta, y del Premio La Linares (2015) por su novela corta La familia del Dr. Lehman. Las historias que surgen de la mente de Sandra Araya son relevantes, modernas y quizá un poco torcidas.

Su obra más reciente, El lobo, fue publicada en el 2017. Este libro está compuesto por una corta novela de suspenso -bajo el mismo nombre- y dos pequeños cuentos más. En esta publicación, Araya trata al miedo como un ente paralizador y muestra la atracción que los seres humanos sienten por los mundos prohibidos que propone el terror. Dentro de este universo tenebroso, se desarrollan historias sobre la infancia, los lazos de familia, las relaciones amorosas y la realidad de las mujeres jóvenes en Latinoamérica.

La autora quiteña es solvente, su escritura se puede procesar sin dificultad. Ella tiene un estilo claro, pero a la vez muy bello, y en ocasiones utiliza una prosa poética que logra transmitir imágenes geniales. Traslada al lector a escenas escalofriantes, lo coloca justo ahí, entre el personaje principal y el monstruo. Sin embargo, no intentas huir, sino que buscas seguir leyendo. Además, los personajes principales de sus novelas inspiran una cercanía peculiar, como si uno los conociera o incluso como si fueran reflejos, en algún nivel, del lector.

Leer los textos de Araya es fácil y a la vez estimulante. Si buscas literatura ecuatoriana contemporánea, pero no quieres comprometerte con un libro largo y pesado, ella es tu autora.

Luis Borja Corral

Una vez que acabó la carrera de leyes, este escritor se dio cuenta de su vocación por la literatura. Por suerte lo hizo, de otro modo nunca se hubiera publicado su libro Pequeños palacios en el pecho, una novela que en el 2015 ganó el premio Aurelio Espinoza Pólit. Si el quiteño hubiera ejercido como abogado, quizá tampoco existiera su libro más reciente, Cabeza de avestruz, una colección de cuentos publicada por la editorial Turbina el año pasado.

Si lees a Borja Corral, presta atención a sus personajes y sobre todo a los diálogos que entablan entre sí, algunos críticos afirman que estos representan uno de los aspectos más innovadores de sus relatos. Sus personajes son flexibles y pueden pasar de ser toscos a tiernos, de soberbios a graciosos en tan sólo algunas líneas, sin dejar de lado la credibilidad. Además, sus conversaciones están compuestas de líneas cortas y maneja un lenguaje coloquial que logra representar acertadamente una de las formas quiteñas de hablar.

Luis Borja Corral nos demuestra que no importa cuál sea tu formación académica, la literatura puede aparecer en la vida de cualquiera que apueste realmente por ella.

Mónica Ojeda

La novelista y poeta guayaquileña ha conseguido a lo largo de los años un puesto en el radar de la literatura latinoamericana. Su novela Nefando, publicada en España por la editorial Candaya en el 2016, ha sido reconocida por críticos a nivel mundial. Una vez más, nos encontramos con una autora que busca perturbar al lector, sacarlo de su zona de confort para afrontar temáticas que generalmente resultan ajenas a la literatura ecuatoriana: la sexualidad, la pornografía e incluso temas más oscuros como la pedofilia. Los personajes de su obra también representan un atractivo dentro de este género moderno, son jóvenes y sus historias incluyen videojuegos, internet y música.

Este año, Ojeda tiene un nuevo libro que oscila entre el terror y las dinámicas de la modernidad. Mandíbula es el título de esta obra que también ha sido publicada en el exterior. Esta novela es un thriller psicológico que, nuevamente, busca enfrentar al lector con temas tabú que pocas veces son tratados en nuestra sociedad. Si no te molesta quedar un poco perturbado por la lectura, Ojeda puede ser tu escritora.

Salvador Izquierdo

Salvador Izquierdo tiene un estilo que se puede procesar con facilidad, pero que no escatima en descripciones, él logra crear imágenes gracias a un gran uso del idioma. Desde su primera publicación, el libro de cuentos Autogol (2008), este autor no ha parado de recibir reconocimientos. Entre sus más recientes producciones está la novela Te Faruru, que quedó como finalista para el renombrado Premio Herralde de Novela en el 2015.

A Izquierdo le gusta escribir en primera persona y así colocar al lector directamente en la mente de sus personajes. Casi siempre logra generar una empatía y conexión entre estos dos mundos, algo admirable en el trabajo de un escritor. Por otro lado, los temas que abarca en sus escritos son muy diversos. Tiene, por ejemplo, cuentos sobre perros perdidos y presenta novelas sin trama, contadas a través de retazos de otras historias, que logran cautivar al lector.

Si es que te gusta la música independiente ecuatoriana, quizá reconozcas a Izquierdo como integrante de la banda Biorn Borg, en donde también figuran sus letras y aparece como intérprete. Otro autor multifacético que sin duda te mostrará el atractivo y la fuerza de la literatura ecuatoriana moderna.

 

 

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