4to Encuentro Internacional de Cantautores: Cristina Echeverría

por Ana María López Jijón

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Cristina Echeverría Dayoco Estudio

Foto: Dayoco Estudio

Cuando Cristina Echeverría nombra a sus referentes, es como que te abriera la puerta a su vida musical. Para ella ha sido un camino que comenzó con música clásica (Chopin, Satie, Mozart, Grieg y otros), pasando por el rock latino de Charly García, Gustavo Cerati, Café Tacvba y Fito Páez. Además del jazz con Keith Jarret, Medeski, Martin and Wood… que finalmente la concentra, ahora, en Fiona Apple, Regina Spektor, Emiliana Torrini, Imogen Heap y Cat Power. En su primer EP, lanzado en 2012, se siente un poco de esa transformación. De hecho, sigue buscando su estilo musical. En el Encuentro de Cantautores va a cumplir su sueño: «tocar el piano de cola y sus temas en el Sucre», con sus canciones que nacen de una necesidad por desnudar su sensibilidad.

¿Cuáles son tus expectativas del Encuentro Internacional de Cantautores?

Estoy muy feliz que me hayan invitado para tocar, es un espacio grande por llenar, no digo en cuestión publico, si no me refiero al nivel musical. Confío en el proyecto y en mi músicos. Digamos que en cierta parte mis expectativas ya están satisfechas por el solo hecho de tocar ahí. Ahora, el día del concierto creo que hay gozarla no más y disfrutar del escenario, del público y de la música.

¿Cómo te sientes cuando estás en el escenario?

Cuando estoy en escenario me siento absolutamente feliz, siempre trato de conectarme con la música porque cada canción tiene un sentido diferente y te provoca una diferente emoción. Creo que la clave es disfrutar de ese momento y ser realmente como uno es, sin importar si te están viendo muchas personas. Bailar solita en el escenario si uno realmente está bailando por que lo quiere hacer. La gente se conecta y se contagia de eso.

¿Cómo es tu proceso de creación?

Todo parte del escribir. Estoy escribiendo constantemente y cuando veo que alguno de mis textos puede ser una canción, lo hago. Ya con un bosquejo de la letra, voy construyendo la armonía en el piano y dando una melodía al texto. Después me grabo y voy trabajando con maquetas utilizando Pro Tools y Reason.

¿Te defines dentro de un mismo género musical, o todavía sigues buscando tu estilo?

El género musical, eso siempre me cuesta… en general no sé definir géneros, ahora en mi proyecto sé por dónde va la intención y qué estilo de música quiero hacer. El problema es que no sé como encasillarlo en un solo género. Sé que va por el lado de cantautor latinoamericano: tiene un aire por ahí jazzero pero leve, tal vez solo en armonías, por ahí un toquesito pop y se siente la influencia que tuve de rock argentino. También siento que en unos temas se nota mi influencia más académica y por ahí van unos motivos más de clásico. Entonces es una mezcla de estilos que juntos tienen mucho sentido. Igual creo que la intención siempre es ir evolucionando y cambiando así que tal vez en un año podría ir cambiando. Uno nunca sabe las cosas que va descubriendo en el camino de un proceso creativo.

Cuéntame de tu experiencia como solista.

Ha sido muy enriquecedor, yo nunca esperé tener un proyecto solista. Juan Diego, cantautor, productor venezolano, es amigo mío y un día leí mis textos para él (yo escribo bastante; de ahí parte todo). Me dijo que no había por donde perderse… que debía poner música a esos textos. Me gustó la idea y empezamos a trabajar juntos, más que a un nivel musical a un nivel hasta terapéutico de descubrir quién soy, cómo soy, qué digo con mis letras, cómo las digo… una cosa bastante de conocerme a mí misma y saber las debilidades y fortalezas que tengo. Fue un proceso bastante fuerte que todavía se va a ir trabajando, porque eso es muy largo, pero llegué a un punto en el que necesitaba lanzar mi proyecto. Me estaba comiendo la cabeza, que me decía ‘¡que fue, ya hazlo!’.

Por el lado musical he descubierto igual muchas cosas nuevas y procesos creativos que yo no había tenido; para mí es muy importante trabajar con un productor quien organice mis ideas. Mi productor musical es Miguel Ángel Espinosa.

En una reseña de tu disco para Plan Arteria, Raúl Arias dice que tus canciones son «sensibles sin llegar a la melosería», ¿cómo logras hablar de tus sentimientos sin caer en los clichés?

Qué buena y difícil pregunta, creo que mis letras no llegan a la melosería por dos razones principales. La primera es simple: porque yo no soy melosa (Jajaj). Entonces partiendo del hecho de que mis canciones son un proceso de escritura muy personal -que sale totalmente del inconsciente- (escribo y escribo y escribo hasta que tiene sentido), si yo no soy melosa mis temas no tendrían por qué serlo. Y la segunda razón es porque si se fijan en mis temas, todos tienen un lado oscuro. Al hablar de sensibilidad uno no necesariamente tiene que irse por el lado de lo lindo y de que todo es amor, y la vida es feliz y dulce… uno puede encontrar felicidad o lo «lindo» en cosas feas o desagradable para otros. Es muy relativo. Puedo ser sensible al hablar de dolor, o de ira.

El encuentro busca a cantautores que arriesguen con la palabra, ¿qué significa eso para ti?

A mí me encantó el título de este festival. Para mí tiene todo el sentido del mundo, porque siento que uno muestra quien es, o las ideas que viene de uno mismo al momento de mostrar sus propios textos, sobre todo si son personales. Por ejemplo, yo nunca creía enseñar las cosas que escribía, eran textos que estaban en mi computador y nadie más que yo, los iba a leer. El momento de enseñar esos textos es un riesgo que corro, es más o menos como desnudarse y decir esto soy yo. El que la gente lo acepte y entienda o lo rechace es un susto por el que hay que pasar.

 ¿Cómo ves al escenario de la música independiente en Ecuador?

Ha crecido muchísimo. Me parece que va por un buen camino. Me gusta mucho que las bandas se estén apoyando entre ellas, no siento que haya esta cosa de ‘rencor’ o de ‘envidias’. Más bien es una cuestión de apoyo entre ellas. Si bien este escenario ha ido creciendo mucho, creo que todavía le falta un camino larguísimo, todavía falta posicionar bien a ese escenario independiente. A mí me gustaría llegar a ese lugar en que la música independiente en Ecuador llegue a ser un referente para otros países. Que la música que se haga acá sea real y de buena calidad.

Esto tal vez suene mal pero no quisiera que se convierta en un producto «orgullosamente ecuatoriano», que sea algo que les guste por su contenido: porque es ecuatoriano y hay que apoyarlos… ‘pobrecitos’. Hay que seguir trabajando para la escena independiente y tenemos que ocuparnos de la difusión porque creo que mucha gente no escucha banda ecuatorianas, simplemente porque no tiene acceso a ellas, ni siquiera saben que existen. La cuestión es cómo llegar a los medios masivos sin tener que ser un producto comercial más. Yo creo que sí se puede dar.

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