3vol

por Martín González

¿Qué pasa cuando la música se entrelaza con la raíz de la amistad? ¿Cuando tocar se convierte en eso que da sentido a «ser panas»? ¿Cuando de repente, la banda que comenzó como un hobbie de colegiales, se vuelve algo tan serio como una novia de años? 3vol es una agrupación que ha experimentado todos esos cambios a lo largo de su carrera, como si su música hubiese madurado a la par de la pubertad de sus integrantes. Apenas sobrepasan las dos décadas y ya llevan tocando por lo menos una tercera parte de sus años en la Tierra. Mientras crecen y se encuentran con los cambios que el tiempo y «la madurez» obligan, siguen sonando como si no quisieran que el tiempo pase por encima de ellos.

«No nos conocíamos entre los 3»

Cuando Steven López empezaba la secundaria hace 8 años, se topó por casualidad con Zak Icaza, un man al que no conocía pero que era músico según escuchó alguna vez. El rock los unió una tarde en la casa de Zak, donde decidieron aliar las habilidades en la guitarra del uno, con la fuerza que el otro tenía en la batería. El dúo fue consolidándose y experimentando durante un tiempo, hasta que la música los obligó a buscar un bajista y vocalista para comenzar a definir un sonido propio. Decidieron hacer una audición y ahí apareció Jordan Naranjo, quien no había tocado las cuatro cuerdas graves hasta entonces, pero que pegó naturalmente con el grupo por su energía y sus ganas de tocar. Así quedó consolidado un trío de chamos que poco a poco comenzó a dejar atrás los covers para definirse a sí mismo.

La amistad comenzó a brotar naturalmente entre estos tres desconocidos. Cada nota que descubrían los iba hermanando más mientras el rock moldeaba sus adolescencias. Cuentan que desde temprano recibieron una influencia importantísima de Sal y Mileto, legendaria banda de rock ecuatoriano. Esto debido a que su sonido nació y se crió en la casa de Zak, hijo de Igor Icaza, quien fuera baterista del mítico grupo. Tan fuerte es el legado, que hasta el día de hoy mantienen una estrecha relación con él, quien se ha convertido en su padrino y prestamista más de una vez. Otras bandas, como Rage Against the Machine (por ser tres músicos poderosos) o Primus (por la similitud inconsciente con su sonido), también se convirtieron en fuentes primarias de inspiración y estudio. No obstante, a pesar de llevar estas marcas de nacimiento, su adolescencia rebelde los llevó a definir su propia personalidad, ayudados por la curiosidad. Hoy en día mezclan todo tipo de ingredientes en el caldo espeso del rock pesado que les sirve de base. En su trabajos hay muchísimo funk y groove. A medida que crecen, siguen experimentando para incluir evocaciones de ritmos andinos e incluso algo de samba desperdigada por ahí.

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Los inicios. Tomada del Facebook de 3Vol.

Todos «A Trebolear»

Cuando se dieron cuenta de que ya eran una banda, se enfrentaron a una situación común: encontrar un nombre. En vísperas de uno de sus primeros toques en la Semana del Rock, hace 6 años, reemplazaron un ensayo por una tarde de romperse la cabeza echados en el piso para auto-bautizarse. Apareció Trébol Negro, pero el nombre todavía parecía muy común. La anécdota que cuentan es que minutos antes de subirse al escenario del Festival Semana del Rock, en el 2010, decidieron cambiarlo. Los anunciaron como Trébol Negro, y cuando Steven tomó el micrófono, dio la vuelta a las expectativas del público diciendo: «Somos Trébol». Después deformaron la palabra, para no parecerse a cualquiera. Si iban a tocar rock, tenían que empezar rompiendo las convenciones, por joder seguramente, como dice Jordan.

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Cartel de la Semana del Rock 2010, donde figuran como «Trébol Negro» en el primer día de festival.

Con este nuevo nombre comenzaron a partir escenarios donde pudieran. Festivales underground, la kermesse de una que otra universidad o colegio, bares a los que iban 5 personas, etc. 3vol había llegado para quedarse. Pronto comenzaron a convertirse en un verbo en sí mismos, queriendo tomarse la memoria de las personas invitándolas a sacudir la cabeza y los huesos con ellos: «a trebolear». Con el paso de los años este término se ha convertido en un grito de guerra con el que llaman a su público a desmadrarse en los conciertos. Cada vez son más los que saben todo lo que es, y lo que no es, «trebolear» como Dios manda. Esto se lo deben a haber tocado con fuerza para ganarse un lugar en espacios cada vez más grandes, a pulso. Su álbum debut lleva este nombre, y fue con él que comenzaron a pisar fuerte en todos los escenarios de Quito. Es la insignia del origen.

Los «Efectos Secundarios» del cambio

Iniciaron la producción de un segundo álbum hacia el 2013: Efectos Secundarios, cada vez más técnicos, experimentales y atrevidos. Éste álbum consolida la idea de que las ganas de joder y de ser subversivos corren vivas a lo largo de todo su repertorio. Al haber nacido en una casa rockera, no podían separarse de la rebeldía. 3vol es particular por ser una banda joven, con una postura política. La mayoría de bandas con las que comparten escenario han dejado de lado la protesta para dedicarse más a la introspección o a embellecer lo mundano. 3vol decidió ir por otro camino, y hoy son de los pocos que hacen presencia en los escenarios alternativos escupiéndole a todo el mundo a través de los amplificadores y el micrófono. Títulos como «Caída de Trabajadores» o «Vocabulario Soez» en la era de su segundo trabajo dan cuenta de ello.

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La Fuerza viva. Tomada del Facebook de 3Vol.

El disco Efectos Secundarios fue producido con pausa y meticulosidad. Vio la luz finalmente en el 2014 con un show de primera calidad en el Teatro México. Para sus pocos años, los miembros de esta banda demostraban una solidez correspondiente a músicos viejos y curtidos. Entonces, justo en el momento de apogeo, llegó la crisis. Zak abandonaba la banda para estudiar en Berklee, y de repente 3vol parecía perder el piso. Fue como terminar un noviazgo porque uno se iba lejos. ¿Qué ch%·/&»!»@s hacer con la separación y la distancia?

Después de muchas conversaciones dolorosas entre los tres, Jordan y Steven tomaron la decisión de continuar, y Zak la de respetarlos y seguir apoyando en lo que pudiera desde lejos. Decidieron confiar en la amistad y acudir a Martín Flies, quien ahora es baterista de La Máquina Camaleón. Dieron con él poco después de la partida de Zak, lo cual ayudó a que la inactividad no los absorbiera. Con él adquirieron matices nuevos a su estilo, ya que su bagaje los sacaba un poco de su zona de confort pesada. Sin embargo, el tiempo del que Martín disponía no permitía que 3vol tuviese todo lo que necesitaba de él. Otra vez apareció la incertidumbre. No obstante, de algún modo tenían que seguir, porque nadie bota al tarro más de 5 años de esfuerzo duro.

«Carlín» aparece en el amanecer de una nueva era

En medio de su búsqueda habían escuchado de Carlos Sánchez (Carlín). «Le amaban en el sur por tocar metal como bestia, y le amaban en la San Francisco por tocar jazz como bestia», dice Jordan. Steven se contactó con él en un reto contra el reloj, ya que tenían agendada una grabación. Sus esperanzas parecieron terminarse cuando Carlín dijo que no podía ayudarlos por cuestiones de tiempo. Con la grabación viniéndose encima y la inseguridad mordiéndoles los talones se quedaron en hiato. No obstante, la suerte estuvo de su lado. El otro toque de su «casi nuevo baterista» se había cancelado, y por un azar del destino lograron entrar al estudio con banda completa. Carlín aprendió los temas sobre la marcha, a partir de demos grabados con un celular, y 3vol se salvó por poquito. Había comenzado una nueva era con todo asegurado. Otra vez eran «tres».

Ahora 3vol apunta a nuevos horizontes. Se sienten optimistas y seguros de sí mismos para dar la cara a los nuevos retos que les pone el futuro. Ya no son un proyecto de «chamos» y lo saben. Apuntan a vivir de la música algún día (el sueño idílico de muchos), y para ello saben que tienen que ponerse serios y comenzar a gestionar una imagen más allá de lo que tocan. Deben ganarle al horario para tocar siempre que puedan y para no perder la juventud que caracteriza su música. El Carpazo representa un hito importante en sus carreras. Steven cuenta que han enviado su carpeta al Quitofest y a este festival desde que existen, y que ahora que ha llegado la oportunidad y la madurez para medirse a ella, van a tomarse el festival como: «una vacación». Es el momento perfecto para hacer alarde de lo que saben, para darse a conocer y por sobre todo, para gozar de la música como si nada más importara. Mientras tanto seguirán trabajando duro para proyectarse internacionalmente y de sacar nuevo material discográfico. Hay «treboleo» intenso para largo rato. Como ellos dicen: «#TeCagaste2016».

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Llega una nueva era. Foto de Marco Bizarro.

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1 comentario

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