3 canciones para cachar a las bandas internacionales de El Carpazo

Falta cada vez menos para la cuarta edición de El Carpazo. Ni siquiera el temblar de la tierra ha podido impedir que el poder de la música se combine con la buena onda de las carpas de circo y se riegue por debajo de las lonas. Pese a todos los contratiempos, el cartel del festival mantuvo su consistencia y propone una oferta muy vacilona, incluyendo a cuatro grupos extranjeros que llegan para vibrar en nuestras canchas. Si todavía no cachas quiénes mismo son, acá proponemos 3 canciones fundamentales de su discografía para que sepas qué cantar cuando revienten.

Se espera que después de leer lo que viene, te veas así durante los shows de estas bandas. / Foto: Archivo El Carpazo

Vectores

Empezamos por lo menos conocido. Esta joven banda chilena sacó su álbum debut hace un año y medio más o menos, y sus integrantes rondan los 20 nada más. No obstante, no por eso habría que considerarlos «chamos». Piensa en ellos como los primos chilenos de «Les Petit Bâtards», igual de jóvenes, igual de sólidos, igual de levanta fans. Llegan desde Santiago para defender su propuesta de pop-punk refrescante. Guiños de «The Drums» por ahí, y un poco de «The Killers» por allá. Buenos para vacilar una tarde soleada cabeceando despreocupadamente, podrían poner a prueba la fidelidad de una que otra adepta a las teen bands locales.

«No Pienses» es uno de los singles con que promocionan V de Vectores su disco/carta de presentación. Un himno bailable a la faceta más emo y despechada de cualquier pubertad, que se pega al cuerpo y da ganas de sacudirlo. No piense en lo contradictorio del asunto, solo baile, goce, y repita el estribillo pegajoso: Y no Pienses que eres especial…

Luego está «Luces Altas». El tema es un tanto más introspectivo, aunque escupe la misma carga de ironía. Los agudos riffs de guitarra acompañan bien a una base intoxicante y rápida de bajo-batería y ponen el cuerpo en movimiento más allá de lo que dicta la cabeza. Sacudir a quien la escucha parecería ser la principal dirección hacia la que apunta esta banda.

Si estos dos temas te tripean lo suficiente, entonces es hora de que te sumerjas de lleno en la música de este grupo, como hacen las muchachas que aparecen en el video de «No Pienses».

Astro

Chilenos igual, pero más recorridos, los integrantes de Astro conforman desde 2008 una banda de pop espacial; música de meditación y sanación, le dicen. Prometen un show lleno de psicodelia con colores, luces brillantes y una buena dosis de nostalgia. Esto, debido a que su presentación en El Carpazo sería la última de su carrera, según afirman en su página web. El lado bueno de la despedida es que de seguro vienen con todo, dispuestos a darle duro a la carpa con sus orquesta de sintetizadores intensos.

Con ello cierran una carrera que los llevó a festivales tan grandes como Lollapalooza en Chile o el Primavera Sound de Barcelona. Astro podría ser estridente para ciertos oídos, pero para otros de seguro ofrece la oportunidad perfecta para perder la vergüenza y saltar descalzo sobre el pasto, cual hippie.

«Colombo» es su hit de todos los tiempos, su canción fundamental, la primera en la que uno pensaría al nombrar a la banda. Describir el contenido de su letra, como el de la del resto de sus canciones es muy sencillo, y a la vez muy difícil. Todas hablan de temas místicos y/o animales, como fruto de la mente y la particular voz de su cantante, Andrés Nusser. Colombo es una especie de oda onomatopéyica a los conejos, que los invoca a través de la fuerza de su percusión y el nerviosismo de sus sintes. La canción da ganas de saltar (es casi inevitable) gritando ¡Ey na na!, ¡Ey na na!, ¡Ey, los conejos se están poniendo a bailar! Lamentamos no poder dar mayor información sobre el motivo del título.

«Ciervos», por otro lado, es la del debut. Fue el primer single de su primer LP. Más tranquila y un poco menos electrónica, refleja una etapa menos ecléctica de la banda, en la que todavía estaban encontrando la fuerza de su ser místico. No obstante, no se queda corta en nada a sus producciones posteriores. A pesar de no tener la misma intensidad, mantiene la onda juguetona que construyen los sintetizadores con la percusión fuerte y constante, mientras se escucha una guitarra que contrapuntea todo desde el fondo. En cuanto a la letra, la invocación a la naturaleza es más amplia y algo más filosófica. La canción parte del animal que le da el nombre, para hablar de todas las criaturas del bosque buscando divinizarlas o hacerlas místicas de algún modo. Quizás este tema se goce mejor cerrando los ojos y apretando las plantas lluchas de los pies contra el césped, esta vez sin saltar.

Finalmente (realmente es la del final), está «Manglares». Aunque nuevamente hablan sobre animales místicos, esta vez los invocan a todos para reunirse en «el Manglar», un lugar de renovación, desde donde empezarían una nueva vida. El aire premonitorio que emana la letra del tema podría no ser coincidencia, considerando que la banda está cerca de su despedida. Si algo destaca en él, es el interludio de redoble de tambores, llenándolo de muchísima fuerza. Es muy probable que los chilenos aprovechen la energía de la canción, que parece aproximarse por todos lados a un clímax energético seguido de un poco de calma, y con ella cierren su show y su carrera. La primera vez que pisen Ecuador como Astro, será la última, pero en ella habrán electrificado al pasto y a las abejas.

Onda Vaga

Poder latino, Fuerte y Caliente. Contrarios a su nombre, los integrantes de esta banda traen harta energía, y lo hacen sin recurrir a los instrumentos eléctricos. Radicalmente distintos a las bandas chilenas, su sonido está lleno de vientos, guitarras acústicas, voces en coro y palmas. Actualmente son una de las propuestas más sólidas e interesantes de Argentina. Se destacan por lo particularmente atemporal que puede resultar su música. Su onda es no estar en «la onda» de lo que está de moda, y quizás por eso se consideran vagos: por tocar como les viene en gana.

El show de Onda Vaga viene con aires que invitan a rumbear y agarrar pareja. Es muy difícil catalogarlos en un género, y aunque su discografía propone un viaje relativamente «homogéneo» por ritmos como la rumba, la murga o el flamenco, siempre hay alguna sorpresa escondida bajo el coro de sus voces. Una de las más agradables, quizás, es la cadencia poderosa y profunda de «Tataralí», buen trip al máximo. Este tema está entre lo más conocido de su repertorio y se presta para sentirlo en el estómago y las piernas mientras se corea el pegajoso estribillo. Después del show, es probable que se te quede en la cabeza y lo repitas mil veces mientras sales a caminar.

Entre lo último de su producción se encuentra «Forma de Mujer». Complejo y lleno de matices, muestra una banda que ya se siente consolidada y cómoda con su sonido, que ya le dio su propia sazón, aunque no por nada de esto se aleja de las raíces. La canción mantiene en el fondo todo lo vivaracho de su espíritu latino, nada más que esta vez lo trae refinado con nuevos elementos instrumentales. Más vibrante y rápido, este viene desde su último disco, «Magma Elemental», y podría ser la excusa perfecta para enviarle miradas furtivas a alguna chica/o que se vea interesante en medio de la oscuridad y los esqueletos que se sacuden.

Finalmente, el plato fuerte. Onda Vaga no sería Onda Vaga sin tocar esta canción. «Mambeado» seguramente representó su salto a la fama cuando salió en su disco «Fuerte y Caliente» hace casi 8 años, y hasta ahora sigue sonando con la misma fuerza. Con este tema se dieron a conocer como una banda que buscaba renovar la música alternativa que estaba produciéndose en nuestro continente, regresándola a sus raíces. Será inevitable corearla a voz en cuello y seguir con las palmas las pulsaciones rápidas y nerviosas de su onda flamenca. Cántale a la luna y al sol, cántale a la estrella que te acompañó, cantale a tus amigos con el corazón…

Cuarteto de Nos

Finalmente, la presa más jugosa del caldo. El Cuarteto de Nos es la banda más recorrida y reconocida de las cuatro que vienen de lejos para cantarles a las abejas en Lumbisí. 22 años de trayectoria y 14 discos no pasan en vano. Si no conocías de antes a esta banda, vale la pena que te empeñes en aprenderte las letras de sus canciones para que puedas gritarlas a pulmón vivo cuando ellos las canten.

Han visitado nuestro país en varias ocasiones, y cada vez que regresan jalan a su hinchada a donde vayan, porque sí, son de esas bandas que traen barra propia. Podrán verse cuchos en el escenario, pero están llenos de rock and roll y por ello dejan la garganta en el micrófono y las manos en cada instrumento como si todavía tuvieran 20 años. El broche de oro para cerrar El Carpazo.

Hay muchas canciones por las cuales estos uruguayos ha llegado a ser tan reconocidos. Muchas que podrían considerarse esenciales para entenderlos y encariñarse con ellos. Seguro resuenan «Ya no sé qué hacer conmigo» o «El Hijo de Hernández». Es una tarea difícil encontrar sólo tres, pero por lo mismo se esperaría que después de escucharlas, tú, estimado y distinguido lector, te decidas por buscar más. Pensando en esto, proponemos 3 canciones de 3 momentos diferentes de la banda, que podrían pertenecer o no a lo más famoso dentro de su discografía.

De ellas, la primera es «Yendo a la Casa de Damián». Las rimas que casi parecen rap en la voz de Roberto Musso son el preludio perfecto para el descontrol que viene con el coro de esta canción, que se goza y vive con fuerza más allá del aparente sinsentido de su letra. 10 años cumple este tema y todavía no entendemos por qué les cuesta tanto llegar…

Tres años después del aparecimiento de Damián y su casa, llegó Bipolar, su álbum de estudio número 12. Considerablemente más oscuro y maduro, dentro de él destaca «Mi Lista Negra». Brillante en su letra, es un viaje neurótico que crece en su tensión poco a poco, sin llegar a explotar definitivamente. Deja a todo el mundo ansioso y perturbado con la duda de explorar su propia lista negra o de saber en cuál de todas podría figurar. Este tema sube la adrenalina de todos los asistentes en cualquier concierto en que se toca.

Finalmente, «Enamorado Tuyo». Podrá ser menos rockera, pero en medio de su son de cumbia vacilona, esta canción entrega la misma dosis de amargura e ironía que cualquier otra del Cuarteto. Buena como para gozar de la joda un rato, corearla levantando los brazos y bajarle a la intensidad meneando la cadera con su compás villero. En vivo es un verdadero lujo, pues siempre viene acompañada por el show de baile del bajista Santiago Tavella, que se toma el micrófono y el centro de la tarima para conquistar a todos con el bamboleo de su colosal figura. Este tema proviene de Porfiado, su penúltimo álbum, y ya habla de un momento en el que la banda ha recorrido el camino suficiente como para hacer lo que le da la gana. Por ejemplo, tocar cumbias rockeras o tener cinco integrantes y seguir llamándose «Cuarteto».

Tal parece que valió la pena la espera por ir a descargar el alma en la carpa este año. Estas 4 bandas que llegan desde el cono sur prometen un gran show y de seguro dejarán algunos de los momentos más gratos del festival con su repertorio. Ahora solo queda aprenderse sus canciones para estar listo y gozarlas como se debe: descalzo en el pasto o sacudiendo la camiseta por encima de la cabeza.

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