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“No hay Cine Ecuatoriano, hay ecuatorianos que hacen cine”

By Radio COCOA

April 03, 2012

Juan Fernando Andrade se fue al Matal en Enero 2007. Desde hace meses corría el rumor de que en esta playa manaba, un grupo de narcotraficantes había perdido un cargamento de cocaína en altamar y que algunos pescadores habían hecho un festín con los paquetes encontrados.

JFA escribía entonces para una revista y el viaje significaba trabajo que tenía que rendir cuentas. Al inicio es casi imposible, nadie quiere dar razón de la pesca afortunada. La crónica parece no darse de ninguna manera, entonces aparece El Pescador. “El Hombre de El Matal que ha aceptado hablar conmigo ha pasado ya la mitad de los veinte pero no llega a los treinta. Estuvo pescando todo el día. Acaba de darse un baño para sacarse la sal de los poros”.

El tipo acepta confesar todo si se mantiene el anonimato, si JFA no usa grabadora, si todo es una conversación tipo dos desconocidos que se confiesan su intimidad con un par de cervezas y luego se olvidan.

“Confesiones de un pescador de Coca” gana el tercer puesto del premio de periodismo Jorge Mantilla Ortega; el testimonio de un tipo que pesca un paquete de la blanca, la vende y luego se chupa la plata parece fascinante a Sebastián Cordero, que para entonces ya tiene dos largos y una propuesta de Hollywood. Desde ahí, enero 2007, empieza Pescador.

Entrevistador: ¿Qué es lo primero que se te viene a la mente cuando escuchas pescador?

Juan Fernando Andrade: Andrés Crespo

E: ¿Por qué?

JFA: Porque yo siempre he pensado que el personaje es más importante que la historia, en este caso creo que se me fue un poco la mano. Creo que el personaje de Andrés, Blanquito, es bastante superior a la historia, pero se me viene él porque lo primero que hicimos antes de empezar a escribir la historia con Sebastián fue ver un corto de Andrés que está ahora en youtube que se llama Filo del Tocador; Sebastián me mostró ese corto y me dijo “loco me encantaría trabajar con este man”. Vi el corto. Me cague de la risa.

Me pareció increíble y tenía algo que ahora yo considero afortunado, Andrés por su contextura física no parecía para nada un pescador. El man es blanco, se pone rojo con el sol, lo que en la costa llamamos “colorado”. Andrés se llama Blanquito y va a ser el raro como el outsider de este grupo y lo empezamos a trabajar desde ahí y fue tomar un camino opuesto al de la crónica porque el personaje de la crónica es bastante seguro de sí mismo, bastante vivo, un tipo que no se cuestiona mucho. Blanquito en cambio es un tipo que está convencido por intuición de que no pertenece a ese pueblo. Aparte tiene este pasado medio escondido , que su papá posiblemente sea el prefecto del Guayas entonces él se cree como superior : urbano aunque nunca ha salido de este pueblo. Pero todo esta historia surgió a partir de contar a blanquito como personaje.

E: ¿El cambio del personaje es tuyo?

JFA: Sí, totalmente mío. Si el man era un blanquito, podríamos usar esto como para diferenciarlo del resto que iba a ser gente mucho más campechana, que habla mucho más duro, y por una cosa personal mía. A mi no me interesa mucho la gente que es así muy confiada en sí misma, capaz por mis propias inseguridades, yo creo que mis personajes, la gente que me interesa defender, son gente que se sugestiona, que tiene miedo de hacer cosas pero las termina haciendo y termina descubriéndose y adquiriendo cierto conocimiento a partir de atreverse a hacerlo.

Juan Fernando Andrade escribe para Soho, Dinners desde hace algunos años. Ha ganando tres veces el premio Jorge Mantilla Ortega por sus crónicas. En el 2009 publicó Hablas Demasiado, una novela veloz y entretenida que está ya en su segunda edición.

E: ¿Cómo partes para escribir el guión? ¿Cómo lo diferencia del proceso de literatura, periodismo? El guión tiene ciertas reglas que se tienen que cumplir ¿o no?

JFA: El guión de hecho es mucho más divertido porque estas reglas lo vuelven práctico. Cuando haces una crónica, uno tiene que buscarse una manera medio chévere de comenzar; qué se yo… la gente que comienza el clímax “era una noche fría de lluvia en invierno” o la gente que empieza con el personaje “sus manos eran más grande que la silla que sostenía”; en cambio un guión es mucho más explicito: “Int.Casa. Noche. Blanquito se levanta de la cama ve a su madre, le dice tal cosa” Entonces eso te permite avanzar mucho más rápido. Yo no soy muy rápido escribiendo, me paso más tiempo pensando que realmente escribiendo. Siento que el formato del guión es mucho más cómodo para tratar varias ideas, o darles varios enfoques a la misma escena. De ahí comparándolo con crónica y con literatura y tal, yo siento que todo está mas o menos unido; o sea para mí es escribir en general, yo me dedico a eso. Entonces ciertas cosas son periodismo y ciertas son ficción, pero nunca me ha costado pasarme de un lado al otro. Me pasa lo contrario, que cuando estoy en lo uno me da ganas de lo otro, entonces ahorita por ejemplo estoy en un guión nuevo y quiero acabarlo ya pronto para escribir una novela y esa novela seguramente me dará ganas de escribir una crónica y así.

E: ¿De qué es este nuevo guión?

JFA: Yo soy muy supersticioso. No sé muy bien hasta que punto contarte eso porque el cine es tan impredecible y tan caro, que la mayoría de proyectos terminan no sucediendo. Pescador, cuando empezó, iba a ser una película barata, chiquita, que Sebastián quería escribir en un año y rodar en otro. De la crónica a la película han pasado 5 años. Entonces no me gusta hablar de nada hasta que está el cartel en Cinemark. Lo único que te podría decir ahorita que creo que no va a cambiar. Es una historia de adolescentes costeños en 1994, que es cuando yo era adolescente.

E: Cuéntame tu experiencia de guionista en un rodaje de largo.

JFA: Los rodajes son una experiencia sobretodo física. Los escritores no estamos muy acostumbrados, entonces para mi el rodaje es una cosa bastante agridulce, porque hay que madrugrar (es una cosa que yo odio) y aparte uno está acostumbrado a trabajar solo; para montar una escena trabajan 60 personas o las que tenga el equipo; pueden ser cinco, pero entre la luz, el sonido, el arte, el vestuario, el maquillaje…eso hace que las cosas funcionen mucho más lento y eso me desespera un poco. Yo estudié cine y ni siquiera en la Universidad me gustaba el rodaje, porque había que despertarse muy temprano, porque había que preguntarle a un montón de gente para que sucediera. Con el guión estás con la página ahí y si pasas lo haces, si no, la borras.

Yo fui más bien como cronista para ver como era eso y tratar de escribir de nuevo a partir de esa experiencia y al final, Sebastián se inventó como una posición para mí: los dos escuchábamos las escenas con headphones y yo tenía el guión en la mano, le ayudaba a ver que dijeran las líneas bien, que la pronunciación fuera la correcta, la intención fuera la correcta; cuando suplantaban las líneas, decirle : “oye loco esta línea esta mejor”, era un trabajo más de secretariado. Pero bien, riquísimo.

E: ¿Cómo te sirve tu educación en Cine para luego terminar escribiendo?

JFA: Creo que la universidad te puede dar base, te puede dar consejos, pero de ahí la educación es una cosa muy privada, muy autodidacta, aunque este término sea injusto. Como dice Almodovar, “para hacer cine necesitas mucho más ir al Psicólogo que a la Universidad”. Esa es la cosa, tener uno las ideas claras, la posición que tiene frente al mundo, las cosas que le interesa hablar; luego, cuando tienes las ideas claras, transmitirlas de la manera más clara y entretenida al público. Ese es el camello real y eso sucede cuando te fajas…

«Ratas» es una película que a mi me encanta porque tiene esa mezcla de académica -que todo pasa cuando tiene que pasar y todo pasa por algo-, pero también tiene mucho de intuición; mucho de jugársela por el personaje; entonces si bien la academia te da como un margen o un terreno donde uno puede actuar, a la final lo que importa es que uno desarrolle su propia voz, que su nombre, en el mejor de los casos, termina siendo un adjetivo. Que digan: «haces una película de Cordero porque nadie más la podría hacer así». Para mí ese es el camello real y eso depende mucho de las horas que uno decida pasar viendo películas, leyendo y sobretodo observando.

E: ¿Crees que en Ecuador se pueda hablar algún día de guionista profesionales, especializados?

Hay mucha gente que me ha preguntado cómo es ser guionista profesional, pero yo no soy guionista profesional. Yo escribí un guión porque a Cordero le gustó esa historia y tratamos de manejarla entre los dos. No es que a mi me contratan para hacer historias como en Hollywood donde te dicen “ la historia es de un espía que a mitad del camino conoce una contraespía, se enamora y al final tiene que rescatar al presidente”.

Sí, yo creo que se está dando un montón con los técnicos más de primera línea. Es decir, un director hace una película cada cierta cantidad de años, un escritor capaz igual; pero un fotógrafo, un sonidista, un iluminador… esos manes ya están pasando todo el día, todo el año en rodajes. Son los que más se foguean, los que más ruedan y es lo que está haciendo un montón de bien a la industria (bueno, industria entre comillas), porque tú contratas al sonidista y viene con dos películas encima y sabe mucho más que tú de estar en el plato. Eso solo puede ser bueno.

Segundo yo creo que sí; que eso va a pasar con los guionistas porque veo que cada vez hay más películas que son o co-escritas con alguien o escritas por otro tipo. Ahora vi que ganó un premio una película que se llama UIO de Micaela Rueda y (creo que está basada en la canción de CAN CAN que se llama UIO). El poster me gustó mucho porque dice una película dirigida por Micaela Rueda y escrita por ni se que man… (bueno, si haces eso también deberías poner fotografía por…) Pero me refiero que ya hay más gente que le está apostado solo a escribir, entonces yo creería que sí, y por mi, bien… también para que haya más trabajo para mí.

E: Tu dijiste en una entrevista que no haces crítica de cine sino barra ¿por qué?

JFA: Creo que en Ecuador no hay crítica ni de libros, ni de cine, ni de música. Hay reseñas, hay opiniones en el mejor de los casos como solía hacer Roberto Aguilar con la televisión en El Comercio; hay guías que te ayudan como a traducir la relación entre los medios y el espectador, pero no hay gente que realmente pueda desmenuzar una obra artística por lo menos en esas tres cosas que te mencioné y forjar una opinión que pueda hacerse colectiva o no. Yo por eso digo que hago barra yo trato de comprender las películas que me gustan y de desenmascarar las películas que siento que me están engañando o me han traicionado.

E: ¿Se necesita de una crítica ecuatoriana?

JFA: Sí. Creo que se necesita de una crítica, pero para que haya una crítica se necesitan cosas que criticar, entonces, aunque cada vez hay más películas ecuatorianas, no hay todavía lo suficiente como para formarse un criterio acerca del cine ecuatoriano. Yo creo que no hay cine ecuatoriano, hay ecuatorianos que hacen cine que cada vez son más. Pero para hablar de un autor en particular, tendrías que por lo menos hablar de tres obras y creo que las únicas personas con tres películas son Sebastián Cordero, Mateo Herrera y Camilo Luzuriaga. Entonces no hay realmente un espectro para decir que temáticas se repiten o coinciden en el cine. Es como cuando me preguntabas si hay guionista profesionales… Yo no sé, capaz si hay, pero se verá de aquí en diez años cuando haya una cantidad de películas importantes y veremos cuántas películas son escritas por director y cuantas por otra persona.

E: ¿Cómo crees que esté en 10 años?

JFA: Con todo lo que está pasando tecnológicamente, yo creo que la producción se va ir hacia arriba. Creo que por lo menos en cantidad. En calidad, pues… ya lo ocupará cada uno, pero veo que cada vez se rueda más, cada vez hay más gente dispuesta a rodar de maneras más siglo XXI; yo veo cada vez más iniciativa por creer y eso a mí me anima un montón, a mi me gusta más hacer las cosas que preocuparme luego de cómo les va. Ahorita hablando de Pescador siento que es algo que ya pasó hace mucho tiempo, que ojalá la rompa y esté un año en cartelera, pero si no pasa fresco, ya estoy haciendo otra y eso es realmente lo que me mueve. Veo tanta gente creando a mi alrededor que solo puede ir para adelante.

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