Si tienes una «guitarra vieja que te acompaña», o si no te acompaña y se está empolvando en una esquina de tu cuarto, es hora de revivirla cachando los tutoriales de Youtube de estos monstruos de las cuerdas.
Casi podría decirse que la guitarra forma parte del subconsciente del ser humano promedio. Todos tenemos un tío que saca la guitarra en las reuniones familiares después de un par de copas de más. Un pana que la lleva a las fogatas en reemplazo de la novia que le falta. Un primo grande que la guarda en su cuarto como parte de un altar sagrado. Todos hemos querido aprender alguna vez para lucirnos en algún lado.
En ese camino, los músicos que han llegado más lejos son los que cacharon a su manera que tocar la guitarra es como un juego. Algunos de ellos son unos verdaderos capos, tocan entre nosotros, y se graban para enseñarnos a guitarrear sin que terminemos viéndonos así en el intento:
Mauro «El Chinito» Pazmiño
Guitarrista de Colapso y Descomunal
El Chinito, como lo conocen en el medio metalero, trabaja como profesor universitario de Biología. Cuando sale del aula desata la bestia interna y se convierte en el guitarrista de dos de las bandas de música pesada con más trayectoria y reconocimiento en nuestro país.
Dice que su única aproximación «formalmente académica» a la música se dio cuando practicó piano en la infancia. Ya más grande se fue de cabeza en el espiral del heavy metal y comenzó a practicar tocando las canciones que le gustaban, sacándolas de oído o bajándose las partituras de páginas web. Para él, grabarse comenzó como parte de un juego, una forma de compartir conocimiento con otros fans que también querían aprender a tocar como sus ídolos y que aún no habían logrado descodificar sus temas.
Esto fue en 2008, en una era un poco más primitiva del internet. «Descubrí una comunidad pequeña de guitarristas que hacían covers, me llamó la atención y una vez intenté. En ese tiempo tuvo bastante aceptación, y por eso hice más videos».
La idea era lograr sacar los temas «Correctamente al cien por ciento». Viendo que tuvo pegue, Mauro también se dedicó a compartir las partituras que lograba transcribir, cosechando así su propia comunidad de seguidores.
Siempre lo ha hecho en pastillas, porque según dice entre risas nerviosas, no le gusta hacer covers completos: «después de tres minutos ya se va la atención». Su vuelo está más en descifrar la técnica detrás de las partes más complicadas y llamativas de las canciones.
Cuando la música pasó de ser un hobby a ser un oficio, Mauro renovó el propósito de sus videos, consciente de que el heavy metal es un género musical que requiere de un nivel de técnica y visión altísimo. Al fin y al cabo, ahora forma parte de Descomunal, una banda que tocó sus canciones con la Sinfónica Nacional hace un par de años. Como músico lo tiene muy presente: «A veces uno escucha y no se percata, pero cuando ya ves lo que el man está haciendo te das cuenta de otras cosas.»
Grabarse ya no solo se trata de jugar con la guitarra y compartir partituras a otros aficionados, sino de hacer que el empeño que pone en reinventar las partituras de sus bandas «no se quede en el olvido». Ahora se trata de que su música sea socializada entre todo el mundo. Él piensa que hacer esto no le quita nada a las bandas, sino que más bien es un aporte para los fans.
Dice que tiene un par de videos guardados que quiere subir a facebook semanalmente para enseñarle a la gente a tocar los riffs de Colapso y de Descomunal. Esto, en conjunto a los libros de partituras de ambas bandas que están por salir para conmemorar el décimo aniversario de sus discos.
Andrés Noboa
Fundador de Blues S.A. y guitarrista de Wañukta Tonic
Andrés Noboa es un guitarrista prolífico, de esos que conversan con la guitarra y hacen que ella converse con el público. Se mueve en el terreno de «la música compleja», porque a eso se acostumbró, según dice: «estoy repleto de huevada y media en la cabeza».
Eso le ha requerido aprender y desarrollar algunos «trucos guitarrísticos«. No como mañas ni atajos para tomar la vía fácil, sino como formas de abrirse un espacio en el que se puede aprender viendo tocar a otro, a través de la experiencia, de lo práctico, del juego.
«Uno se pone a hacer trucos en lo que sea. Empiezas a hacer trucos cuando tienes afianzadas las bases de cualquier actividad, cuando te das el lujo de llegar a un espacio lúdico». Como él lo plantea, los trucos son como llaves para abrir puertas nuevas en el mundo de tocar la guitarra, a través de lo palpable.
Aun con un máster de composición en su historial, reconoce que el mundo de la técnica no se desarrolla si no es en las manos del que toca. Un instrumento no se aprende desde la abstracción de un libro, añade. «Si no puedes ponerle en las manos, cantarle o improvisarle, nunca llega a vivir».
Noboa afirma que la guitarra tiene limitaciones frente a otros instrumentos, dada su construcción, que a veces la hacen poco amigable para tocar. Por ejemplo, está el hecho de que el mismo acorde pueda encontrarse en 5 o 6 lugares diferentes. No obstante, su ventaja más grande es que «está en todas partes. Es el instrumento popular por excelencia».
Como profesor de guitarra, entendió que ese rasgo hacía que la gente se enganchara con la guitarra desde lo cotidiano, sin tanta parafernalia de conservatorio. Por eso decidió ampliar su actividad pedagógica a estos videos, para mostrar «cosas que suenan» y que puedan ser replicadas más allá de lo que él dice frente a la cámara, para convertir la teoría en algo concreto y vivencial.
Reconociendo que cada músico tiene su propia aproximación a lo que toca y cada cosa es válida ese contexto, Noboa se plantea construir una especie de puente entre el mundo de lo empírico y lo académico. Lo que importa es que ninguno de los dos lados vea negado su potencial como camino para aprender a hacer música.
Durante un tiempo grabó sus trucos guitarrísticos con la ayuda de Jaime Zapata, amigo cercano suyo, que es productor audiovisual y ahora vive en Los Ángeles. Dado que se quedó sin camarógrafo, ahora Andrés quiere regresar a hacer sus videos de forma más informal y planteándose el desafío de hacer «trucos guitarrísticos de un minuto» que pronto planea sacar en Instagram.
Alex Alvear
Bajista legendario del Ecuador. Fundador de Wañukta Tonic
Alex Alvear revolvió la idea de lo que teníamos sobre «música nacional» y sacó uno de los discos más particulares de la biblioteca sonora ecuatoriana, el «Equatorial«. En sus manos, las cuerdas se convierten en una fiesta.
Sus seguidores han adoptado sus temas como parte del soundtrack de su vida, y se han mostrado ávidos de aprender a tocarlos como él mismo desde hace tiempo. Así nacieron sus tutoriales, como una respuesta al llamado de los fans.
«La música es universal y ha estado ahí mucho antes que yo», dice Alex sonriente. Comenzó a hacer sus tutoriales como respuesta a las peticiones de sus seguidores apenas regresado de la Yoni, «cuando tenía un poco más de tiempo libre».
Así nomás, con su webcam y en la sala de su casa, Alvear se sentaba para mostrarle a la gente sus temas paso a paso, para que pudieran tenerlos, hacerlos suyos, compartirlos en su siguiente fogata.
Alex se consagró como bajista en un inicio, y el paso a la guitarra no se le dio tan fácil. Cuando volvió a Ecuador y formó Wañukta Tonic, decidió dar paso al talento de su hijo Matías.
Esto le significó un cambio drástico. Se desplazó hacia la guitarra, a pesar de que no es un instrumento con el que se siente totalmente cómodo ni 100% seguro de subirse al escenario.
Compartir la técnica al mundo es una forma de repensar su proceso y su camino con la música. Él mismo la perfeccionó a partir de tutoriales, y por eso, hace los suyos, para devolver el favor a la gente: «como dicen los gringos: pay it forward».
«Yo aprendo al estar enseñando. No me sé los nombres de los acordes ni nada, entonces esto me obliga a repensarlo». Los tutoriales se le han presentado como un desafío para recordar sus formas de composición de la forma más sencilla y digerible posible.
«Mi proceso creativo no ha cambiado en décadas. No conozco otra manera de hacerlo». Alvear toca la guitarra como si se tratara de manejar un auto, como un proceso subconsciente. Por esta razón, sus videos se convierten en una especie de ejercicio para la memoria.
No ha vuelto a grabar tutoriales hace un par de años por falta de tiempo, pero quiere regresar a hacerlo, dice. La idea le entusiasma, porque en esos tutoriales ve una forma de retribuir al mundo lo que ha aprendido. «Mientras más chance tengas de compartir tu música, mejor.»