Fuera de las salas de ensayo, Raúl Molina, Juan Miguel Marín y Maggie Camps dedican su creatividad en proyectos alternos a la música. Aunque parezca una coincidencia, el estilo que emplean en sus otras actividades -de diferentes áreas artísicas- siguen un mismo hilo conductor, revelando así, su personalidad y forma de ver la vida de manera más profunda.
Raúl Molina
Es uno de los bateristas más talentosos en el medio, y posiblemente uno de los más activos (teniendo en cuenta su corta edad). Su participación en la música es ecléctica: jazz y reggae en Jazz the Roots, hip-hop y latin groove con Guanaco MC, indie pop con Paola Navarrete, por mencionar algunos de los proyectos en los cuales está involucrado.
Quienes lo conocen a través de su página de Facebook o Instagram, saben que Raúl tiene otro talento: la poesía. Sobre todo, bajo la influencia de escritores guayaquileños, la poesía de Raúl hace eco de sus coloquialismos y jergas, a través de los cuales trata el tema del amor y lo metaforiza con imágenes cotidianas. Vale mencionar que Raúl está en proceso de escribir su primer libro, el cual será publicado en noviembre con Inventario Editorial.
Juan Miguel Marín
Es el baterista de la banda Legs, la cual está basada en Brooklyn y en el 2013 sacó su primer EP. Por otro lado, Juan Miguel produjo el documental «La Casa del Ritmo», que cuenta la historia de la célebre banda «Los Amigos Invisibles», en torno a la celebración de sus 20 años de trayectoria.
Esa relación con el cine y la música, la ha profundizado a través del arte y el diseño gráfico. Diseñó la portada del álbum de Los Pescados, «Por la boca muere el pez», y la parte interior de «Love This Giant» de St. Vincent junto a David Byrne. Además, la gráfica de «Mejor no hablar (de ciertas cosas)», de Javier Andrade.
«Siento que cada vez la línea que define lo que hago es más borrosa, y me siento súper cómodo con eso. Con el tiempo he aprendido a dejar que mi arte personal tenga su espacio, y que la música no sufra por eso. Al fin y al cabo siento que mi mundo ideal debe estar lleno de música y arte, sino me dan ansias», dice Juan Miguel sobre su trabajo.
Maggie Camps
Escribe las letras y es la vocalista de Sweet Sandra, una banda cuya propuesta musical y estética se basa en el kitsch y el punk. La cantante guayaquileña ha llevado adelante este proyecto junto a Alberto Moncayo y Javier Izquierdo. Particularmente, en su álbum «Nasty Disco» se puede apreciar el frenesí de sus ritmos, que hacen que sea irresistible moverse de las maneras más descabelladas posibles.
Sin embargo, además de hacer bailar a todos, Maggie también es también una pintora excepcional. Sus pinturas, de cierta manera, hacen visibles las imágenes que genera su música. Entre explosiones coloridas y figuras abstractas, Maggie explora el «universo de la mujer moderna del siglo XXI». Con este trabajo, ha participado en varias muestras en España, Ecuador y Estados Unidos, y su obra cada vez se está haciendo más reconocida.