Este es el mes perfecto para cabecear y subir el volumen de los parlantes al máximo. Esta vez, la lista de música pesada trae cero concesiones y pura crudeza, con un rock que pisa tan fuerte como cien mastodontes.
1. Fawn Limbs / Álbum: Sleeper Vessels
No podría decirle nada a alguien que se queje del sonido de bandas como Fawn Limbs. Y es que el mathcore y el grindcore terminan siendo muchas veces arrolladores e inmisericordes con el escucha, cuasi repugnantes en muchos pasajes, por su función de endosar una espiral caótica de sensaciones insatisfechas y temáticas brutales.
Asistimos así al reto que supone desmontar estructuras que se alzan como barreras. Al desafío de sortearlas para apreciar un trío de increíbles músicos nativos de Pennsylvania, Estados Unidos, que traen un disco salvajemente violento y crudo, en uno de los subgéneros más aplastantes de la música pesada.
Grato es destacar en Sleeper Vessels modernos cortes al estilo del sludge metal y sendos pasajes en los cuales el caos no es contradictorio con el crecimiento del sonido del disco. Igualmente, es posible percibir arreglos al estilo del jazz, o interludios electrónicos. Todo concentrado en los malignos 28 minutos de duración del disco, que va a encajar perfectamente en amantes de otros actos como The Dillinger Scape Plan, Car Bomb o Pig Destroyer.
2. Napalm Death / Álbum: Throes of Joy in the Jaws of Defeatism
Pilares fundamentales de la música extrema y embajadores por más de tres décadas del sonido más despiadado del metal, siempre traen consigo sorpresas en sus creaciones, que están alejadas de los cánones de cómo traducir el horror. Throes of Joy in the Jaws of Defeatism es un disco imperdible en la evolución del arte de la destrucción. Es una placa primitiva y casi hipnótica en muchos pasajes.
Aunque distantes del original grind o de los poderosos riffs al estilo del death metal de los 90s, Napalm Death tiene esta vez más de avant garde y post punk. Todo cubierto de un manto de consternación inmutable.
La temática social y política actual han contribuido, sin duda, en la profundización de los tópicos que constantemente son abordados por los ingleses. Lo cual me lleva a pensar que la irreverencia que encendió todo hace tantos años está ahora más que presente, al mostrar que están dispuestos a ser un ente cambiante y diverso, pero siempre oscuro.
3. The Ocean / Álbum: Phanerozoic II: Mesozoic | Cenozoic
Uno de mis actos favoritos. The Ocean trata siempre de mantener una marca distintiva en cada composición, pero como si fueran partes de una temática más grande e inexpugnable. Se mantienen rastros del álbum anterior Phanerozoic I, Palaeozoic (2018), en sus primeros temas, para luego mutar en su permanente identidad.
Con una instrumentación más ligera y con recursos más calmados, esta segunda parte tiene un cautivante vaivén, que va ganando fuerza, especialmente en la acertada voz de Loïc Rossetti, que maneja las emociones de las composiciones perfectamente. Igualmente, siempre es destacable el manejo creativo de todo el universo que forma The Ocean, dirigido por el guitarrista Robin Staps.
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La cohesión instrumental del álbum es congruente internamente. Contrapuesta, eso sí, con la fuerza del primer acto y con una apropiada ambientación de la desolación con la que culmina el disco.
Los germanos son expertos en llevar el sludge metal a un crescendo simplemente espléndido.
