Te presentamos a uno de los secretos mejor guardados del metal nacional, la verdadera nueva placa de una banda polaca que se dividió en dos y un disco de black que se presta para ser catado por todo tipo de oídos. La lista pesada de este mes superará todas tus expectativas.
1. Lasen / Álbum: Vertigo Andes
Uno de los secretos mejor guardados del metal nacional, en mi opinión, fue, y sigue siendo, Lasen. Y, como pretexto del concierto de Varathron, en el que son teloneros este mes, decidí dedicarles unas cuantas líneas. Qué mejor que crear la expectativa para verlos en vivo.
Decía “secreto” por varias razones, a saber: los escenarios donde daban conciertos casi siempre fueron pequeños, manteniendo un aire familiar y de exclusividad en el que fue creciendo una ferviente base de seguidores. Tuve el privilegio de asistir a varios de ellos con los lanzamientos de las dos primeras placas de la banda, Analogo y Al diablo nuestro mundo.
Aun así, la banda tuvo algunos periodos de recesión y cambios de alineación, por lo que estuvieron fuera de escena y se escuchaba poco sobre ellos. Un aura de retraimiento y soledad siempre estuvo presente y primaba en toda la creación de Lasen. Es así como jugaron siempre con una experimentación musical sombría e introspectiva, y esta se convirtió, pienso yo, en la principal razón de su secretismo.
Vertigo Andes vio la luz el año anterior y tuvo un limitadísimo lanzamiento de 50 copias, en versión USB, dentro de una caja de madera, todo sumamente elegante. Cinco temas que me recuerdan mucho más a una versión experimentada de los inicios de la banda que a la parte más pesada e intermedia, en la que primó el death metal rudo. Resuenan más los teclados, los arreglos de cuerdas y ese doom de antaño, con toques de altura, altura de páramo. Para cerrar, Lasen es una experiencia miles de veces más abrumadora en vivo que en disco. Imperdibles.
2. Batushka / Álbum: Panihida
En los últimos tiempos, la controversia ha sido lo que más ha sonado de los polacos Batushka. Y es que una división intestina de la banda y la pelea por los derechos musicales de la misma arrojó mucho drama. Curiosamente, sucedió algo poco visto en mundo de la música. Salieron dos discos al mismo tiempo, con cada uno de sus hacedores clamando ser los originales Batushka, y con un sequito de admiradores apoyando el lado de su preferencia.
Dejando a un lado la tragicomedia, dentro de la que sucedieron muchos hechos y material para los abogados, decidí que el disco Panihida era el que quería exponer, ya que mantiene lo que, considero, es la esencia de los polacos, con su ritual de iglesia oscura ortodoxa recorriendo la música. El digno sucesor del legado de Litourgiya.
Asimismo, no creo que se debería confundir este álbum con Hospodi—nombre del otro disco, el que salió al mismo tiempo, pero que fue creado por la otra parte de la banda—. Es un trabajo muy bueno, pero suena a otra agrupación, con símiles y toques varios de lo antes creado, eso sí. Pero no suena al alma y aliento primordial de Batushka.
Parece ser que cada lado empujó su disco a una pelea constante en el metal. Por un lado, la sobreexposición que, por el azar, puede tener una banda que prefiere —al menos fue así en un comienzo— el anonimato y lo oculto del underground. Por otro, la banda que deliberadamente busca elementos más populares y, con esto, quizá más visualización y reconocimiento.
3. Darkthrone / Álbum: Old Star
Para estar claros, si desde hace mucho no has escuchado sobre esta banda, te ha sucedido algo muy inusual. Después de todo, Darkthrone ya tiene a su haber más de una quincena de discos desde los años 80, siendo de seguro su periodo más reconocido el de los 90, con obras como Under a Funeral Moon, Transilvanian Hunger y A Blaze in the Northern Sky.
Sin embargo, como muchas bandas de antaño, su sonido fue cambiando con el tiempo. Y también la madurez de sus integrantes se fue haciendo patente, hasta lograr una personalidad más recatada en cuanto al black metal de otrora, ese que incluía el uso de pintura en el rostro y la práctica abundante del blast beat. Así, en Old Star existe todavía un aura de recuerdo en muchos temas, y las temáticas oscuras persisten, pero con una menor disciplina militar en cuanto a la brutalidad. El Darkthrone actual entra perfectamente en la categoría del black&roll, palabra con la que algunos han bautizado el ritmo actual de estas bandas.
Con cada disco, la banda ha tenido una suerte de desafío entre lo que está permitido y lo que no. Y, pensando desde los bordes, como ocurre dentro de toda la contracultura, ¿no es esto lo que supuestamente desafía la creatividad, en especial respecto a la música que habla y se precia de ir contra la corriente? Para los fanáticos más ortodoxos sin duda es un reto. Para otros, una oda a sonidos heavy metal oscuros como los de Celtic Frost o Venom, pero con riffs mucho menos pesados y más rockeros como los de Black Sabbath. No cabe duda de que hay para todos los gustos.