Sonido Perdido: CAIFE es un podcast original de Spotify, estrenado el 18 de mayo. Creado por Daniel Lofredo Rota (Quixosis) y Jorge Durán, es un recorrido por los sonidos del Ecuador y por la historia de una familia que ha sobrellevado el legado de un personaje tan oscuro como brillante.
Ay, los difuntos abuelos, cuánto trauma, cuánto legado. Por bienestar propio y salud mental, algunxs tenemos que recordarnos que no somos ellos ni sus demonios. Aunque ciertamente es imposible escapar del todo de su historia –que forzosamente también es la nuestra– . Mucho menos cuando se van dejando una oficina con 45 años de acumulación de papel, cartas, basura y…¿un tesoro nacional e histórico?
Bueno, sí, eso le pasó a Daniel Lofredo Rota, quien en este punto ya no es alguien desconocido, menos aún si lo llamamos por su nombre artístico: Quixosis. Sabíamos que el corazón de la propuesta musical de Daniel latía por las cintas de música nacional que encontró en la oficina de su abuelo Carlos Rota, cuando éste murió en 2014.
Rota había grabado a grandes representantes de la música popular ecuatoriana y latinoamericana de la época en los años 50s y 60s con su sello discográfico: CAIFE.
Pero lo que probablemente muchos no sepan es que, a su muerte, Daniel y su familia no solo habían heredado esa acumulación y esas cintas, sino también un pesado trauma intergeneracional. Todo eso nos lo cuenta el propio Daniel en Sonido Perdido: CAIFE, un podcast original de Spotify, producido por Teletigre Bogotá y estrenado el 18 de mayo.
En 8 capítulos exquisitamente sonorizados, el podcast reconstruye un pedazo de la historia musical del Ecuador y retrata en claroscuros al personaje responsable de ese crucial e histórico episodio musical, olvidado por años: Carlos Rota.
Un viaje, un homenaje
Escrita y presentada por la periodista musical Nadia Orozco, la serie arranca en el lugar donde todo empezó: la oficina de Carlos Rota, ubicada en el sector La Mariscal, en Quito. Es fácil engancharse al primer episodio, tanto por el qué y el cómo de lo que nos cuentan.
La narración es dinámica y sobre todo, es íntima. De entrada nos enteramos que Carlos fue una figura ausente en la vida de Daniel y que limpiar esa oficina en 2014 significó para él: “el reconocimiento de una persona a través de la suma de objetos”.
Carlos Rota fue un acumulador compulsivo, pero ese fue solo uno de los rasgos de su complicada y muchas veces oscura personalidad. A medida que avanzan los episodios vamos descubriendo sus extravagancias, ingenios y ruindades; al tiempo que conocemos a los músicos fundamentales que alguna vez dieron vida a CAIFE: el dúo Benítez-Valencia, las hermanas Mendoza Suasti, Eduardo Brito Mieles, Raúl Emiliani, Biluka y los caníbales, etc.
Desde los primeros minutos queda establecido que no se trata de un podcast estacionario, inmóvil. Por momentos nos lleva a recorrer las calles de Quito y en otros, pareciera que estamos compartiendo una conversación de sobremesa entre Daniel, su mamá Francesca y su tía Gabriela, hijas de Carlos.
Es un viaje de inicio a fin, del capítulo primero al octavo. Además nos transporta fuera de Quito, específicamente a Imbabura (Chalguayacu e Ibarra), para conocer otras orillas de la música nacional.
Es un documental, pero me encanta que sea podcast por una razón. Aunque en imágenes hubiera sido una experiencia chévere, creo que haberle apostado exclusivamente al audio para contar esta historia es también un homenaje a toda esa tradición radial que prevalece y resiste al tiempo en nuestro país y región.
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De una podcast lover a otrxs, prometo que escuchar Sonido Perdido: CAIFE es tiempo disfrutado y ganado. Pero, por si aún no están convencidos, solo agregaré que es un producto al servicio (y sanación) de nuestra memoria colectiva que tanto estímulo necesita. Decir más, revelar más detalles es arriesgarse a arruinar la magia de escucharlo por primera vez. Disfrútenlo.